Actualidad

Itamaraty bajo la lupa

Entre Argentina y Brasil existe un lazo inalterable. El que expuso en 1910 el presidente Roque Sáenz Peña: “Todo nos une, nada nos separa”. O el que utiliza a menudo Celso Lafer, canciller durante los gobiernos de Fernando Collor de Melo y Fernando Henrique Cardoso, cuando habla del Mercosur: “No es una opción, sino un destino”. Habla de Argentina, en realidad. En ese vínculo, a veces fuerte, a veces endeble, siempre sonó con estridencia una voz. La del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, más conocido como Itamaraty. Algo así como un poder dentro del poder, capaz de “saber renovarse” al margen de la coyuntura. De esa premisa parte el diplomático argentino Atilio Berardi Hueda, cónsul general adjunto en Chicago, Estados Unidos, para explicar la dinámica del servicio exterior brasileño a través de un enfoque interactivo entre el realismo y el constructivismo, corrientes dominantes en la teoría de las relaciones internacionales. En el libro de su autoría A la sombra de Itamaraty (Eudeba), Berardi abreva entre 1990, la presidencia malograda de Collor de Melo, y (leer más)

Videos

Bolsonaro, reforma previsional y después

Sólo un 33 por ciento de los brasileños aprueba la gestión del presidente Jair Bolsonaro con la calificación de muy buena o buena mientras una proporción similar la tilda de pésima o mala, según una encuesta del Instituto Datafolha. Se trata, a siete meses de gobierno, de la peor evaluación para un mandatario de Brasil desde la presidencia de Fernando Collor de Mello en los noventa. Bolsonaro quiso recuperar posiciones con la reforma previsional Si bien la tasa de rechazo de Bolsonaro es menor que la de Collor, quien se vio obligado a renunciar antes de que el Congreso votara su destitución en 1992, varios factores contribuyen ahora a empeorar su imagen. Uno de ellos es la crisis económica. El otro es el escándalo de las filtraciones del caso Lava Jato, que salpicaron al exjuez Sérgio Moro, actual ministro de Justicia en uso de licencia del 15 al 19 de julio. Bolsonaro quiso recuperar posiciones con la reforma del sistema de jubilaciones, aprobada en la primera de dos votaciones en la Cámara de los Diputados. (leer más)

Política

La falla de Brasil

La suerte de Brasil nunca está echada. La de Luiz Inácio Lula da Silva tampoco. En principio, no podrá ser candidato presidencial, pero promete gastar la última bala en el Tribunal Supremo, el peldaño judicial más alto del país. Tres jueces de Porto Alegre convalidaron y aumentaron en segunda instancia la condena a prisión que le dictó el juez federal Sergio Moro. La primera en la historia contra un ex presidente por cargos de corrupción y de lavado de dinero. ¿Las elecciones sin Lula son un fraude, como martilla el Partido de los Trabajadores (PT)? ¿O las elecciones sin Lula, sueño del presidente Michel Temer, son otro capítulo de la novela Lava Jato? El capítulo de las presidenciales sin un favorito, excepto que el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro capitalice la intención de voto que recoge en los sondeos. Bolsonaro expresa el fastidio y el miedo de los brasileños. El fastidio con los políticos y el miedo frente al alza de la criminalidad. Su discurso de odio contra las feministas y los artistas, así como su (leer más)

Política

Brasil perdió la inocencia

Por primera vez en la historia, un ex presidente de Brasil ha sido condenado por corrupción. La sentencia: nueve años y medio de prisión para Luiz Inacio Lula da Silva por el tríplex de Guarujá, aparente moneda de cambio de la operación Lava Jato. Por primera vez en la historia, la Procuraduría General de la República denunció a un presidente en ejercicio por corrupción. Un ex diputado enrolado en sus filas, las del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), recibió del grupo JBS un bolso lleno de dinero. El destinatario era Michel Temer, ladero y sucesor de Dilma Rousseff, la primera mujer presidenta y la primera en ese cargo en ser destituida en la historia. Desde la renuncia del presidente Fernando Collor de Mello en 1992, cual resguardo para evitar un juicio político, el fantasma de la corrupción ha acechado en Brasil. En 2010, antes de ganar las presidenciales, Rousseff se deshizo de Erenice Guerra, su mano derecha y sucesora como jefa de ministros durante el gobierno de Lula. Guerra había participado de una firma (leer más)

Otras voces
Política

Beneficio de inventario

¿Qué hacen los jefes de Estado con los presentes que intercambian entre sí cada vez que se ven? No todos se incorporan a los patrimonios nacionales A veces, una mueca vale más que mil palabras. La del Papa al recibir el crucifijo con la hoz y el martillo que le obsequió Evo Morales creó revuelo en medio mundo por su aparente intencionalidad política. La obra del padre jesuita Luis Espinal, asesinado por la dictadura boliviana en 1980, forma parte ahora del patrimonio del Vaticano y, de seguir la suerte de otros presentes, será rifada. Es la fórmula que aplica Francisco con la mayoría de los regalos que recibe: desde un coche Fiat y bicicletas hasta una cafetera han sido sorteados. Evita de ese modo que junten polvo. Cada boleto vale 10 euros. La recaudación va a parar a la caridad. Como están las cosas, los jefes de Estado deberían ahorrarse los obsequios que se hacen entre sí. Ninguno es capaz de apreciarlos ni, menos aún, de disfrutarlos. Se trata de un trámite protocolar que rige (leer más)

No Picture
Política

Clubes de presidentes

Todos los presidentes vivos de los Estados Unidos asistieron a la inauguración de la biblioteca de George W. Bush en Dallas, Texas. La impactante imagen de los Bush, republicanos, con Barack Obama, Bill Clinton y Jimmy Carter, demócratas, a la misma hora y en el mismo sitio, es inusual en otras latitudes, acaso como el virtual epígrafe: la presidencia está más allá de las diferencias políticas. En América latina, Evo Morales reunió a la mayoría de los presidentes bolivianos pretéritos con el fin de reclamar a Chile la salida al mar; el de Uruguay, José Mujica, estuvo con sus predecesores al cumplirse 25 años del retorno de la democracia en la sede del opositor Partido Colorado, y no mucho más. Ese trato frío y despectivo hacia los presidentes anteriores, causantes de casi todos los males contemporáneos y algunos más, se vio reflejado en la jura de los nuevos senadores argentinos en 2005. El entonces presidente, Néstor Kirchner, evitó saludar a uno de ellos, el ex presidente Carlos Menem, enrolado en el mismo partido aunque militaran (leer más)