
El capricho de los dioses
Si no es posible un mundo más seguro, algunos políticos comienzan a preguntarse si no será posible, al menos, uno más feliz En un siglo, la expectativa de vida creció de los 30 a los 70 años. O más. En las sociedades desarrolladas, la gente comenzó a preguntarse cómo alcanzar la felicidad en ese período de gracia. En las elecciones autonómicas y municipales de España de fines de mayo, Nadal Galiana, candidato socialista a la alcaldía de Finestrat, Alicante, creyó hallar la respuesta: ofreció financiación pública para adquirir Viagra, la medicina contra la disfunción eréctil que se ganó el mote de “píldora de la felicidad”. Apuntó de ese modo al núcleo duro de los votantes; más maduro que duro, en realidad, por la baja tasa de natalidad. No olvidó a los jóvenes, sin embargo, beneficiados por la gratuidad de la píldora abortiva del día después. En la costa de Levante, la felicidad en sí misma, con Viagra o la otra píldora, también nutrió el debate por el Estatut de Cataluña. Los redactores quisieron incorporar el (leer más)