Economía

La burbuja de la desigualdad

En 2020 se perdieron cuatro veces más empleos en el mundo que durante la crisis financiera global de 2008. Lacónico, el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el impacto de la pandemia en el mercado laboral pronostica “una recuperación lenta, desigual e incierta, a menos que los progresos iniciales se respalden con políticas de recuperación centradas en las personas”. Esos progresos iniciales, los previstos tímidamente para mediados de 2021, se ven agravados por una baja generalizada de las horas de trabajo y de los ingresos. En un solo año se esfumaron 255 millones de puestos de trabajo. El virus de la desigualdad, como se titula otro estudio, el de la organización no gubernamental Oxfam, ahonda el abismo ente un extremo y el otro de las sociedades. La chispa desencadenó la ola de protestas distantes y no coordinadas previas a la expansión del coronavirus. En 2019, el planeta vivía sumido en estallidos relacionados con la polarización de los países, la uberización de la política y el renacimiento de los nacionalismos mientras crecía la (leer más)

Política

La reinvención de un país

Hay gente que paga puntualmente sus impuestos, pero defiende a un presidente, un ministro, un legislador, un gobernador o un alcalde que arriba al cargo con un patrimonio más o menos modesto, elude esa obligación y amasa una fortuna injustificable. No es el caso de Donald Trump, rico desde la cuna, aunque se haya jactado de no presentar su declaración de impuestos en tiempo y forma. Hay gente que también defiende a aquellos que, envueltos en un supuesto halo de impunidad, alzan el índice para señalar a quienes critican su proceder e incitan a la violencia a sus fanáticos en su afán de torcer o negar la realidad. Es el caso de Trump. Hay gente para todo. Le toca a Joe Biden, como a cualquier otro presidente en sus zapatos, la reinvención de una imagen. La de Estados Unidos. Trump alentó la rebeldía, cual adolescente caprichoso, para convencer al mundo de un fraude electoral que no pudo demostrar en los tribunales. Lega los excesos y los desplantes, así como las mentiras con modales escasos. El (leer más)

Videos

La ruleta pandémica

Negro el 20, colorado el 21, como si la vida fuera una ruleta. Y, en realidad, vacuna sí, vacuna no, la bola gira y gira sin definición, sumidos como estamos en la nueva normalidad. O anormalidad. La palabra del año no ha sido coronavirus ni pandemia, sino incertidumbre en todos los órdenes. Tanto por la salud como por la economía y, con presidentes y primeros ministros que casi nunca estuvieron a la altura de las circunstancias, la política, mientras se acentuaba la desigualdad. En la ruleta, que gira y gira, la fatiga pandémica se codea con su prima hermana, la fatiga democrática, germen de las protestas que se multiplicaron en 2019 y no se aplacaron en 2020. La pregunta clave: ¿cómo escribiríamos la historia de este año y, en plan prospectivo, cómo vislumbramos 2021? El trance nos lleva a valorar el esfuerzo de aquellos que nos facilitaron la vida durante los peores meses. Médicos y sanitarios en primer término, así como docentes, alumnos y familias, como observa el doctor Avelino Porto, presidente de la Universidad (leer más)

Economía

Brasil, Mercosur y G20, prioridades argentinas

La cooperación internacional resultó ser más notable y efectiva durante la crisis financiera de 2008, así como en lucha contra el terrorismo y contra el lavado de dinero, que desde el comienzo de la pandemia, concluye una encuesta entre 482 académicos, expertos en política internacional, funcionarios, legisladores y empresarios, entre otros, enriquecida con la recopilación de documentos técnicos. La hizo el Consejo Argentino  para las Relaciones Internacionales (CARI) con el apoyo de la Fundación Konrad Adenauer. ¿Cuáles deberían ser las prioridades de Argentina para salir del atolladero? Brasil, el Mercosur y el G20, según la mayoría de los consultados. Desde el 21 de enero, cuando el régimen chino anunció el confinamiento de la ciudad de Wuhan, la primera reacción fue subestimarlo. Sobre todo, en Europa. Declarada la pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), “los Estados nacionales no han seguido un protocolo definido y cada uno de ellos adoptó su propia estrategia”. Así nos va. La reacción terminó siendo dispar a pesar de tratarse de la amenaza más grave para la seguridad global desde la Segunda Guerra Mundial. Sus implicancias no sólo se ven reflejadas en la crisis sanitaria global, sino también en la contracción (leer más)

