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Política

Dios salva a la reina

Como siempre, a la Argentina la asiste el derecho en las Malvinas, no la simpatía de los isleños Puestos a hacer memoria, los británicos recuerdan con tanto recelo la Guerra de las Malvinas como “la mano de Dios”. La reacción de Margaret Thatcher ante los afanes bélicos de Leopoldo Fortunato Galtieri no tiene punto de comparación con el timo del primer gol de Maradona en la Copa del Mundo de 1986, en México, pero, en la memoria colectiva, ambas circunstancias reflejan la peor imagen de los argentinos. En esa imagen distorsionada, e interesada, no caben la belleza y la destreza desplegadas por Maradona en el segundo gol del mismo partido, injustamente opacadas por la viveza del primero. Son las dos caras de una misma moneda: cómo nos ven y cómo queremos que nos vean. En el Foreign Office, las Malvinas, así como la Argentina, están tan lejos de ser una prioridad. Cada año, el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas insta a ambas partes a debatir la soberanía de las islas. Gran Bretaña hace (leer más)

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Política

Crónicas terrícolas

Es más fácil hablar con extraterrestres que acordar un plan para paliar el desempleo A Marte “llegaron porque tenían miedo o porque no lo tenían, porque eran felices o desdichados […] Cada uno de ellos tenía una razón diferente. Abandonaban mujeres odiosas, trabajos odiosos o ciudades odiosas; venían para encontrar algo, dejar algo o conseguir algo; para desenterrar algo, enterrar algo o alejarse de algo. Venían con sueños ridículos, con sueños nobles o sin sueños. El dedo del gobierno señalaba desde letreros a cuatro colores, en innumerables ciudades: «Hay trabajo para usted en el cielo. ¡Visite Marte!». Y los hombres se lanzaban al espacio”. En sus Crónicas marcianas, Ray Bradbury imagina en la década del cuarenta la colonización de Marte en un año todavía incierto y remoto: 1999. La humanidad, acechada por el desempleo y otras plagas, abandona la Tierra en sucesivas oleadas de cohetes plateados con el fin de establecerse en ese planeta. Son invasores, irrespetuosos de la cultura ajena. Terminan diezmando a la población nativa con un arma letal: el contagio de sus (leer más)

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Política

No nos dejes caer en la tentación

Los negocios privados de los mandatarios despiertan suspicacias en todo el mundo Apenas concluye su labor como canciller de Alemania, Gerhard Schröder acepta ser el presidente del consejo de vigilancia de una filial de la compañía Gazprom. No espera ni un mes. Pasa a cobrar 350.000 dólares anuales. Es un escándalo. Entre sus últimos actos de gobierno, el antecesor de Angela Merkel brinda avales al gigante gasífero ruso para un préstamo. De saber que va a ser uno de sus principales ejecutivos, ¿habría sido más cuidadoso en los acuerdos con su amigo Vladimir Putin? En Alemania y otros países son incompatibles los negocios privados con la función pública. Difícilmente salga indemne un mandatario cuyo patrimonio se incremente en forma excesiva durante su gestión o, después, se valga de una posición de privilegio para hacer una diferencia, como en la Argentina de los Kirchner. De hacerla, esa diferencia será para la campaña por la reelección, como ocurre en 1996 con Al Gore como ladero de Bill Clinton: le achacan que usa el teléfono de su despacho, (leer más)

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Economía

La redistribución de la pobreza

Desde hace un año, Suiza insiste en enviar a Haití parte del dinero del clan Duvalier En el Palacio Presidencial de Haití, estrujado como un papel tras el terremoto del 12 de enero, el mandatario René Preval, en jeans y camisa, es puro ojo para su teléfono móvil. Lee en un mensaje de texto que puede ser repatriada parte de la fortuna del clan Duvalier, depositada en bancos de Suiza. No es una novedad, pero ayuda: el gobierno de ese país insiste desde febrero de 2009 en devolver esos fondos “de origen criminal” al pueblo haitiano; lo convalida la Corte Suprema. Enhorabuena. Son 5,7 millones de dólares. Es parte del capital con el cual ha procurado asegurarse un exilio confortable Jean-Claude Duvalier, alias Baby Doc, hijo del difunto François Duvalier, alias Papa Doc. Más que necesidad, en 1986 hay urgencia en Haití y el exterior en deshacerse de la dictadura instaurada en 1957 por Papa Doc y continuada tras su muerte, en 1971, por Baby Doc, presidente vitalicio desde los 19 años. Tanta es la (leer más)