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Política

El espejo retrovisor

¿Qué hay detrás de las expeditivas intervenciones occidentales en las crisis árabes? EL gobierno francés quiso ser el primero en repeler con su aviación el escarmiento de Muammar Khadafy contra su pueblo y en reconocer al Consejo Nacional Libio como su «único representante». ¿Temía Nicolas Sarkozy que el régimen más estrafalario del norte de África cumpliera con su amenaza de ventilar secretos comprometedores? En Siria, Bashar al Assad denunció que las revueltas en su país eran orquestadas por los Estados Unidos. The Washington Post reveló cables filtrados por WikiLeaks sobre la presunta financiación norteamericana de grupos opositores y de la cadena Barada TV, que emite desde Londres informaciones adversas a su gobierno. ¿Temía Barack Obama algo parecido? Lo temieran o no, ambos han saltado el cerco de la duda: respaldan los levantamientos en el mundo árabe no sólo con aliento, sino, también, con dinero, según acordaron en la cumbre del G-8, realizada en estos días en Deauville, Francia, con sus pares de Alemania, Canadá, Italia, Japón, el Reino Unido y Rusia. En su papel de (leer más)

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Política

Kilómetro cero

Los partidos españoles pierden la brújula frente a las inesperadas protestas de la calle MADRID.– Debajo de la estatua ecuestre de Carlos III, en la emblemática Puerta del Sol, Juan Rubio resume su malestar: “No queremos ser las marionetas de los políticos y los banqueros”. Ronda los 30 años y se declara “quema’o”. Pertenece a “la generación mejor formada y peor pagada” de la historia reciente. En un país con cinco millones de desempleados, cuatro de cada 10 menores de 34 años están en esa frustrante situación; doblan la media europea. Una semana antes de las elecciones municipales y autonómicas de hoy, en un día doblemente festivo por ser domingo y San Isidro, patrono de Madrid, el movimiento ganó la calle, sorteó las prohibiciones y prometió quedarse “hasta que ganéis 600 euros, como nosotros”. De la fecha, 15 de mayo, adquirió el nombre: 15-M. Y de los lemas, manuscritos en carteles, adquirió su identidad. “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”, dice uno, emulando otro mayo, el francés de 1968. “Yes, we camp”, (leer más)

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Política

Ni unidos ni dominados

Tras la muerte de Osama ben Laden en Paquistán, el presidente de Perú, Alan García, aventuró que se trataba del “primer milagro del beato Juan Pablo II”, al cual agradeció ese día, el de su santificación, “llevarse del mundo a la encarnación del mal, a la encarnación demoníaca del crimen y del odio, dándonos la noticia de que quien volaba torres y edificios ya no está”. Amén. Con menos elocuencia, aunque similar satisfacción, su par de Colombia, Juan Manuel Santos, felicitó a Barack Obama “por ese gran golpe contra el terrorismo” y, desde México, Felipe Calderón reconoció “su perseverancia en el combate y persecución del terrorismo”. En las antípodas, el vicepresidente de Venezuela, Elías Jaua, al igual que el canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, condenaron los inusuales festejos de los norteamericanos en las calles. “Ninguna muerte debe ser celebrada”, señaló el canciller de Uruguay, Luis Almagro. El gobierno argentino tampoco se subió al carro de la victoria: “La operación militar que ha llevado a la muerte del responsable de tanto dolor inocente ocurre en momentos (leer más)

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Sociedad

¿Cómo inventar un país?

En 2007, el príncipe Michael de Sealand puso en venta una isla artificial, frente a Inglaterra, valuada en 750 millones de euros. El contrato fijaba como requisito el compromiso de continuar con la farsa de legitimar el principado en una plataforma de hormigón de mil metros cuadrados, montada sobre dos pilares, en el Mar del Norte. No es cuento. Tampoco es cuento que China alquila ahora sus islas. No por un par de semanas, sino por medio siglo o más. Con la condición de no dañar el ambiente, compañías y ciudadanos extranjeros pueden emular a Robinson Crusoe y su compañero Viernes. Lo permite una ley aprobada en 2010. La provincia de Zhejiang tiene casi 3000 cerca de la costa. Miden entre 500 y 1000 metros cuadrados. Están deshabitadas. Sus moradores deberán arreglárselas para disponer de vivienda y servicios básicos, como el agua y la electricidad, así como de alguna protección contra los frecuentes tifones. No van a crear nuevos países, pero, después de mucho tiempo en ellas, seguramente se sentirán sus dueños. Un excéntrico como (leer más)

