¿Por qué los latinos votaron a Trump?

Le tomó tres elecciones presidenciales lograr que los latinos, vapuleados en la campaña, fueran el factor de triunfo




Regreso con furia
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Pregunta recurrente: ¿por qué los latinos votaron en masa a un candidato que, durante la campaña, no hizo más que tildarlos de criminales que “envenenan la sangre del país”, “tienen genes malos” o, como soltó el cómico Tony Hinchcliffe en un mitin realizado en el Madison Square Garden, de Nueva York, provienen, entre otros confines, de «una isla flotante de basura en medio del océano»? Hablaba de Puerto Rico, Estado libre asociado de Estados Unidos. La enérgica réplica de la vicepresidenta Kamala Harris, candidata demócrata, no alcanzó para frenar el aluvión de votos latinos para su rival, Donald Trump, finalmente ganador por varios cuerpos.

¿Porque te quiero te aporreo? Más o menos. La broma, se apresuraron a aclarar los republicanos, no reflejaba la opinión de Trump ni de los suyos. El discurso xenófobo, impreso durante la campaña, era difícilmente rebatible. Lo cierto es que el electorado latino hizo caso omiso del asunto. O del insulto. Trump remontó la cuesta de dos elecciones presidenciales con esa porción en contra. La pregunta recurrente, entonces, tiene una respuesta: los ciudadanos de ese origen que votaron por Trump, ahora norteamericanos, no se sintieron amenazados por su promesa de deportación masiva. Al contario: no quieren más inmigrantes como ellos.

Lo bajo a tierra. Durante mis años en Washington, DC, me ofrecieron ser entrenador de fútbol (soccer) en el colegio de mi hijo, Agustín. Acepté con gusto. Compartí el trabajo, no remunerado, con un papá salvadoreño. Les dábamos a los chicos instrucciones en inglés, pero noté que el hijo de mi colega no hablaba castellano. Me pregunté y le pregunté por qué. Me respondió en inglés: “I am very proud to be american (Estoy muy orgulloso de ser norteamericano)”. No entendí ni entenderé por qué le impedía a su hijo ser bilingüe, algo sencillo cuando iba a clases en una lengua y hablaba otra en casa. Había dejado de usar su lengua natal, también, puertas adentro.

Ese orgullo, el de la nacionalidad adquirida y el de enviarles remesas a sus parientes para que sobrevivieran en El Salvador, no era un mérito, excepto el de haber abrazado el sueño americano. El sentido de pertenencia quizás haya llevado a los latinos, tradicionalmente demócratas, a volcarse por un expresidente que, si cumple con sus postulados de campaña, ordenaría la deportación de millones de personas. ¿Aplicará la Ley de Enemigos Extranjeros, promulgada en tiempos de guerra, en 1798, solamente utilizada en la guerra de 1812 y en las guerras mundiales del siglo XX?

Los venezolanos, agobiados por el régimen dictatorial de Maduro, “son narcotraficantes, criminales, asesinos y violadores”, Trump dixit

En Estados Unidos, como en otros países, hay ciudadanos de primera y de segunda. El inmigrante, de no tener los papeles en regla, pasa a ser sospechoso más allá de su nacionalidad. Engrosa, en el léxico de Trump, la lista de delincuentes que roban, violan y matan sin piedad o, como los haitianos de Springfield, Ohio, se comen las mascotas de sus vecinos mientras la economía, otro factor determinante, cae en picada. Al menos, en la percepción popular. En resumen, de los gatos al canibalismo podría haber poco trecho. Fake news? Los venezolanos, agobiados por el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, “son narcotraficantes, criminales, asesinos y violadores”, Trump dixit.

En 2017, durante su gobierno, Trump quiso eliminar el programa DACA, aprobado cinco años antes por Barack Obama. Concedía el permiso de residencia y de trabajo a los inmigrantes que habían arribado al país en forma ilegal cuando eran niños. La Corte Suprema paralizó el proceso. Los dreamers (soñadores) llevan más de dos décadas en Estados Unidos y algunos de ellos, inclusive profesionales, no conocen el país de sus padres ni su idioma. Poco impactó entre los latinos el programa Manteniendo a las Familias Unidas, aprobado por Joe Biden en junio de 2024 para conceder la residencia a los cónyuges de ciudadanos norteamericanos.

El parole humanitario de 2022 concedía asilo en Estados Unidos a migrantes de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití si contaban con un respaldo económico, superaban una averiguación de antecedentes y compraban un boleto de avión para un aeropuerto norteamericano. ¿Ciudadanía automática? Forget it! (¡Olvídalo!) “Desde el primer día firmaré una orden ejecutiva por la que los hijos de extranjeros ilegales no reciban la ciudadanía automática”, prometió Trump. Porque, explicó, “esa política supone un imán para los migrantes que vienen de cárceles e instituciones de enfermos mentales”. Palabras textuales. Respuesta recurrente.

Jorge Elías



2 Comments

  1. Creo que la revolución francesa cambió una mirada de cómo hacer una sociedad más solidaria, hoy esto se ha perdido junto con la idea de la democracia, triste este retroceso

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