El País de Nunca Hamas
Era más previsible la guerra civil en Palestina que el colapso de la Unión Soviética, y, sin embargo, nadie quiso evitarla En otro tiempo y en otro lugar, George Kennan firmó la receta: “Para tener un verdadero autogobierno, un pueblo debe comprender lo que significa, y desearlo, y estar dispuesto a sacrificarse por él”. Si tiene un gobierno inestable o indeseable, mala suerte. Los Estados Unidos, según él, deben dejar que las sociedades no democráticas “sean gobernadas o desgobernadas como sus costumbres y sus tradiciones dicten; lo único que se pide a sus camarillas gobernantes es que en sus relaciones bilaterales con nosotros y con el resto de la comunidad internacional respeten las normas mínimas de las relaciones diplomáticas civilizadas”. En su libro de memorias, Around the Cragged Hill (literalmente, alrededor de la colina escarpada), editado en 1993, Kennan no se refiere a Irak. Menos aún a Palestina. Memora los tiempos de la Unión Soviética. En un telegrama enviado al Departamento de Estado, en el cual era jefe de planificación de políticas, esbozó en 1946 (leer más)