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Política

Licencia para matar

Los claroscuros de la ejecución de Ben Laden, empañada por sospechas de ilegalidad En forma unánime aprobaron  los norteamericanos la decisión de Barack Obama de liquidar a Osama ben Laden. Ocho de cada diez, según Gallup, creyeron “extremadamente” o “muy” importante” la ejecución del líder de Al-Qaeda en su madriguera urbana del norte de Paquistán. La euforia inundó las calles de los Estados Unidos al filo de la medianoche, algo inusual. Tan inusual como la perplejidad que, superada la embriaguez de la victoria o la resaca del desquite, despertó en otras latitudes el expeditivo proceder de las fuerzas de elite Navy Seals, así como el pronto despacho del cadáver a las profundidades del mar Arábigo para no crear un santuario en tierra firme. Lo justo no siempre es legal y lo legal no siempre es justo. ¿Tiene necesidad el país más poderoso del planeta de violar los derechos humanos para obtener información, torturando prisioneros sin condena en el limbo ilícito de Guantánamo, y de ejecutar sin piedad a un terrorista que, en principio, estaba desarmado, (leer más)

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Sociedad

No pasarán

La Comisión Europea le da la razón a Francia por bloquear el acceso de inmigrantes En una de sus encendidas e insultantes arengas contra los llamados rebeldes libios y contra la intervención de la alianza atlántica (OTAN) en defensa de ellos, Muammar Khadafy insinuó que no iba a mover un dedo para evitar que “millones de negros” arribaran a Italia y Francia. Dicho y hecho. Silvio Berlusconi, azorado después de haberlo recibido 11 veces, dudó en condenar la saña del régimen contra su pueblo quizá para “no molestar” a un amante como él de las fiestas “bunga bunga” con chicas de corta edad o para conciliar posiciones con el más estrafalario de los dictadores árabes. Desde el comienzo del año, la isla italiana de Lampedusa, en el Mediterráneo, comenzó a acusar recibo de las revueltas en el norte de África con el súbito desembarco de miles de refugiados. Iban a caer casi en estéreo las autocracias de Túnez y Egipto. Khadafy era hasta ese momento algo así como un garante contra el éxodo hacia Europa. (leer más)

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Política

Pertenecer tiene sus privilegios

En la novela La balsa de piedra, de José Saramago, un tal Joaquim Sassa teme haber provocado la separación de la Península Ibérica del continente europeo. La convierte en una isla, supone, tras arrojar al mar una piedra “pesada, ancha como un disco, irregular” que, a su juicio, no estaba en su lugar. “Como no llevaba bolsillos ni bolsa para guardar sus hallazgos, devolvía al agua los restos muertos cuando tenía las manos llenas, al mar lo que al mar pertenece, la tierra que se quede con la tierra”, se excusa. La grieta se abre en forma espontánea a la altura de los Pirineos, no por su culpa, “convirtiendo ríos en cascadas y avanzando los mares unos kilómetros tierra adentro”. Desde la isla, aparentemente creada sólo porque el tal Joaquim no tenía dónde poner aquello que encontraba, nada se ve igual que antes. Ni Portugal, ni España, ni Andorra, ni el territorio de Gibraltar son los mismos. El aislamiento dinamita las impresiones del mundo conocido. Todo parece lejano ahora: desde la crisis económica hasta los (leer más)

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Hasta que la política nos separe

El artículo 186 de la Constitución de Guatemala pretende ser un seguro contra el nepotismo: prohíbe que los familiares del presidente de la república de hasta el cuarto grado de consanguinidad y el segundo de afinidad puedan aspirar a sucederlo. A su vez, Álvaro Colom, presidente desde 2008, está impedido de ser reelegido y, a diferencia de pares latinoamericanos de sesgos tan diferentes como Álvaro Uribe, Hugo Chávez, Carlos Menem y Alberto Fujimoni, no tiene margen para alterar la letra constitucional. ¿Entonces? Fácil: la primera dama tramitó el divorcio exprés, autorizado el viernes por la jueza Mildred Roca. “Me estoy divorciando del presidente para casarme con el pueblo, con la gente de Guatemala”, proclamó Sandra Torres, imitando con su presunto “sacrificio personal y familiar” a Evita y, de ser elegida en septiembre, coronando la rehabilitación del “dedazo”, aparentemente abolido tras las siete décadas en el poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Hasta 2000, el presidente de México designaba de ese modo a su sucesor. Esa treta tuvo un precedente reciente en la Argentina: la decisión (leer más)

