
¿Quién paga los platos rotos?
La mayoría de los europeos objeta las políticas de austeridad y ajuste presupuestario Pasada la medianoche del sábado 4, el rey Juan Carlos de España seguía en vela. Estaba en Mar del Plata, donde se celebraba la XX Cumbre Iberoamericana. Debía firmar a esas horas el primero de los dos decretos por los cuales se declaraba por primera vez el estado de alarma en su país, ahora prorrogado por el Congreso de los Diputados. La huelga de los controladores aéreos, en respuesta a la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de privatizar la gestión de los aeropuertos de Madrid y Barcelona, derivó en la excepción que, en vísperas de Navidad, pasó a ser una regla: los huelguistas adquieren condición de militares y los militares, al mando de las torres de control, deben comunicarles “la nueva situación”. Era la primera vez en dos décadas que un presidente del gobierno español no asistía a un foro iberoamericano. El faltazo de Zapatero reflejaba la magnitud de la crisis, explicaba someramente por el rey Juan Carlos al presidente de (leer más)