No Picture
Política

La comezón del octavo año

América latina puede hacer mucho más por sí misma que Obama o McCain En su octavo y último discurso sobre el Estado de la Unión, George W. Bush insinuó un renovado interés en América latina. Pareció resarcirse de una promesa incumplida. En 2001, cual prioridad en su agenda externa, vislumbraba “el siglo de las Américas”. Si era sincero, más allá de su reticencia a involucrarse en crisis ajenas, la voladura de las Torres Gemelas alteró sus planes. Ni algo tan caro para su gobierno como la reforma migratoria pudo concretar. Su legado, desfigurado por Irak y Guantánamo, quedó resumido en un par de gestos de desconfianza: la construcción del muro frente a México y la reposición de la IV Flota del Comando Sur. En casi ocho años, América latina no recobró preeminencia en los Estados Unidos. La perdió aún más. Hasta 2005, Bush insistió en el Area de Libre de Comercio de las Américas (ALCA). Fracasó. Obstinado, el eje de su política se centró en acuerdos bilaterales o regionales de ese tipo. Los demócratas, más (leer más)

No Picture
Economía

País rico, país pobre

En el mejor momento económico, América latina enfrenta agudas crisis políticas Es un buen momento: la democracia se consolida, la economía crece, la inversión sube, la pobreza baja, la desigualdad no avanza, el precio de los commodities (materias primas) aumenta y los derechos humanos gozan de respeto. Es un buen momento para América latina y, sin embargo, esos progresos, y algunos más, se ven empañados por repentinos conflictos diplomáticos, agudos problemas sociales e inoportunas polarizaciones políticas. En lo externo, si no es por la inaudita crisis entre la Argentina y Uruguay por la pastera de Fray Bentos, estalla el pleito entre Colombia y Ecuador por las FARC o Hugo Chávez prepara, apunta y rompe relaciones con alguno de sus pares. En lo interno, si no es por la derrota no asumida de Andrés Manuel López Obrador en las presidenciales de México, estalla el pleito entre los Kirchner y el campo o Evo Morales prepara, apunta y denuncia un complot para dividir aún más a Bolivia. Curiosamente, en el ánimo de los promotores del referéndum de (leer más)

No Picture
Política

La última cena

¿Por qué los mandatarios extranjeros omiten el país cuando recorren la región? Cada año, en todo el planeta, 60 millones de personas se radican en zonas urbanas; es una multitud equivalente a las poblaciones íntegras de la Argentina, Uruguay y Chile. En las ciudades reside desde 2008, por primera vez en la historia, más de la mitad de la población mundial, 3300 millones de personas. Y esto apenas empieza: en 2030 serán 5000 millones. El fenómeno es proporcional a la necesidad: el éxodo de las zonas apartadas crece por falta de oportunidades, sobre todo en los países en desarrollo. Y establece, por imprevisión de los gobiernos, apremiantes bolsones de pobreza. En los residentes urbanos menos favorecidos, dispersos en barriadas distantes y diferentes del planeta, impacta con más saña que en otros sectores el alza global del precio de los alimentos, de más del 80 por ciento en tres años. El tsunami silencioso, como acertó en definirlo Josette Sheeran, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, amenaza con crear de golpe y (leer más)

No Picture
Política

La Argentina puede esperar

¿Por qué los mandatarios extranjeros omiten el país cuando recorren la región? En la década del treinta, Nina Lee Weisinger y Marjorie Johnston concibieron un libro de lectura en castellano para estudiantes norteamericanos. Los otros americanos lleva por título. Uno de los protagonistas, Alberto, dice: “Buenos Aires se llama el París sudamericano. Para su tamaño tiene más millonarios que ninguna otra ciudad, y todo el mundo parece tener dinero. Como Nueva York, es una ciudad cosmopolita y se ve en sus calles gente de muchas nacionalidades que habla varias lenguas. Hoy día esta capital dista de Nueva York siete días por aeroplano”. Eran otros tiempos. Sin naves espaciales capaces de ir “en una hora y media a Japón, Corea y, por supuesto, a otro planeta el día en que se detecte que allí hay vida”, como presagió Carlos Menem, ni trenes de alta velocidad a Mar del Plata, Córdoba y Rosario, como prometió Cristina Kirchner. En coincidencia con la edición del libro, en 1934, aquellos porteños de fino pelaje no sólo miraban al cielo cuando (leer más)

