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Tres domingos después de las elecciones de Bolivia, sometidas a una auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA) por sospechas de irregularidades, Evo Morales convocó a nuevos comicios y, horas después, se vio forzado a renunciar tras perder el apoyo de la policía y de los militares. Denunció un golpe cívico, político y policial antes de hallar asilo en México.
Las calles de Bolivia, presas de protestas, bloqueos y saqueos desde el día después en que Morales resultó reelegido para un cuarto mandato consecutivo, lejos estuvieron de serenarse. Fueron las expresiones violentas de un país polarizado con una presidenta provisional autoproclamada, la senadora Jeanine Áñez. “Bolivia debe ser inscripta en la categoría de golpe de Estado”, dice Inés Nercesian, doctora en ciencias sociales e investigadora del Conicet.
En el otro foco regional de conflicto, Chile, en pie en protesta desde el viernes 18 de octubre, el gobierno y la oposición acordaron ir al hueso del conflicto: reformar la Constitución de 1980, heredada de la dictadura de Pinochet.
El presidente Sebastián Piñera anunció que en abril habrá un plebiscito para decidir si los ciudadanos quieren cambiar la carta fundamental. Ocho de cada diez estarían de acuerdo, según las encuestas, razón por la cual los chilenos deberían decidir en forma paralela si se conformará una convención constituyente con miembros nuevos, con legisladores en ejercicio o mixta. Será la primera vez que Chile tenga una carta magna nacida sin militares en el debate.
En Bolivia, el candidato opositor, Carlos Mesa, denunciaba fraude tras un escrutinio lento de las elecciones, interrumpido en forma precipitada; un líder radical, Luis Fernando Camacho, exigía la renuncia de Morales empuñando la Biblia, y el comandante en jefe de las fuerzas armadas, Williams Kaliman, sugería esa salida para evitar un derramamiento de sangre, al igual que la Central Obrera Boliviana (COB), aliada del gobierno. “La presidenta interina pertenece a un partido que tiene el cuatro por ciento de los votos”, observa Pablo Stefanoni, historiador y jefe de redacción de la revista Nueva Sociedad.
Morales, el primer presidente de origen indígena en la historia boliviana, había perdido la posibilidad de ser candidato en un referéndum realizado en 2016. Lo habilitó el Tribunal Constitucional Plurinacional, denostado por la oposición. Curiosamente, ese mismo órgano aceitó la investidura de Áñez tras la renuncia de la plana mayor del gobierno y del Congreso. Su misión será llamar a elecciones. Dispone de 90 días.
Además
- El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos suscribieron en forma sorpresiva el acuerdo de gobierno que no fueron capaces de alcanzar tras las elecciones de abril. Se trata de una declaración de intenciones entre el presidente en funciones de España, Pedro Sánchez, y Pablo Iglesias, tras las elecciones del 10 de noviembre. En ellas, con el independentismo y las condenas del procés de Cataluña como telón de fondo, el PSOE cerró la noche del domingo como la fuerza más votada, pero perdió escaños frente a la subida del Partido Popular y de Vox, la caída de Unidas Podemos y el batacazo de Ciudadanos, cuyo candidato, Albert Rivera, se vio forzado a renunciar a la vida política.
Gerente de Noticias: Néstor Sclauzero
Producción Ejecutiva: Francisco Ali-Brouchoud
Producción: Alejandra Sabatini y Milva Ostroviesky
Redacción: Alejandra Peña, Francisco Ali-Brouchoud y Flor Beloso
Coordinación de Edición: Esteban Madrussan y Norberto González
Edición: Paolo Menghini, Gastón Fedeli, Martín Staciuk, Leandro Ferrero, Ramiro Castilla, Norberto González, Emilio Lacko, Fabricio Mendoza, Pablo Ifantidis y Luis Simonetti
Archivo: Renata Stella
Arte Electrónico: Juan Manuel Martínez, Marcelo Sala y Gastón Thibaut
Locución en off y en vivo: Félix Taylor
http://marcelafittipaldi.com.ar/2019/11/bolivia-esta-lejos-de-la-paz-por-alejandra-pena-francisco-ali-brouchoud-y-flor-beloso/
https://www.tvpublica.com.ar/post/latinoamerica-convulsionada