Kim Jong-un está dispuesto a hacer concesiones, no a renunciar a las armas nucleares
Por Emma Graham-Harrison | The Guardian | eldiario.es Cohetes, satélites, misiles y átomos dominan el paisaje en Pyongyang. Protagonizan ferias, figuran en extravagantes homenajes florales a los “queridos” y “supremos” líderes de la dinastía Kim y aparecen en sellos y en las paredes de apartamentos y escuelas. Estas alabanzas al programa armamentístico del país sirven de recordatorio constante a los residentes y visitantes de lo importante que ha sido el proyecto nuclear de Corea del Norte para la identidad y seguridad nacional. A un precio político y económico inmenso durante seis décadas, incluso con una hambruna que se cobró cientos de miles de vidas, el proyecto nuclear ha demostrado ser una herramienta útil para sacar ayuda a las potencias mundiales y, cada vez más, una garantía de seguridad vital para un régimen brutal y autocrático. Por eso, la promesa unilateral del líder Kim Jong-un de detener los ensayos de cabezas nucleares y misiles balísticosintercontinentales, así como el cierre del lugar de pruebas, ha sido un compromiso inesperado que se ha sumado a las esperanzas de las conversaciones con (leer más)