
Defensa de la alegría
Gane quien gane en Uruguay, el legado de Tabaré Vázquez no parece correr riesgo Ese sábado de marzo de 2007, José “Pepe” Mujica vacila un instante. De pie, frente a él, en la estancia presidencial de Anchorena, George W. Bush farfulla en penoso castellano mientras extiende la mano: “Le agradezco mucho que esté aquí. Yo sé que usted tiene una larga historia de luchador social”. El entonces ministro de Ganadería de Uruguay, en las antípodas de su par de Economía, Danilo Astori, le retribuye el saludo. Después, mientras camina a solas con el invitado de Tabaré Vázquez, hasta se permite rebatirle en broma que no tiene “historia”, sino “historieta”. Y se marcha a la chacra de Rincón del Cerro. Termina el día en el tractor, trabajando y pensando. Pensando mucho. Desde la otra orilla del Río de la Plata, Hugo Chávez celebra la cercanía de Bush con un caluroso “gringo, go home” y, cual resaca del discurso que ha pronunciado en las Naciones Unidas, grita: “Ya no huele a azufre, sino a cadáver”. No está (leer más)