No Picture
Economía

Campo travieso

El Estado, visto como la solución tras los noventa, volvió a ser parte del problema A un campesino mexicano se le atribuye haber vaticinado, tras la declaración de la independencia de su país, que poco y nada iba a cambiar. La independencia de México era, para él, “otro cura en una mula diferente”. El cura representaba a la clase dirigente; la mula, al sistema de gobierno. La defensa del sistema de gobierno, si de la democracia se trataba, requería sustituir al cura. Esa aspiración se centra dos siglos después en sustituir a la clase dirigente. “Que se vayan todos es un lema que vale para la región completa”, concluye la versión 2007 del informe Latinobarómetro. La efervescencia social en América latina, traducida en reclamos sectoriales por promesas no cumplidas o por plegarias no atendidas, refleja una profunda debilidad de los partidos políticos. E incluso, como sucedió en la Argentina durante las protestas del campo por la imposición de retenciones móviles a la soja, en la autonomía de las bases respecto de los líderes. Esto coincide, (leer más)

No Picture
Política

El día que me quieras

Las elecciones primarias despertaron una súbita ola de simpatía por los EE.UU. En los tempranos sesenta, los mexicanos concluyeron que los Estados Unidos tenían por primera vez un presidente parecido a ellos: John F. Kennedy era católico; profesaba su misma fe. No hubo desde entonces otro con el cual compartieran rasgos en común, más allá de la cuñada mexicana de George W. Bush (Columba, esposa de su hermano Jeb, ex gobernador de Florida). Con Bill Clinton tuvieron un romance: soslayó a la oposición republicana del Capitolio para rescatar al país de la embriaguez financiera provocada por el efecto tequila en 1994. Aquel gesto, así como su política migratoria, debería ser capitalizado por su mujer, Hillary, entre los mexicanos que, nacionalizados norteamericanos, votan en las primarias demócratas. Lo capitalizó en California y otros Estados con población hispana. Pero, si de identificación se trata, los mexicanos advierten en su adversario, Barack Obama, un atributo más cercano: tiene la piel de color canela, como la venerada Virgen de Guadalupe. ¿Para qué te voy a decir que no, si (leer más)

No Picture
Política

Tan lejos de Dios, tan cerca de los Estados Unidos

Más allá de la coyuntura, el éxito o el fracaso de América latina está íntimamente ligado a la suerte de su vecino del Norte Un ciego estaba sentado en la vereda. Sobre sus rodillas tenía una gorra. A un costado, un cartel escrito con tiza decía: “Ayúdeme, por favor, soy ciego”. Daba pena. Un publicista se acercó a él, escribió algo en el cartel y, sin mediar palabra, se marchó. Horas después, la gorra rebosaba en dinero. El publicista regresó. Lo reconoció el ciego por sus pasos. Le preguntó qué había escrito en el cartel. “El mismo mensaje, pero con otras palabras”, respondió el publicista. El cartel decía ahora: “Estamos en primavera y no puedo verla”. La modificación del mensaje, cual moraleja, supone la necesidad de cambiar de estrategia si algo no sale como uno se lo propone. Desde que declararon la guerra contra Irak, los Estados Unidos perdieron la visión de ese país y del mundo: pudo disminuir la violencia entre chiítas y sunnitas gracias al incremento del contingente militar, pero lejos quedaron las (leer más)

No Picture
Política

Dos pájaros de un tiro

Chávez se distanció de España y cortó con Colombia, pero, de pronto, apareció la prueba de vida de Ingrid Betancourt En palabras del Ralf Dahrendorf, “no puede sorprender si muchos llegan a la conclusión de que la democracia significa precios altos, desocupación elevada, bajos ingresos para la mayoría y ganancias especulativas para unos pocos. ¿Para qué ir a votar si éste es el resultado? De hecho, ¿para qué aceptar la democracia?”. No pintó de este modo el eminente filósofo, filólogo y sociólogo alemán, nacionalizado británico, un fresco contemporáneo y original de América latina, enajenada muchas veces por el desánimo y el escepticismo, sino uno de Europa del Este después de la caída del Muro de Berlín y de la desintegración de la Unión Soviética. En esa vasta región, el final de la nomeklatura y de la Guerra Fría inauguró una nueva era. El cambio, propiciado por la doble estrategia de Gorbachov de glasnost (apertura) y perestroika (reforma), pretendió engendrar una revolución. El desafío, empero, era cómo domesticar el poder, no cómo eliminarlo. No hubo entonces (leer más)