Política

Caos en Nigeria

El lema era End SARS. O acabar con el SARS, siglas del Escuadrón Especial Antirrobo de la Policía de Nigeria. Una suerte de banda parapolicial acusada de arrestos arbitrarios, torturas, asesinatos extrajudiciales y extorsiones. En las protestas, encabezadas por la generación iPhone (jóvenes de clase media nacidos en la también joven democracia), murieron 70 personas en un contexto acuciante. El de un país, el más poblado de África, con 202 millones de habitantes, 82 millones de pobres y 14 millones de niños sin escolarizar, que vive a la sombra de otra banda, la terrorista Boko Haram, filial del Daesh o ISIS. La caída del precio del petróleo, acentuada por la pandemia, llevó al gobierno a dejar de subsidiar el combustible, que aumentó un 15 por ciento. Las tarifas de electricidad se triplicaron y, cual broche, el SARS descargó su ira contra la sociedad civil. La réplica: movilizaciones masivas, saqueos, destrozos y ataques. Entre otros, contra medios de comunicación afines al presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, como el periódico The Nation y el canal de noticias (leer más)

Sociedad

Lejos de estar cerca

Devi Sridhar, directora de sanidad pública global en la Universidad de Edimburgo, no anda con rodeos: “El mundo ha cambiado radicalmente en los últimos nueve meses. Desde los primeros informes de un pequeño brote de neumonía en la ciudad china de Wuhan, la versión normal de la realidad ya no existe en ningún lugar, por mucho que políticos y pseudocientíficos estafadores traten de convencerles de lo contrario. Si están preguntándose cómo lidiar con esto, sepan que la única certeza para el próximo año es que vienen tiempos de incertidumbre”. Tanta incertidumbre como la provocada por una lotería recurrente. La de la nueva normalidad. ¿Qué es la nueva normalidad? Un analgésico contra la imposibilidad de prever el futuro mientras transitamos un presente aleatorio. La mayoría de los gobiernos procura controlar la pandemia con el menor daño social y económico posible. Sin más resultados que brotes y rebrotes, incluso en países que parecían haberla superado. La solución no depende del Estado, sino de la responsabilidad individual y colectiva de los ciudadanos, dejó dicho el presidente de Uruguay, Luis (leer más)

Sociedad

La libertad detrás del barbijo

La calidad de la democracia, en duda antes de la pandemia, estaba dividida entre quienes perciben que no resuelve por sí misma sus problemas cotidianos y quienes piensan que amplía la brecha entre representantes y representados. El uso del barbijo, considerado compulsivo, fija un nuevo paradigma: ¿están en juego la democracia y, por extensión, las libertades? La ineficacia de los gobiernos en paliar la crisis sanitaria global, hija dilecta de la impotencia, lleva muchos a lanzarse a las calles sin precaución alguna para ellos ni para los demás en plan de protesta política. En algunos casos, con el guiño de líderes aparentemente inmunes y, también, impunes. La resistencia de algunos líderes a mostrarse en público con el barbijo pasó a ser un modelo primitivo que imitó una caterva de presuntos libertarios El coronavirus sacó lo mejor y lo peor de la humanidad. Lo mejor: la solidaridad. Lo peor: la mezquindad. Ese rasgo, fruto de la inconciencia frente a la posibilidad de enfermarnos y, sin querer o sin saber, contagiar a otros hizo detonar las críticas (leer más)

