La herencia de AMLO

Claudia Sheinbaum será la primera mujer presidenta de México, marcado en el último sexenio por el personalismo del actual presidente y por la violencia del crimen organizado




Claudia Sheinbaum: "No los voy a defraudar"
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Un despacho de la agencia Associated Press (AP) resume, en cierto modo, el desenlace de la campaña más violenta de la historia de México: “Claudia Sheinbaum gana las elecciones, no los corazones”, se titula. La sensación quedó flotando en el acto de cierre de su cruzada en el Zócalo, de Ciudad de México, donde fue la primera alcaldesa de la historia entre 2018 y 2023. Sheinbaum, científica de izquierda, de 61 años, cuenta con una ventaja y un desafío. La ventaja: la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), su alter ego. El desafío: empezar a brillar con luz propia desde la toma de posesión (de protesta, en el léxico mexicano), el 1 de octubre.

Por una reforma constitucional de 2014, el sexenio de López Obrador terminará dos meses antes. La doctora, como llaman a Sheinbaum por su doctorado en ingeniería energética después de haberse recibido de física, deberá presentar el 15 de noviembre el proyecto de Ley de Ingresos y el de Ley de Presupuesto de Egresos de la Federación en un ámbito afín, el Congreso de la Unión. La coalición liderada por su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), tendrá los dos tercios en ambas cámaras, así como la mayoría de las 32 gobernaciones. Algo que no consiguió el Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante sus 71 años en el poder.

De ese partido, invencible entre 1929 y 2000 gracias a fraudes, dedazos (designación a dedo del sucesor) y otras tropelías, proviene López Obrador, de 70 años. Razón por la cual, “por su discurso y manera de actuar, recuerda mucho el estilo de los gobernantes autoritarios del más viejo PRI”, señala Rubén Aguilar Valenzuela, doctor en Ciencias Sociales, profesor de Ciencia Política y Comunicación Gubernamental de la Universidad Iberoamericana y de la Universidad Autónoma de México, en el ensayo México: perspectiva en vísperas de la sucesión presidencial.

López Obrador “concibe el ejercicio de gobernar con un espectáculo mediático”, apunta Aguilar Valenzuela

El viejo PRI ganó por las malas las presidenciales de 1988. López Obrador desertó y fundó con otros el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD). Llegó a presidirlo. En 2011 nació Morena, base de una coalición con la cual arribó al Palacio Nacional en 2018 después de haber perdido en 2006 frente a Felipe Calderón, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), y en 2012 frente a Enrique Peña Nieto, alfil del PRI. Por el PRD también pasó Sheinbaum, pionera, a su vez, de Morena. La primera presidenta electa de la historia corona ahora su carrera política. Que comenzó en 2000 con López Obrador, alcalde capitalino. Fue su secretaria de Medio Ambiente.

López Obrador “concibe el ejercicio de gobernar con un espectáculo mediático”, apunta Aguilar Valenzuela. En las mañaneras, comparecencias diarias de 7 a 9, aplica una “retórica emocional”; un “tono estridente y escandaloso”; “frases y consignas fáciles de entender”, y hace “referencia constante a la distinción maniquea entre buenos y malos”. Algo habitual en los populistas de izquierda y de derecha. En México, todo confluye en el número tres, como los colores de la bandera. Tres son los propósitos del discurso presidencial: fijar la agenda mediática, comunicarse con su base social y atacar a sus críticos.

El portal JoseCardenas.com hizo una encuesta con una pregunta concreta: “¿Quién manda en México?”. El crimen organizado, según el 88,8 %

Sheinbaum, nieta de inmigrantes judíos que huyeron de Europa, hereda un sexenio marcado por el personalismo y la popularidad de AMLO a raíz de una estrategia de gobierno peculiar. “La omnipresencia del presidente ha llenado de símbolos su mandato, de frases, de viajes, de discursos machacones y aleccionadores para los jóvenes de fobias y filias que, a unos meses de entregar la banda presidencial, siguen calentando el ambiente entre quienes lo adoran, amlovers, y quienes lo odian”, describe el diario español El País. En un país polarizado como otros, López Obrador impuso su impronta de discurso único.

Poco antes de las elecciones, el portal mexicano JoseCardenas.com hizo una encuesta con una pregunta concreta: “¿Quién manda en México?”. El crimen organizado, según el 88,8 %. Muy rezagados quedaron López Obrador, con el 6,1 %; el pueblo, con el 4,6 %, y los medios de comunicación, con el 0,5 %. Lo cual refleja una realidad alarmante: en la campaña, entre el 4 de junio de 2023 y el 31 de mayo de 2024, hubo 321 agresiones contra candidatos y personas vinculadas con la política, según Laboratorio Electoral. En total, 94 fueron asesinadas, de las cuales 38 eran candidatos a ocupar algún cargo de elección popular.

La particularidad de estas presidenciales de México, donde en promedio hay 10 femicidios por día, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, fueron las dos candidaturas principales. Sheinbaum superó por más del 30 % de los votos a otra mujer, Xóchitl Gálvez, postulante por una coalición antinatural entre los tres partidos que antes competían entre sí, el PRI, el PAN y el PRD. Sheinbaum recoge el testigo de la Cuarta Transformación, legado de López Obrador cual broche de tres instancias: la Independencia, la Reforma y la Revolución. Le toca hacer historia en el país del Tri, como llaman al seleccionado de fútbol.

Jorge Elías

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