El espejo retrovisor
¿Qué hay detrás de las expeditivas intervenciones occidentales en las crisis árabes? EL gobierno francés quiso ser el primero en repeler con su aviación el escarmiento de Muammar Khadafy contra su pueblo y en reconocer al Consejo Nacional Libio como su «único representante». ¿Temía Nicolas Sarkozy que el régimen más estrafalario del norte de África cumpliera con su amenaza de ventilar secretos comprometedores? En Siria, Bashar al Assad denunció que las revueltas en su país eran orquestadas por los Estados Unidos. The Washington Post reveló cables filtrados por WikiLeaks sobre la presunta financiación norteamericana de grupos opositores y de la cadena Barada TV, que emite desde Londres informaciones adversas a su gobierno. ¿Temía Barack Obama algo parecido? Lo temieran o no, ambos han saltado el cerco de la duda: respaldan los levantamientos en el mundo árabe no sólo con aliento, sino, también, con dinero, según acordaron en la cumbre del G-8, realizada en estos días en Deauville, Francia, con sus pares de Alemania, Canadá, Italia, Japón, el Reino Unido y Rusia. En su papel de (leer más)