No Picture
Economía

Algunos somos más iguales que otros

Vista desde España, la región no ha superado la distorsión entre el crecimiento de la economía y los altos índices de pobreza MADRID.– Neo significa nuevo. Neo, en la piel de Keanu Reeves, es el pirata informático que, en la profecía de la saga Matrix, resulta ser el Elegido para salvar a la humanidad de la prisión creada y mantenida por las máquinas. Neo, asociado con el liberalismo o el conservadurismo, espanta como el ajo a los vampiros y las novias. No espantan el liberalismo ni el conservadurismo por sí mismos; espantan el neoliberalismo, versión latinoamericana, y el neoconservadurismo, versión norteamericana. Uno, por el saldo desolador de las privatizaciones en el continente más incontinente del mundo; el otro, por la agresiva política exterior de George W. Bush. Neo a secas no significa nada. Neo, el muchacho inseguro de Matrix, no confía en el destino ni en el Oráculo, sino en Morfeo, su esmerado tutor, y en Trinity, dispuesta a sacrificarse por él. Si Neo fuera América latina, con sus insensatos índices de desigualdad, pobreza, corrupción, (leer más)

No Picture
Política

La ley del más fuerte

Es más fácil, rápido y redituable, para muchos, ingresar en el mundo del delito que abrirse camino con un empleo formal En Inspección Los Pozos, caserío perdido en la pegajosa selva del sur de Colombia, Martha González esperaba, ansiosa, su día libre semanal para bailar vallenato. Tenía 25 años en 2000. Tenía 25 años y un novio (estaba asociada, en su léxico). Había pasado más de la mitad de su vida en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Se ufanaba de “ser guerrillera”. No se imaginaba con otra ropa que no fuera el uniforme. Su historia no sonaba descabellada. El ejército había matado a su padre cuando ella era adolescente. Debía optar entre acatar las órdenes de Tirofijo o rezar por la cosecha. El fusil R-15, cruzado sobre una mesa endeble, respondía por sí mismo y partía nuestro diálogo en dos. En esa disyuntiva se ven no pocos adolescentes de zonas marginales en América latina. En Paraguay, uno de cada siete chicos de 10 a 17 años no va al colegio y nueve de (leer más)

No Picture
Política

Las dos caras de la Luna

Sin reparar en las afinidades políticas, Lula impulsó el biocombustible y Chávez insistió en apuntalar el anillo energético En Santiago de Chile, mientras Ricardo Lagos aún ejercía la presidencia, Néstor Kirchner farfulló: “Es el anillo energético”. Eramos dos personas con él, de pie en medio de una multitud de comensales. No entendimos la frase. “Es el anillo energético”, repitió, y no dijo nada más durante unos segundos. Había ido a amigarse con su par chileno por la falta de provisión de gas argentino, pero, en principio, ya tenía en mente tender con Hugo Chávez el proyectado gasoducto desde Venezuela hasta la Argentina, Uruguay y, si cuadraba, la Antártida. Evo Morales aún era candidato presidencial; Luiz Inacio Lula da Silva aún no proclamaba la producción de biocombustible. En poco más de dos años, el anillo energético pasó a ser pasión de multitudes. O, en realidad, de esas multitudes que, mientras Kirchner farfullaba su nombre, no perdonaban pescados ni mariscos. En ese lapso, Chávez, Morales y él trazaron un mapa regional que no coincide con la división (leer más)

