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Un capítulo importante de la historia de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas ha llegado a su fin en Haití. Nuestro despliegue allí abarcó más de 15 años, un espacio de tiempo marcado por muchos logros conjuntos para la ONU y el pueblo haitiano. Ese despliegue, asimismo, también estuvo marcado por la tragedia de un devastador terremoto en 2010 y una serie de lecciones aprendidas sobre lo que hicimos bien y lo que podríamos haber hecho mejor.
Hoy, cuando reflexionamos colectivamente sobre todos estos aspectos, no vemos un final sino el comienzo del próximo capítulo de la asociación de la ONU con Haití y su pueblo.
El cierre de la operación de mantenimiento de la paz en Haití no significa que ha cesado el apoyo de la ONU al país. De hecho, se adaptará y continuará de otra forma a medida que la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) comience sus operaciones junto a todo el equipo de país de la ONU.
El país enfrenta en este momento una crisis política, un estado de agitación civil, y desafíos socioeconómicos muy notorios. Estos, a su vez, tienen impacto en el entorno de seguridad, lo cual alimenta aún más la inestabilidad política, generando un ciclo que el país ha experimentado, trágicamente, muchas veces antes.
Cuando miramos hacia atrás podemos apreciar que hemos llegado lejos en nuestro apoyo. En 2004, cuando se desplegó nuestra misión de mantenimiento de la paz, la MINUSTAH, el país estaba al borde del colapso, con inestabilidad política, una fuerza policial disfuncional y una autoridad estatal casi inexistente. Bandas de narcotraficantes controlaban barrios enteros de la capital, Puerto Príncipe.
Quince años después, las tasas de homicidios han disminuido en casi un 50 por ciento, como resultado de los esfuerzos concertados para examinar, reclutar y capacitar al personal de la Policía Nacional de Haití (PNH). Desde 2004, el número de policías haitianos reclutados ha aumentado de 2.500 a más de 15.000 en la actualidad, duplicando la proporción entre la policía y la población. Del número total de policías desplegados, más del 10 por ciento son mujeres. Las instituciones nacionales de derechos humanos funcionan ahora de manera independiente y protegen mejor a los ciudadanos, y se ha implementado una legislación clave que se ocupa de la asistencia jurídica y el poder judicial.
Aunque el hacinamiento en las cárceles sigue siendo una gran preocupación, se han logrado avances para disminuir el atraso judicial, especialmente en la capital, donde la tasa de detención preventiva prolongada ha disminuido en un 14 por ciento durante los últimos dos años.
Los 7.500 millones de dólares invertidos por la comunidad internacional para la estabilización del país durante 15 años de mantenimiento de la paz representan una fracción de los costos globales que la crisis en desarrollo habría desencadenado en 2004, si no se hubiera lanzado un esfuerzo multilateral respaldado por la ONU.
Los logros del mantenimiento de la paz de la ONU no ocultan el hecho de que Haití sigue necesitando el apoyo de la comunidad internacional
Pero el mantenimiento de la paz no es, nunca puede ser, la única respuesta. Los logros del mantenimiento de la paz de la ONU no ocultan el hecho de que Haití sigue necesitando el apoyo de la comunidad internacional y las Naciones Unidas. Demasiados haitianos aún viven en la pobreza, el Estado de Derecho y las estructuras de seguridad son incipientes y frágiles. La verdadera estabilidad sigue siendo un asunto pendiente.
A medida que el mantenimiento de la paz de la ONU concluye en Haití, también recordamos las partes difíciles del legado de MINUSTAH y aquellos que han sido afectados negativamente por él. El fin del mantenimiento de la paz no pone fin al trabajo de las Naciones Unidas para eliminar el cólera, ni pone fin a nuestros esfuerzos para abordar la explotación y el abuso sexual y los casos de paternidad relacionados.
Los esfuerzos sostenidos para apoyar al gobierno de Haití para eliminar la transmisión del cólera y aliviar el sufrimiento del pueblo haitiano siguen siendo un foco clave de las Naciones Unidas, bajo el liderazgo del enviado especial para Haití, Josette Sheeran. Estos esfuerzos han llevado a un enorme progreso. Las Naciones Unidas también continuarán abordando los casos pendientes de explotación sexual y paternidad del período de mantenimiento de la paz y brindarán apoyo a las víctimas y sus familias. Trabajaremos con las autoridades e instituciones nacionales en Haití y otros Estados miembros interesados para garantizar que los derechos y la dignidad de las víctimas permanezcan en el centro de todo nuestro trabajo.
Los haitianos han enfrentado enormes dificultades a lo largo de los años y hoy continúan enfrentando desafíos. Al mismo tiempo, han demostrado de manera consistente una notable capacidad de recuperación y una capacidad para adaptarse y superar estos obstáculos prodigiosos.
Creo que el mantenimiento de la paz en Haití abrió el espacio para los procesos políticos y democráticos. Nada puede sustituir a las soluciones políticas ejecutadas por los actores locales. Las dos misiones de mantenimiento de la paz consecutivas, MINUSTAH y MINUJUSTH, invirtieron en la promoción de soluciones políticas a tales problemas, al tiempo que abordaron muchos otros desafíos.
La transición en las estructuras de mantenimiento de la paz es una oportunidad para reenfocar las prioridades del sistema de las Naciones Unidas y establecer cómo puede la ONU proporcionar el apoyo adecuado en el momento adecuado a los haitianos.
La presencia renovada de la ONU en Haití tras el cierre de MINUJUSTH está bien adaptada a las necesidades en el terreno. Abarca, un enfoque integrado que incluye el papel de la misión especial recientemente desplegada, la BINUH, que se enfoca en soluciones políticas, y las agencias humanitarias y de desarrollo de la ONU, que se enfocan en una variedad de tareas para apoyar al pueblo de Haití.
Las Naciones Unidas siguen totalmente comprometidas con el pueblo haitiano conjuntamente con la plena responsabilidad y control nacional del pueblo haitiano. La ONU apoyará la visión de país que tengan los haitianos para lograr la estabilidad y la prosperidad. Ahora es el momento para todos nuestros asociados de redoblar nuestro compromiso colectivo con el pueblo de Haití.
Hay demasiado en juego. No podemos fracasar.
Secretario general adjunto del Departamento de Operaciones de Paz de la ONU
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