Sociedad

Generaciones en duda

Le adjudican a Winston Churchill una frase que, al parecer, nunca pronunció: “Si no eres liberal a los 25 años, no tienes corazón. Si no eres conservador a los 35, no tienes cerebro”. Churchill era conservador a los 15 y liberal a los 35, según Paul Addison, profesor de la Universidad de Edimburgo. Esa frase, en términos latinoamericanos y europeos, pasó a ser: “Si no eres de izquierda a los 20 años, no tienes corazón. Si no eres de derechas a los 40, no tienes cerebro”. O eres “un imbécil” y cosas peores. Síntesis de otra época. Lo demuestra la preferencia de los jóvenes por candidatos disruptivos en lugar de abrevar en los de siempre. La victoria de Javier Milei en las presidenciales de Argentina confirma la regla. Lo exhibía el diario español El Mundo después del balotaje: “Un gran nicho de las personas que eligió al ultraliberal en las urnas son los jóvenes, algunos de ellos los famosos millennials. Esta generación ha visto en primera persona cómo su país se fue derrumbando económica y (leer más)

Economía

Las propinas de Trump

Los presidentes, primeros ministros y otros gobernantes son los únicos seres que, como los reyes y los mendigos, pueden ir por el mundo con los bolsillos vacíos. No suelen llevar dinero ni tarjetas de crédito o de débito ni, en algunos casos, las gafas de lectura. La tienen fácil. Les basta hacer un gesto para disponer de aquello que necesitan. Donald Trump subía al Air Force One el 17 de septiembre de 2019. Del bolsillo trasero de su pantalón se asomó un billete de 20 dólares. Lo captó el fotógrafo Tom Brenner, de la agencia de noticias Reuters. La duda surgió de inmediato: ¿qué paga si todos los gastos corren por cuenta de la Casa Blanca? Le gusta dejar propinas. Una faceta desconocida y, a la vez, reveladora de su intimidad. “¡Sí, llevo dinero! –confesó Trump a los periodistas, intrigados por la rareza, durante el viaje de vuelta de California a Washington, y sacó un fajo de billetes del mismo bolsillo–. No uso billetera porque no he tenido una tarjeta de crédito en mucho tiempo, (leer más)

Sociedad

La guerra contra las estatuas

El derribo de la estatua Edward Colston, en Bristol, Inglaterra, cobró relieve como parte de las protestas globales por el brutal asesinato de George Floyd en Estados Unidos. ¿Quién era Colston? Un traficante de esclavos que compró, vendió y transportó entre 1672 y 1689 a unos 80.000 africanos en un barco de su propiedad. ¿Merecía la estatua de bronce, erigida en 1895? Su fortuna, cuando murió, pasó a manos de organizaciones benéficas y, por eso, calles y monumentos de la ciudad aún llevan su nombre. No importó el origen del dinero, sino el fin. Lo recuerdan como un filántropo. La estatua de bronce de Colston fue arrancada de cuajo y arrojada al puerto. Idéntico riesgo corren 78 monumentos de personajes históricos considerados racistas en el Reino Unido. La lista, elaborada por el sitio Topple The Racists (Derribar a los racistas), tiene una consigna: parar a Donald Trump. En Estados Unidos, varias efigies de Cristóbal Colón también resultaron dañadas o decapitadas. Otras fueron retiradas, como ocurrió en Buenos Aires, detrás de la Casa de Gobierno, para (leer más)

Política

El Brexit después del Brexit

La victoria da derechos. La del primer ministro Boris Johnson en las elecciones en el Reino Unido llevó a la mayoría conservadora de la Cámara de los Comunes a firmarle el cheque del Brexit, fechado el 31 de enero. Se trata del acuerdo alcanzado con la Comisión Europea después de varios cabildeos de Johnson con la venia de la reina Isabel II. El divorcio de la Unión Europea no es el final, sino el comienzo de otro capítulo. El de la negociación externa de un tratado de libre comercio y de políticas comunes, como la de defensa, y el del desafío interno de preservar dentro de su territorio a Escocia e Irlanda del Norte. La voluntad de mantener intacto al Reino Unido, compuesto por Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, choca con el Brexit. Johnson, emparentado con los ultras de Nigel Farage y los guiños de Donald Trump, exporta incertidumbres. La idea de convertir a Londres en la capital de una suerte de Singapur, con una competencia fiscal desleal, espanta a Europa. La ministra (leer más)

Economía

El crudo ataque contra Arabia Saudita

Los ataques con drones contra las refinerías de la compañía Aramco en Abqaiq y Khurais, Arabia Saudita, aparentemente perpetrados por rebeldes huthis de Yemen, despertaron la intranquilidad de Donald Trump no sólo por su impacto, la mayor suba del precio del petróleo en 28 años y el mayor corte repentino de la producción en la historia, sino también por la amenaza de Irán contra aquello que Franklin Roosevelt, uno de sus predecesores, creía que formaba parte del patrimonio norteamericano: las reservas de crudo sauditas. ¿Un correlato de la guerra de Yemen o una represalia del régimen de los ayatolás? Esa es la cuestión. Hubo una fecha clave: el 8 de agosto. No el de 1974, cuando por única vez renunció un presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, sino el de 1944, antes del final de la Segunda Guerra Mundial. Ese día, el 8 de agosto de 1944, tres décadas antes de la consumación del caso Watergate, Roosevelt y Winston Churchill se repartieron las reservas de petróleo de Medio Oriente. Le iba a decir el mandatario (leer más)

Sociedad

Gato por liebre

La alcaldía de un pueblo de Alaska tiene la particularidad de ser regida por un gato en lugar de un ser humano, lo cual, aunque sea simbólico, es directamente proporcional con la ausencia de corrupción Stubbs nació el 12 de abril de 1997. Lo encontraron en una caja con otros gatitos en una tienda de Talkeetna, Alaska, Estados Unidos. El dueño de la tienda se quedó con ellos. A los tres meses, el cachorro atigrado amarillo de rabo corto (de ahí su nombre) pasó a ser el alcalde del pueblo frente al descontento de la gente con los candidatos (humanos, todos ellos). Lo eligieron por amplia mayoría. Desde entonces, el gato Stubbs (más respeto: Mayor Stubbs) administra a puro maullido los destinos de ese distrito histórico cuya alcaldía es, en realidad, simbólica. Su popularidad, tras casi dos décadas de hegemonía, continúa en alza. No cualquier alcalde va desnudo por la calle, duerme siestas interminables y se deja mimar impúdicamente por los contribuyentes. Los habitantes de Talkeetna, menos de 1.000, están felices de haber convertido a (leer más)