Catalejo

Bigotes en remojo

En Isesaki, al norte de Tokio, un muchacho de hirsuta perilla asustó con su aspecto desprolijo a una venerable anciana. Armó un gran revuelo. Las autoridades municipales obligaron a los empleados a afeitarse bigotes y barbas para “mantener una imagen decente”. La cara limpia, cual rasgo de nobleza, es parte de la cultura japonesa. El seleccionado de béisbol se caracteriza por las barbillas rigurosamente lampiñas de los jugadores. Desentonaba, quizá para ir contra la corriente, el príncipe Tomohito de Mikasa, primo alcohólico del emperador Akihito. Se hacía llamar Su Barbuda Majestad. Falleció en 2012. Eso del bigote y la barba es un signo de identidad. En Argentina, el bigote de Raúl Alfonsín pasó a ser un símbolo de la recuperación de la democracia en 1983. Después de la vuelta olímpica del seleccionado español de fútbol en el Mundial de Sudáfrica, en 2010, el bigote se cotizó en alza gracias a su entrenador, Vicente del Bosque, “El Bigotón”. En Turkmenistán, por orden del excéntrico líder Saparmurat Niyazov, están prohibidos el bigote y la barba. Otro tanto (leer más)

Cultura

Adivina quién viene a cenar

¿Cuáles son los platos favoritos de los presidentes de acá, de allá y, también, del más allá? Como escribió el filósofo español Javier Goma Lanzón, “lo único verdaderamente importante de la vida de los políticos es su vida privada”. Y si de intimidades se trata, las comidas favoritas revelan no sólo sus gustos, sino, también, sus temperamentos. En 2010, Barack Obama compartió hamburguesas con su entonces par de Rusia, Dmitri Medvedev, encantado de saltearse el protocolo en Ray’s Hell Burger, de Arlington, Virginia, cerca de Washington. Pudo ser una excepción si Obama no hubiera celebrado poco después su cumpleaños, el número 50, con ese exquisito manjar, rico en colesterol, en el restaurante de comidas rápidas Good Stuff, vecino del Capitolio. La pasión del presidente de los Estados Unidos por la comida chatarra o basura, abrazada con inocultable deleite por Bill Clinton con sus correspondientes raciones de papas fritas, contrasta con el empeño de Michelle Obama en corregir los pésimos hábitos alimentarios de los norteamericanos, traumatizados por el sobrepeso de las dos terceras partes de su (leer más)

Actualidad

Alfonsín, homenajeado por la comunidad armenia

(Agencia Prensa Armenia).– La comunidad armenia argentina homenajeó a Raúl Alfonsín el domingo 20 de septiembre con una placa en recuerdo del reconocimiento del Genocidio Armenio que realizó como presidente de la Nación el 1 de septiembre de 1987. El acto se realizó en la Asociación Cultural Armenia, de Buenos Aires, donde Alfonsín realizó el reconocimiento hace 28 años frente a la comunidad armenia. Fue organizado por la Comisión Conmemorativa del Centenario del Genocidio Armenio. Asistieron el auditor general de la Nación, Leandro Despouy; el diputado nacional Ricardo Alfonsín; el ex senador Leopoldo Moreau; Marcelo Stubrin, integrante del directorio de la AFSCA; el ex ministro de Economía Jesús Rodríguez; la diputada nacional Cristina Guevara; la legisladora por la Ciudad de Buenos Aires María José Lubertino; Ariel Dulevich Uzal, ex secretario de Turismo; el arzobispo primado de la Iglesia Apostólica Armenia, Kissag Mouradian; el padre Pablo Hakimian, de la Iglesia Católica Armenia, y el embajador armenio en Argentina, Alexan Harutunian, así como la cónsul Ester Mrktumyan. El senador nacional Rubén Giustiniani y los diputados nacionales Carlos Raimundi y (leer más)

Cultura

El juguete rabioso

En manos de políticos, Twitter puede ser un arma de doble filo: a diario se comparten millones de mensajes en los que los impulsos y la instantaneidad marcan una tendencia de la cual pueden arrepentirse en el futuro En 2011, cuando aún no sabía que iba a ser concejal por Ahora Madrid, Guillermo Zapata tecleó en Twitter un chiste tan desagradable como ofensivo contra los judíos y otro contra una periodista que había perdido sus piernas en un atentado de la banda terrorista ETA. Las injurias, más que burlas, le costaron cuatro años después el cargo de concejal de Cultura al que iba a ser nombrado por la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y una catarata de disculpas. Zapata renunció al cargo de concejal de Cultura, no al de concejal del distrito. En el ínterin, amonestado por varios usuarios de la red, se apresuró a borrar los polémicos tuits y, finalmente, cerrar su cuenta. El episodio pudo haber concluido de ese modo, por indecoroso que haya sido, pero otros concejales madrileños se precipitaron a imitar (leer más)