Política

Nicaragua no tiene cura

A los ojos de Daniel Ortega, sus enemigos responden a una conjura orquestada por Estados Unidos, el Vaticano y todo aquel que no comulga con el régimen. En agosto ordenó el arresto del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez; de 11 sacerdotes, y de dos seminaristas sin precisar los cargos. Cinco meses antes había expulsado al nuncio apostólico, Waldemar Sommertag, representante del Papa. Hasta las 18 monjas de Misiones de la Caridad, creada por la Madre Teresa de Calcuta, debieron salir de Nicaragua. El país, polarizado desde los años noventa, no tiene cura. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ha declarado en desacato permanente a Nicaragua por no respetar sus resoluciones sobre 46 opositores presos por razones políticas. La mayoría está en la opresiva cárcel policial El Chipote, de Managua, desde hace más de un año. Algunos de ellos osaron presentarse en 2021 como candidatos en las presidenciales que ganó sin escollos ni rivales el gobierno de Ortega y de su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo. Lo pagaron caro: fueron arrestados. La farsa electoral (leer más)

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La represión como forma de gobierno

María Teresa Blandón partió el 24 de junio desde el aeropuerto de Managua. Iba a regresar el 1 de julio, pero se enteró en San Salvador que el régimen de Daniel Ortega le había prohibido el ingreso en su propio país. “En Nicaragua, el cierre del espacio cívico es total y la represión se ha instalado como forma de gobierno”, resume Blandón desde su exilio en otro país de América Central durante una entrevista en el programa Cuarto de Hora, de CADAL TV. Las últimas noticias de Nicaragua son poco alentadoras. Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, dieron en noviembre un paso más hacia la instauración de un régimen de partido único con la consumación de otra farsa electoral. El Frente Sandinista pasó a controlar las 153 alcaldías del país en elecciones tildadas de fraudulentas al igual que las presidenciales de 2021 en las cuales Ortega mandó encarcelar a todos los candidatos opositores para acceder a su quinto mandato, el cuarto consecutivo. Blandón, socióloga e integrante de la articulación feminista, recuerda que 3.000 (leer más)

Actualidad

La farsa electoral de Nicaragua

Finalmente, el gobierno de Daniel Ortega y de su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo, consumó la farsa electoral en Nicaragua. Una victoria sin atenuantes ni adversarios. No porque no hubiera candidatos opositores, sino porque la mayoría terminó presa e inhibida antes de las presidenciales con el pretexto de “realizar actos que menoscaban la independencia, la soberanía y la autodeterminación”. Argucia hecha ley por la Asamblea Nacional a finales de 2020, de modo de aceitarle el terreno a Ortega para su quinto mandato, el cuarto consecutivo. La oposición quedó bloqueada como en las anteriores, las de 2016. Entonces, por la Corte Suprema. Esta vez, el mejor discípulo de la dinastía Somoza, a la cual derrocó al frente de la Revolución Sandinista de 1979, apeló a otro poder, el Legislativo. En la norma de título pomposo y apenas dos artículos, Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, Soberanía y Autodeterminación para la Paz, estampó su firma la diputada Loria Dixon Brautigam, primera secretaria de la Asamblea Nacional. Una excusa para iniciar la razzia (leer más)

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El asedio a la prensa en Nicaragua

Los periodistas abajo firmantes expresamos abiertamente nuestra preocupación e indignación ante el proceso de despojo de dos derechos elementales, del cual son víctimas los ciudadanos de Nicaragua: la libertad de expresión y el acceso oportuno a una información veraz e independiente. Desde el inicio de las protestas cívicas, en abril de 2018, el gobierno en manos de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha ejercido una represión sistemática contra las voces disidentes, particularmente contra los medios de comunicación que no tienen bajo su control, hasta llegar a la confiscación de instalaciones donde operaban medios independientes. En estos días y sin orden judicial, ese gobierno consumó la usurpación ilegal de las oficinas de los medios Confidencial y 100% Noticias, e inauguró en ellas dependencias de fachada del Ministerio de Salud. Estos hechos constituyen los más recientes ataques contra el periodismo y son parte de una estrategia de agresión sistemática y abierta desde el inicio de la actual crisis, en abril de 2018, cuando grupos paramilitares afines al gobierno iniciaron ataques directos contra periodistas, documentalistas y reporteros gráficos (leer más)

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Nicaragua: la agonía de la democracia

Cerca del primer aniversario del alzamiento popular que fue ahogado en sangre por el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, la represión sigue rampante y el diálogo que acompaña la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Vaticano, se encuentra en zozobra. La democracia agoniza en la Tierra de Lagos y Volcanes y, con ella, el periodismo independiente también se haya en extinción. Esta semana, al finalizar su reunión semi anual en Colombia, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) exigió al gobierno de Managua la liberación inmediata de los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda, apresados desde diciembre sin el debido proceso y que, según testimonio de parlamentarios europeos, sufren trato inhumano. El caso de Mora, director del clausurado Canal 100% Noticias de Managua, es particularmente sensible. Unas semanas antes de su arresto había recibido el Gran Premio a la Libertad de Prensa durante la 74a. Asamblea General de la SIP, en Salta, a nombre del periodismo independiente de Nicaragua. Pineda, a su vez, es la única mujer periodista encarcelada en el Hemisferio Occidental. (leer más)

Política

Se partió en Nicaragua otro hierro caliente

La reforma del sistema de pensiones de Nicaragua, decretada por el 16 de abril por el presidente Daniel Ortega y publicada dos días después en el diario oficial La Gaceta desató la ira. En particular, la de los estudiantes, puntales de las protestas que, con el correr de los días y de los muertos, contaron con un apoyo inesperado. El de los empresarios, aupados desde 2007 por el gobierno que Ortega comparte con su mujer, Rosario Murillo, vicepresidenta, primera dama y vocera. El decreto en cuestión habilitaba al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) a aumentar los aportes patronales y de los trabajadores y a reducir los ingresos de los jubilados. Ortega revocó unos días después la medida frente a la ola de malestar y de saqueos que provocó. Habían quedado en el camino los primeros 27 muertos. Entre ellos, el periodista Ángel Gahona. La lista de víctimas fatales de la represión supera ahora los 120, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh). Las protestas continuaron. No por la reforma del sistema de pensiones, sino (leer más)

Otras voces

El pecado original

Por Gioconda Belli | Confidencial Si hubiesen cumplido el mandato constitucional de la no-reelección, Daniel Ortega y Rosario Murillo serían ahora expresidente y ex primera dama y podrían, dentro del FSLN, haber conservado su importancia, liderazgo y respeto. Se habría dado un recambio en su partido, gente nueva habría emergido. En un ritmo de mandatos sucesivos, su partido habría perdido algunos y ganado otros. Nicaragua habría seguido su desarrollo a saltos, pero la democracia, la libertad y sin duda, la economía de pobres y clase media habría mejorado la estabilidad y productividad del país con ideas de gente nueva y el recambio y sana competencia de la clase política.  Pero la soberbia y el mesianismo de creerse indispensables fue abriendo la brecha. Daniel y Rosario, no sólo decidieron no ceder el poder cuando les correspondía, sino ir creando, al precio de la democracia, la libertad y el estado de derecho, un sistema que les garantizara ejercer su voluntad incuestionada for ever. Así empezaron a apretar el cuello del país y fueron separando la cabeza, cada vez más (leer más)