Catalejo

Groenlandia, ¿Estados Unidos?

Donald Trump nació en Queens, condado de Nueva York rodeado de islas. Su madre, Mary Anne MacLeod, vino al mundo en una isla. La de Lewis, en el norte de las Hébridas Exteriores, Escocia. No es extraño que Trump, después de haber amasado su fortuna en el negocio inmobiliario, pretenda comprar una isla. No cualquiera. La más grande del mundo: Groenlandia, territorio autónomo perteneciente al reino de Dinamarca. Era uno de los sueños de otro presidente de Estados Unidos, Harry Truman. Su oferta, 100 millones de dólares, no prosperó en 1946. Tampoco prosperó la de Trump, más cauto a la hora de ponerle precio. “Groenlandia no está en venta”, repuso su primer ministro, Kim Kielsen. Telón para la fugaz negociación entre un país enorme con islas de diversos tamaños y un país pequeño cuya capital, Copenhague, se encuentra en la isla de Selandia. Las otras islas, la inmensa Groenlandia y la diminuta Feroe, entre el Reino Unido, Noruega e Islandia, componen el reino. Trump puso el ojo en Groenlandia, peñasco helado con valor geoestratégico y (leer más)

Catalejo

Honestidad propia, impunidad ajena

¿Por qué nos sorprende que ciudadanos de diferentes nacionalidades devuelvan billeteras y, en algunos casos, toleramos fortunas amasadas en forma inescrupulosa por políticos que ejercen cargos públicos? Quizá porque confiamos más en nosotros mismos que en aquellos que nos representan. O quizá porque, como ocurre en América latina y otros confines, nos conformamos con eso de “roban, pero hacen”. Lamentable, pero cierto. La honestidad personal prima sobre la corrupción, no condenada en las encuestas ni determinante en las elecciones. Los ciudadanos, según un estudio de investigadores de Estados Unidos y de Suiza publicado en la revista Science, devolvieron la mayoría de las 17.303 billeteras aparentemente perdidas en sitios públicos y privados de 355 ciudades de 40 países. Entre ellos, Argentina. Un supuesto turista se acercaba a alguien y le decía: «Hola, me he encontrado esto en la calle al doblar la esquina. Alguien debió de perderla. Yo tengo prisa y debo irme. ¿Podría usted encargarse, por favor?». Las billeteras, de plástico transparente, podían estar vacías o tener cantidades de dinero en monedas locales que variaban (leer más)

Política

Europa: recalculando

El torbellino desatado por la dimisión de la primera ministra británica, Theresa May, a raíz de su insolvencia para concretar el Brexit, llevó a muchos a recalcular el voto en las elecciones del Parlamento Europeo. El plan de la ultraderecha era regalarle a Europa un Caballo de Troya, de modo de asaltarla y, una vez dentro, dinamitarla. No prosperó. Excepto la Liga de Matteo Salvini en Italia, con su prédica contra los inmigrantes y las minorías, pocos pudieron cantar victoria. Incluida Marie Le Pen, más allá del triunfo por la mínima en la Francia de los chalecos amarillos frente al partido del presidente Emmanuel Macron. Los conservadores y los socialdemócratas perdieron por primera vez la mayoría absoluta, no el control de la Unión Europea. Un experimento histórico, creado después de dos guerras mundiales para desalentar los nacionalismos, que se ve abrumado por tiranteces internas y externas. Las reflejadas en la eurofobia de Donald Trump y de Vladimir Putin. En estos comicios, celebrados en los 28 Estados, los ejes fueron la inmigración y el ambiente. Retos (leer más)

Sociedad

La diversidad rompe tabúes

La transexualidad era hasta enero una enfermedad mental para la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata ahora de una disfunción sexual, no de un trastorno psicológico. La tardía adecuación corre a tono con la ruptura de tabúes frente a la diversidad. Estados Unidos tiene por primera vez una candidata a gobernadora transgénero por un gran partido, Christine Hallquist en Vermont, y Alemania ha aprobado la introducción de un tercer género en el registro civil. En los formularios figurará “masculino”, “femenino” y, en caso de que los padres no puedan determinar el sexo de su hijo, “diverso”. En 2013, Alemania ha sido el primer país europeo que permitió a los padres dejar en blanco la casilla que indicaba el sexo de un bebé en su partida de nacimiento, admitiendo en forma implícita el tercer género. Los llamaba “intersexuales”. El gobierno de Angela Merkel se vio forzado a cumplir una sentencia del Tribunal Constitucional que lo obligaba a introducir la tercera alternativa. De lo contrario, aquellas personas que no sienten varones ni mujeres se sentirían (leer más)

Catalejo

Vóteme o bóteme

En Dinamarca, Jacob Haugaard cosechó en las elecciones de 1994 más de 23.000 votos con una premisa imbatible: «No sé nada de política, pero ahora me van a pagar para aprender». Lo admitió en cuanto tuvo la certeza de que iba a ser diputado. En Brasil, varios años después, Francisco Everardo Olivieira Silva, alias Tiririca, apeló a una fórmula parecida: «¿Qué hace un diputado federal? La verdad, yo no lo sé. Pero vote por mí y lo averiguaré para usted”. No sabía escribir cuando lo eligieron, en 2010. Lo reeligieron en 2014. En la mayoría de las campañas electorales aparecen candidatos excéntricos que tratan inútiles a sus rivales. Lamentablemente, suelen tener razón. No es una excepción el payaso Tirrica, criado desde los ocho años de edad en un circo del Estado de Ceará, en el nordeste brasileño. Era, como cualquier candidato, alguien cuyas promesas preelectorales excedían ampliamente sus excusas poselectorales. En las listas para las elecciones de 2010 en Brasil estaba el ex futbolista Romario, astro del seleccionado. Decía que había crecido en una comunidad (leer más)