Sociedad

Cuando pase el temblor

Un fuerte temblor sacudió el 19 de enero la costa central de Chile. Estuvo a punto de convertirse en un tsunami. Otro, en Perú, el 26 de mayo, resultó ser tan intenso que se hizo sentir en Ecuador y Colombia. En los países andinos, maltratados por los incendios y la deforestación de la Amazonía en Brasil y Bolivia, no sólo ruge la tierra últimamente. También rugen las calles y tambalean los gobiernos y los congresos, asediados por un denominador común: la insatisfacción popular. Los terremotos deparan réplicas, pero ninguno es igual al otro. La convulsión, como los sismos, no perdona ni respeta límites. La sacudida acecha desde el 18 de octubre al presidente de Chile, Sebastián Piñera, así como al de Colombia, Iván Duque, desde la huelga nacional del 21 de noviembre. Uno, Piñera, vive en vilo por un temblor con alerta de tsunami. No logró atenuarlo con mejoras económicas ni con la promesa de modificar la letra constitucional. El otro, Duque, subestimó el reclamo contra la reforma tributaria, la laboral y la de pensiones, (leer más)

Actualidad

El compromiso de la ONU en Haití

Un capítulo importante de la historia de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas ha llegado a su fin en Haití. Nuestro despliegue allí abarcó más de 15 años, un espacio de tiempo marcado por muchos logros conjuntos para la ONU y el pueblo haitiano. Ese despliegue, asimismo, también estuvo marcado por la tragedia de un devastador terremoto en 2010 y una serie de lecciones aprendidas sobre lo que hicimos bien y lo que podríamos haber hecho mejor. Hoy, cuando reflexionamos colectivamente sobre todos estos aspectos, no vemos un final sino el comienzo del próximo capítulo de la asociación de la ONU con Haití y su pueblo. El cierre de la operación de mantenimiento de la paz en Haití no significa que ha cesado el apoyo de la ONU al país. De hecho, se adaptará y continuará de otra forma a medida que la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) comience sus operaciones junto a todo el equipo de país de la ONU. El país enfrenta en este momento una crisis (leer más)

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El dilema boliviano

El pueblo boliviano sigue sumido en el desconcierto y en el caos después del final precipitado del gobierno de Evo Morales. La senadora Jeanine Áñez, en su papel de presidenta interina autoproclamada, promete la convocatoria a elecciones por decreto si la Asamblea Legislativa, dominada por el Movimiento al Socialismo (MAS), no concilia un proyecto de ley. “Hay una especie de espíritu revanchista bastante sostenido por parte de una elite que se sintió desplazada y por parte de una clase media que vio caer su signo de distinción y parece volver con mucha fuerza, pero el Movimiento al Socialismo todavía tiene un peso significativo en el electorado”, observa Bruno Fornillo, doctor en ciencias sociales, historiador e investigador del Conicet. Morales y Áñez son las dos caras del dilema boliviano La Fiscalía abrió una investigación contra el Morales por los delitos de sedición y terrorismo en respuesta a la difusión de la grabación de un diálogo telefónico en el que supuestamente da instrucciones de bloquear los caminos y “no dejar pasar alimentos” a las ciudades. Morales y (leer más)

Política

Los nuevos indignados

Un año después, los chalecos amarillos siguen movilizándose cada sábado en Francia. Las protestas contra el aumento del precio del combustible pasaron a ser contra las políticas del presidente Emmanuel Macron. Le torcieron el brazo. De menor a mayor, como ocurrió en otras latitudes, una crisis destapó la olla de otra. La de la gobernabilidad en un planeta que gira a varias velocidades al mismo tiempo en función del cabreo de las sociedades. No sólo por razones económicas, sino también en demanda de libertades y de reformas o en contra de la corrupción, del fraude y de la desigualdad. Los nuevos indignados brotan como hongos. La fisura social y política dista de aquella que comenzó en 2008. El gobierno británico vaticinaba un año antes de la crisis hipotecaria de los Estados Unidos una mayor “tensión e inestabilidad tanto en las sociedades como entre ellas”. Eso iba a dar “lugar a expresiones de malestar, como el desorden, la violencia, la criminalidad, el terrorismo y la insurgencia”. Acertó. En 2011 estalló la frustrada Primavera Árabe y aparecieron (leer más)

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Bolivia está lejos de La Paz

