El revés de la trama terrorista
Esta vez, el hombre de la furgoneta no era un extremista musulmán barbado de fuertes creencias religiosas y odios acumulados. Era un individuo blanco, bien afeitado, de Cardiff, Gales. Lograron reducirlo. En el suelo, inmovilizado por el imam Mohammed Mahmoud para evitar que fuera linchado por una multitud enardecida, repetía: “Ya he hecho lo que tenía que hacer”. Darren Osborne, de 47 años de edad, padre de cuatro hijos, quemado por el desempleo y el alcohol, había arrollado a una decena de personas y matado a una cerca de la mezquita de Finsbury Park, en Londres, la mayor de Inglaterra. Quiso hacer justicia por mano propia en represalia por la seguidilla de atentados cometidos por extremistas islámicos en el Reino Unido. Fue un calco del atentado con una furgoneta lanzada contra peatones en el Puente de Londres, pero al revés. Las víctimas iban a ser los musulmanes que habían participado en la medianoche del domingo del rezo de Ramadán. Un contraste impactante en una ciudad regida por primera vez por un alcalde musulmán, Sadiq Khan. (leer más)