Política

El cortocircuito de Cuba

El señor que llamó a la resistencia de los leales al régimen no había nacido cuando Fidel y Raúl Castro se apoderaron de Cuba. Ese señor, Miguel Díaz-Canel, tercer apéndice de una dictadura tan añeja como la contradicción, convocó a los suyos, “los revolucionarios”, a recuperar algo que creen que les pertenece: la calle. Nada peor para la izquierda que perder ese bastión. La calle, precisamente, estalló en San Antonio de los Baños, cerca de La Habana, por la falta de luz y, cual cortocircuito, hizo detonar la ira que electrizó a toda la isla por la crisis económica y sanitaria y la ausencia de un bien aún más preciado: la libertad. Patria y vida, en desmedro del eslogan oficial Patria o muerte, pasó a ser la consigna de miles de cubanos sometidos no sólo a la oscuridad a raíz de los cortes anunciados desde el 21 de junio por la Unión Eléctrica de La Habana debido el deterioro de las centrales termoeléctricas, sino también a la desprotección frente a la pandemia. La suspensión del (leer más)