No Picture
Política

Hagamos un trato

Cómo negocian los gobiernos democráticos con grupos insurgentes que no deponen las armas ni se avienen al diálogo En 2002, el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso de los Estados Unidos concluyó que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tenían vínculos con el grupo separatista vasco ETA y su símil irlandés IRA. Habían sido capturados en Bogotá, el año anterior, tres miembros del IRA que asesoraban a las FARC en la zona de distensión cedida por el entonces presidente Andrés Pastrana para las negociaciones de paz. Colaboraban con las FARC, también, expertos cubanos e iraníes en terrorismo urbano. En ello había demostrado macabra eficacia ETA, ligada, a su vez, a la mafia rusa por el intercambio de armas por drogas. ¿Importaba que las FARC fueran primas de ETA y el IRA, hermanas de la mafia rusa, cuñadas de los brazos armados de Hamas o Hezbollah, viudas de la revolución bolchevique y padres de la delincuencia común? En ese año, uno después de la voladura de las Torres Gemelas, los congresistas norteamericanos estaban más sensibles (leer más)

No Picture
Política

Cómo atarse los cordones con una sola mano

Cada vez hay menos diferencia entre los gobiernos de ambas tendencias, vectores de la vida política durante dos siglos En la Revolución Francesa no había zapatos para ambos pies. Aún no se fabricaban. El zapato derecho era igual al izquierdo. Sin diferencias entre sí. Los pies terminaban domándolos: pasaba a ser uno el derecho y el otro el izquierdo. Con la política ocurrió algo parecido. En la asamblea nacional constituyente de Francia se sentaron a la derecha los partidarios de la monarquía absoluta y a la izquierda los detractores del orden establecido. Hasta entonces no había corrientes de opinión identificadas de ese modo. Tenían, como los zapatos, el molde derecho y debían calzarlo en el pie izquierdo. No existían las hormas, supongo. Dos siglos después, con un zapato para cada pie, la derecha y la izquierda sobreviven más en la forma que en el contenido. En Europa, cuna de ambas vertientes, varios motes sustituyeron los modelos primitivos. En Gran Bretaña, Francia, y Alemania, entre otros países, no pocos candidatos de un polo enriquecen sus programas (leer más)

No Picture
Política

La isla de la fantasía

La influencia de los gobiernos de los Estados Unidos, Venezuela, Brasil y España será decisiva en la inminente transición En vísperas de la parada militar del 2 de diciembre en la plaza de la Revolución, la gran incógnita no era la presencia de Fidel Castro. Ya no. Que estuviera poco iba a cambiar la situación. Desde el 31 de julio había delegado el mando en su hermano Raúl. Excepto esporádicas apariciones con el diario oficial Granma de la fecha correspondiente sólo para demostrar que seguía vivo, todo se centraba en el secreto mejor guardado de la isla: su estado de salud, librado a la decisión del destino de mantener el pulgar erguido o inclinarlo hacia abajo. Faltaba después de 47 años. Faltaba y, con su ausencia, abonaba la intriga sobre el desenlace. El desenlace de Cuba, más que el suyo. Febriles comenzaron a ser los contactos reservados con los gobiernos de Hugo Chávez, por un lado, y de George W. Bush, por el otro. Febriles y, en ocasiones, precipitados. Sobre la mesa, aún dominada por (leer más)

No Picture
Política

Lo cortés no quita lo evidente

La reelección de Chávez coronó una tendencia traducida en insatisfacción, más que en populismo Lejos de la euforia de unos y de la depresión de otros en Venezuela, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores de España, Bernardino León, y el secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental de los Estados Unidos, Thomas Shannon, procuraron establecer en Madrid las bases de una encrucijada: cómo lidiar con el tigre suelto en América latina. Misión, en apariencia, menos compleja para José Luis Rodríguez Zapatero que para George W. Bush. Era viernes; faltaban horas, apenas, para el gesto conciliador hacia los Estados Unidos del presidente provisional de Cuba, Raúl Castro, y para la reelección de Hugo Chávez. Faltaban horas, apenas, para vislumbrar otro escenario. Con los mismos actores, excepto Fidel Castro. Con los mismos actores, pero, a la vez, con algunos cambios. Chávez iba a ganar un nuevo mandato en elecciones limpias, como Evo Morales en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragua y Rafael Correa en Ecuador. Todos ellos, al igual que Luiz Inacio Lula da Silva (leer más)