Tres domingos después de las elecciones de Bolivia, sometidas a una auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA) por sospechas de irregularidades, Evo Morales convocó a nuevos comicios y, horas después, se vio forzado a renunciar tras perder el apoyo de la policía y de los militares. Denunció un golpe cívico, político y policial antes de hallar asilo en México. Las calles de Bolivia, presas de protestas, bloqueos y saqueos desde el día después en que Morales resultó reelegido para un cuarto mandato consecutivo, lejos estuvieron de serenarse. Fueron las expresiones violentas de un país polarizado con una presidenta provisional autoproclamada, la senadora Jeanine Áñez. “Bolivia debe ser inscripta en la categoría de golpe de Estado”, dice Inés Nercesian, doctora en ciencias sociales e investigadora del Conicet. En el otro foco regional de conflicto, Chile, en pie en protesta desde el viernes 18 de octubre, el gobierno y la oposición acordaron ir al hueso del conflicto: reformar la Constitución de 1980, heredada de la dictadura de Pinochet. El presidente Sebastián Piñera anunció que (leer más)

Política

Fraude, golpe y viceversa

Floja de papeles, con apenas un tercio de aprobación legislativa, la senadora opositora Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta de Bolivia tras la renuncia de Evo Morales y de su plana mayor. En tiempos de convulsión global, con Chile en llamas, Ecuador en suspenso, Panamá en vilo y Haití en caos, entre otros desbordes, el apuro por llenar el vacío de poder llevó a Áñez, vicepresidenta segunda del Senado, a asumir en forma interina el gobierno con una legitimidad dudosa. Acaso como la de la vicepresidenta de Perú, Mercedes Aráoz, tras la decisión del Congreso de suspender al presidente, Martín Vizcarra, resuelto a disolverlo. Aráoz duró menos de 24 horas en el cargo. En el caso de Bolivia, como en el de Venezuela cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente encargado, el gobierno de Estados Unidos, al igual que el de Brasil y pocos más, se apresuró a reconocer a Áñez como presidenta. Morales, asilado en México tras las irregularidades con tono de fraude en las elecciones del 20 de octubre denunciadas por la Organización de los (leer más)

Política

Berlín, paredón y después

BERLÍN – Según Ralf Dahrendorf, “no puede sorprender si muchos llegan a la conclusión de que la democracia significa precios altos, desempleo elevado, bajos ingresos para la mayoría y ganancias especulativas para unos pocos. ¿Para qué ir a votar si éste es el resultado? De hecho, ¿para qué aceptar la democracia?”. Aprensivo en sus juicios, el eminente filósofo, filólogo y sociólogo alemán, nacionalizado británico, no pintó un fresco de algunos países de América latina, a veces enajenados por la polarización, sino uno de Europa del Este después de la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, y de la ulterior desintegración de la Unión Soviética. Otro 9 de noviembre, el de 1938, representa la otra cara de la moneda en Alemania. Ese día, miles de militantes nazis desataban una ola de violencia sin precedente tanto en su país como en Austria contra ciudadanos de religión judía. Las ejecuciones callejeras y la destrucción de sinagogas, viviendas y comercios eran el prólogo del Holocausto. En palabras de Dahrendorf, “la guerra es para la (leer más)

Política

El muro que no cayó

STEPANAKERT, Nagorno Karabaj – En la Línea de Control, la última frontera, la guerra continúa. No pasa un día sin una denuncia de violación del alto el fuego, dicen por separado en latitudes diferentes un militar armenio y un diplomático azerí. De las ruinas de los bombardeos entre ambos bandos de 1991 a 1994 brota musgo y desolación. Un cuarto de siglo después, 14 familias de agricultores se animan a retirar los escombros para aprovechar la tierra. Tierra de Armenia, la República de Artsaj, no reconocida por la comunidad internacional, y tierra de Azerbaiyán, que denuncia su usurpación. Rémora irresuelta de la desintegración de la Unión Soviética tras la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989. La peor catástrofe geopolítica del siglo XX, como llama Vladimir Putin al final de la era soviética, derivó en más de 30.000 muertos y casi 700.000 desplazados durante los tres años de combates en Nagorno Karabaj y los siete distritos adyacentes que reclama Azerbaiyán. Los armenios de esta región montañosa, con el apoyo del ejército (leer más)

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Alta tensión en el Cono Sur

Persisten las protestas en Chile y en Bolivia mientras Uruguay espera con calma el desenlace de las presidenciales tras los resultados dispares del 24 de octubre. En esta postal, la del Cono Sur, miles de mujeres vestidas de luto abrieron en silencio una nueva jornada de protestas en Santiago dos semanas después del comienzo de la inusitada y extendida crisis social. “Justicia, verdad, no a la impunidad”, resultó ser la consigna frente a La Moneda, la sede del gobierno chileno. Todas las concesiones del presidente Sebastián Piñera han sido infructuosas hasta ahora. La calle continúa demandando reformas estructurales que van más allá de la promesa de una reforma constitucional, que sustituya la heredada de la dictadura de Pinochet, o de mejoras en la economía, las pensiones, la salud y la educación. Una misión de la ONU analiza virtuales violaciones de los derechos humanos contra los arrestados en Chile En medio de las protestas y los disturbios, Piñera se vio obligado a suspender dos cumbres internacionales. La del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y la (leer más)