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Peleados con el espejo

La gente desconfía tanto de los gobiernos como de los partidos políticos opositores. Una encuesta realizada en 22 países concluye que la felicidad de la gente depende más de las relaciones personales que de los bienes materiales De tomar el pulso de la calle tras las mayores marchas contra el gobierno británico desde el rechazo a la guerra contra Irak en 2003, David Cameron debería pensar dos veces cuán oportuno es medir el estado de ánimo de la población. Desde este mes, por decisión suya, la Oficina Nacional de Estadísticas deberá auscultar el “bienestar general’’ sobre la base de estudios centrados en la felicidad. El cálculo coincide con el peor ajuste del gasto en generaciones. Las medidas de austeridad contemplan el congelamiento de los salarios de los empleados públicos y la eliminación de 300.000 puestos de trabajo para borrar el déficit en 2015. En Europa, en general, la gente  desconfía de los gobiernos y los partidos políticos opositores por igual, según una encuesta de The Guardian. En Italia temen una invasión de inmigrantes a raíz (leer más)

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Fisuras en el frente

La represalia contra Khadafy desnudó las diferencias entre los socios de la coalición A diferencia de Irak y a semejanza de Kosovo, el establecimiento de la zona de exclusión aérea en Libia no supone promover la democracia, sino proteger a la población civil de la masacre que se proponía consumar Muammar Khadafy. Es la primera intervención militar no heredada de Barack Obama, Nicolas Sarkozy y David Cameron, entre otros líderes involucrados en la resolución 1973 del Consejo de Seguridad. En ese ámbito hasta el embajador libio pidió ayuda: “Por favor, Naciones Unidas, salven a Libia –clamó Mohamed Shalgham, desmarcado del régimen vitalicio de su país–. Le digo a mi hermano Khadafy que deje en paz a los libios”. La resolución, discutida en un primer momento entre los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Alemania, contempla la zona de exclusión aérea y un pedido a la Corte Penal Internacional para investigar posibles crímenes de lesa humanidad. Crucial ha sido el respaldo de la mayoría de los países de la Liga Árabe, excepto Siria, Argelia y Mauritania. (leer más)

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Más por menos

El ciudadano 7000 millones nace en medio de sismos, tsunamis y diversas alarmas En 1960, el mayor sismo de la historia desde que se tienen registros sacudió a Chile y creó un maremoto que mató a 61 personas en Hawai y 138 en Japón. Todavía era inusual la palabra tsunami, derivada del japonés tsu [puerto o bahía] y nami [ola]. Esta vez, a la inversa, las olas de hasta 10 metros de altura nacieron en Japón y, por fortuna, perdieron fuerza en su derrotero por el Pacífico hacia la costa americana. Hubo muchas víctimas que llorar, pérdidas que lamentar y temores que aventar en su hipocentro, Japón, sumido ahora en una crisis colosal por las explosiones de los reactores nucleares y la liberación de material radiactivo. Esta dramática situación obliga al mundo a replantearse el futuro de esa fuente de energía. Es el gran desafío en un año bisagra. Después de 12 años, Adnan Nevic dejará de ser la última persona cuyo nacimiento se vio coronado con un número redondo en las estadísticas de las (leer más)

