
Confesiones de invierno
A diferencia de Saddam, el régimen de Kim Jong-Il se ufana de la fabricación de armas nucleares y de su posible uso SEÚL, Corea del Sur.– En el primer cuadro, un lugarteniente dice a Saddam Hussein: “Hemos ocultado nuestros misiles”. En el segundo, alzando la mano, dice: “Hemos ocultado nuestros materiales nucleares”. En el tercero, bajando la mano, dice: “Hemos ocultado nuestros agentes químicos y biológicos”; recibe como respuesta: “Espléndido”. En el cuarto y último cuadro del cartoon de Steve Kelley, de The Times-Picayune, de Nueva Orleáns, reproducido por USA Today, el líder del régimen de Irak dice a uno de los inspectores de armas de las Naciones Unidas: “No tenemos nada que ocultar”. Miente, pero, a la vez, no miente, convencido por su lugarteniente de que ya han ocultado todo y, por lo tanto, no tienen nada que ocultar. Nada por aquí, nada por allá. Y el resultado, cantado, da cero. Como cantado parece ser el resultado en sí de la misión de los inspectores, persuadidos del movimiento de tropas dispuesto por George W. (leer más)