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Con su cuarta prueba nuclear y la primera en la que supuestamente utilizó con éxito una bomba de hidrógeno, el régimen de Corea del Norte ha puesto al mundo patas arriba. Se trata de una bomba mucho más potente que las atómicas que se lanzaron contra Hiroshima y Nagasaki en 1945. El ensayo, en coincidencia con el cumpleaños de líder supremo del país más cerrado del mundo, Kim Jong-un, recibió el repudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) y la mayoría de los gobiernos del mundo.
En América latina y el Caribe, la Secretaría de la Red de Líderes (LALN, por sus siglas en inglés) también lo ha condenado, “cualquiera haya sido el tipo de tecnología utilizada”, por tratarse de una “provocación a la comunidad internacional y una clara violación a la paz y seguridad global y a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”.
Dice LALN que este ensayo “pone de manifiesto la importancia crucial de la pronta entrada en vigor del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés), clave para prevenir el desarrollo de armas nucleares”. Ese paso depende de la ratificación de los Estados Unidos, Egipto, Israel, Irán, Pakistán, la India, China y Corea del Norte.
“Es esencial que se tomen decisiones correctas a favor del desarme nuclear y la no proliferación y que influyan positivamente en otros Estados, de modo de avanzar en conjunto hacia un mundo más seguro”, dice el comunicado. Lo firman Sergio Abreu, ex canciller y ex senador de Uruguay; Irma Argüello, presidenta de la Fundación NPSGlobal; Álvaro Bermúdez, ex director de Energía y Tecnología Nuclear de Uruguay, y el ex vicepresidente y actual senador argentino Julio Cobos, entre otros.
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