
La Riviera de Medio Oriente
Cual efecto espejo de Estados Unidos, Argentina se retira de la Organización Mundial de la Salud (OMS) e Israel abandona el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (UNHRC). En un caso, en represalia por “el encierro más largo de la historia de la humanidad”, dictado durante la pandemia por el expresidente Alberto Fernández, antecesor de Javier Milei, no por la OMS. En el otro, según el gobierno de Benjamin Netanyahu, “porque el UNHRC ha protegido tradicionalmente a los abusadores de derechos humanos al permitirles esconderse del escrutinio, demonizando en su lugar a la única democracia de Medio Oriente: Israel«. Detrás de esas decisiones, tomadas en primera instancia por Donald Trump cual copia corregida y aumentada de su mandato anterior, puede haber razones atendibles, como la influencia política en ambos organismos. Lo cual no se soluciona en la tribuna, sino en el terreno. Se trata de un fárrago de decisiones que, de seguirle el tren, sellaría a cal y canto las fronteras, infestadas de “delincuentes extranjeros”, y abriría la posibilidad de apropiarse de un territorio (leer más)