Política

La vacuna del nacionalismo

El nacionalismo, causante de las peores tragedias en el siglo XX, encontró un nuevo filón en la vacuna contra el coronavirus. La disputa, por más que se base sobre la cooperación científica entre laboratorios de varios países, no pone en riego la democracia, sino su calidad y, en cierto modo, las relaciones internacionales. Si Donald Trump se llevó el mundo por delante con el lema America First, ahora podría hacerlo con otro acaso más preocupante: Vaccine First. El afán de Estados Unidos en desmarcarse de la Organización Mundial de la Salud (OMC) prosigue con la compra de millones de dosis para superar el trance antes que ningún otro país. La disputa por ser el primero en disponer de la vacuna, una vez que se compruebe la eficacia de las que están en ensayos clínicos, se parece al comportamiento que debemos adoptar cuando se despresuriza la cabina del avión y caen sobre nuestras cabezas las máscaras de oxígeno: “Los pasajeros que viajen con niños deben colocarse primero las máscaras y después colocárselas a los niños”. Las (leer más)

Política

El rap de la campaña

En la campaña de Estados Unidos vale todo. Hasta el lanzamiento de la candidatura presidencial de un rapero famoso, Kanye West, impedido de figurar en las boletas de varios distritos y de quebrar la polarización entre Donald Trump y su rival demócrata, Joe Biden. Lo de West responde más a una estrategia promocional que a su vocación política. Pagó 35.000 dólares para inscribirse en Oklahoma, Estado que aporta apenas siete de los 538 votos en el Colegio Electoral, Hizo una inversión, digamos, mientras divulgaba por Twitter un nuevo álbum de canciones. Como las elecciones son indirectas, el voto popular cuenta poco. En Charleston, Carolina del Sur, el cantante negro, de 43 años, presentó en sociedad el Birthday Party en compañía de su esposa, Kim Kardashian, otra celebridad. Kayne llevaba un chaleco antibalas con la palabra seguridad en el pecho, de modo de capitalizar la ira por el asesinato de George Floyd, y el número 2020 grabado en su cabeza. Prometió en su discurso una compensación de un millón de dólares para quienes tuvieran un bebé (leer más)

Política

El reparto del poder

Cómo termina la hegemonía de Estados Unidos. No se trata de una duda, sino de una tesis sobre el reparto del poder de los académicos norteamericanos Alexander Cooley y Daniel H. Nexon. La pandemia tuvo una respuesta internacional fatto in casa, con el cierre de fronteras, el rebrote del nacionalismo y la consecuente crisis global. En un mundo menos cooperativo, guiado por el lema America First de Donald Trump y por los caprichos de otros autócratas, el informe Perspectivas de la economía global, del FMI, vaticina para 2020 el crecimiento de un solo país entre los grandes. China, curiosamente. O casualmente. Un uno por ciento magro para las llamadas tasas chinas, pero significativo por haber sido la cuna del coronavirus, haberle escamoteado información a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y haberse convertido en el enemigo externo imperioso de Trump, en medio de la guerra comercial y tecnológica, de cara a su afán de ser reelegido en noviembre. En el reparto del poder, el régimen de Xi Jinping se mostró como el único capaz (leer más)

Sociedad

Los vigías del balcón

¿Cuándo empezó esto? Más importante aún. ¿Cuándo terminará? Perdón. ¿Terminará? Un tercio de la población mundial no sale de su casa mientras sobrevuelan helicópteros y drones. Arrecian los controles. Hay ciudades en pausa. Otras no. En algunos países, la salud prima sobre la economía. En otros, al revés. Espantan las estadísticas. El desahogo nocturno son los aplausos desde el balcón para los médicos, los enfermeros y todos los que, de un modo u otro, están haciendo más llevadera la tragedia. Aplausos matizados en España con hola don Pepito, hola don José y partidas de bingo a los gritos y en Italia con sopranos honrando a Puccini. Desde el balcón ves la cara del vecino que nunca te cruzaste en la esquina y ves, también, la otra cara del drama. La de los que insultan desde las alturas a todos los que van por la calle. No discriminan entre técnicos de laboratorio o cajeras de supermercado. Los insultan, los escupen, les arrojan huevos como si fueran cómplices del coronavirus. Eso pasa en España, como cuenta El (leer más)