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El infierno son los otros

Advirtió que es la única manera de proteger a los civiles libios Si el primer ministro británico, David Cameron, quiso quedar bien con la canciller alemana, Angela Merkel, al dar por muerto y enterrado el multiculturalismo, Muammar Khadafy no necesitó más que alzar la vista para desafiarlo: “Hay millones de negros que podrían llegar al Mediterráneo y luego saltar a Francia e Italia si Libia deja de garantizar la seguridad”. Tonto no es. El aviso coincide con el presunto réquiem de la “tolerancia activa” con los inmigrantes, sustituída por el “liberalismo muscular activo”. Es una fórmula de consumo interno tan vaga que no ha hecho más que contribuir a la resurrección de la nostalgia, el odio y el miedo. Son los fantasmas favoritos de la extrema derecha. En 2008 pidieron asilo en Europa unos 18.000 afganos, el doble que en 2007. Desde mediados de enero, más de 7000 inmigrantes ilegales arribaron a la isla de Lampedusa, el último confín del sur de Italia. En Grecia, golpeada por la crisis, creció 10 veces en un año (leer más)

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La última trinchera

Los gladiadores, sostiene Séneca, “están protegidos por la destreza, pero se quedan indefensos por la ira”. Es la ira, precisamente, el motor de la protesta árabe. No se ha prendido fuego por otro motivo el humilde vendedor de frutas y verduras tunecino Mohamed Bouazizi; su muerte desencadenó la revuelta que aplastó al régimen represivo y corrupto de Zine el Abidine Ben Alí. Tampoco estallaron por otro motivo los egipcios, impotentes como los tunecinos frente a los abusos de las autoridades con sus demandas de baksheesh (propinas traducidas en coimas). Ni tampoco arde por otro motivo Libia, sometida a los caprichos de Muammar Khadafy. Facilitaron la faena las redes sociales, a menudo bloqueadas por esos regímenes y otros, pero nunca resultaron determinantes por sí mismas. El hijo favorito de Khadafy, Saif el Islam, cargó contra “el enemigo exterior” que, “con el uso de Facebook, se ha unido a la oposición interna para imitar lo que ocurre en los países árabes”. La ira es anterior a Internet, por más que una pareja egipcia haya querido rendirle tributo (leer más)

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El ocaso de un converso

En los ochenta, Muammar Khadafy estaba acusado de violar los derechos humanos y patrocinar el terrorismo; Saddam Hussein también sometía a los suyos, pero compensaba su crueldad manteniendo a raya a Irán. Era entonces un aliado de Occidente. Tres décadas después, uno pende de un hilo a raíz de la marejada de protestas árabes que barrió las dictaduras de Túnez y Egipto; el otro ha muerto colgado como correlato de la “guerra contra el terror” declarada con puras mentiras por George W. Bush, Tony Blair y compañía. En su momento, Khadafy resultó tan útil contra Irán como las dictaduras militares latinoamericanas contra el comunismo. Si Ronald Reagan se había atrevido a llamarlo “perro rabioso” al bombardear Trípoli en 1986, Blair no vaciló en abrazarlo en 2004, en la misma ciudad, por su apoyo a “la guerra contra el terror”. Compañías petroleras británicas y alguna que otra norteamericana firmaron de inmediato lucrativos contratos con Libia. Casualmente, Khadafy usó como carta de resarcimiento su renuncia al programa nuclear. Era, según él, un hombre nuevo, pero, en la (leer más)

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La imaginación al poder

Algunos gobiernos todavía no han alcanzado a percibir los cambios en el mundo árabe Superado el primer impacto de las revueltas árabes, una broma comenzó recorrer Europa: si quieres saber qué países serán los siguientes en estallar, fíjate dónde pasan sus vacaciones los ministros franceses. Entre Navidad y Año Nuevo, la ministra de Asuntos Exteriores, Michèle Alliot-Marie; su pareja, el ministro de Relaciones con el Parlamento, Patrick Ollier, y sus padres se desplazaron desde la ciudad de Túnez hasta las playas de Tabarka, en plan de descanso, en el jet del millonario Aziz Miled, socio del cuñado del dictador tunecino. En esos días, el primer ministro,  François Fillon, estuvo en Asuán, invitado por el gobierno egipcio. Tras el derrumbe casi en estéreo de Zine el Abidine Ben Alí y Hosni Mubarak, Nicolas Sarkozy se tomó la cabeza con las manos. Los padres de la ministra Alliot-Marie aprovecharon esos días en Túnez para comprar acciones de un emprendimiento inmobiliario de Miled. La casualidad resulta bochornosa, pero, hasta ese momento, eran aliados inevitables de Occidente ambos regímenes (leer más)