Economía

Un poco de insatisfacción

Así como la palabra escrache se ha incorporado al léxico político de España, la indiferencia de los políticos frente a los reclamos populares está abriendo una grieta profunda en todas las sociedades Inmaculada Michinina, vendedora ambulante de Cádiz, llevaba tres años esperando una licencia que le permitiera exponer sus manualidades en un mercado de esa ciudad española. Irrumpió en 2013 en el pleno del ayuntamiento: «Vosotros nos demostráis en cada pleno que pasáis de nosotros, que os importamos tres pitos –exclamó entre lágrimas–. Nosotros os hemos dado ese puesto de trabajo y no lo valoráis». Le apuntó a la alcaldesa, Teófila Martínez, del Partido Popular, acusándola de estar subida en un pedestal. Y les disparó a los políticos: «¿Para quién trabajáis, coño?». Su discurso, aupado en la crisis, recorrió como pólvora las redes sociales.

El Interin de Jorge Elías
Sociedad

¿Quién me ha robado el mes de abril?

Trabajaba en la Editorial Kapelusz, a dos calles de la Plaza de Mayo. Cada jueves veía a las señoras de pañuelos blancos haciendo sus rondas. Era viernes. Unos días antes, el 30 de marzo, la policía había reprimido con saña y alevosía una multitudinaria concentración sindical. A mis 18 años, verde en todo, no entendía nada. Ese viernes, 2 de abril, aquellos que despotricaban contra la dictadura militar comenzaron a elogiarla. La Argentina había recuperado las Malvinas. Las tenía bien presentes: en un mapa del Manual del Alumno Bonaerense habían sido impresas de color amarillo, como Chile, y nos pusieron a pintarlas con témpera de color blanco, como la Argentina.

Economía

Todos somos iguales, pero algunos son más iguales que nosotros

En enero de 2001, la primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, escaló el Aconcagua con su marido, Peter. Alcanzó la cima. Era un poco excéntrica. La conocí en octubre de ese año en Auckland. Conducía su propio coche. Arribó sola, sin custodios ni asistentes, al comité del Partido Laborista. Sobre el escritorio apoyó un bolso que, por sus jorobas, parecía repleto de esas cosas de las cuales las mujeres no pueden prescindir. No todas las mujeres, en realidad. Mary McAleese, presidenta de Irlanda, me confesó que, en lugar de un bolso, prefería “llevar solamente” a su marido: “Martin carga el dinero, las llaves y todo eso”. Martin asintió con una sonrisa cómplice.

Sociedad

El último samurái

¿Qué lleva a personas de distintos países a aislarse en la selva durante un conflicto armado y vivir como si el planeta conocido hubiera dejado de existir? Con bananas, cocos y arroz, el soldado japonés Hiroo Onoda sobrevivió en la isla Lubang, Filipinas, tres décadas después del final de la Segunda Guerra Mundial. No le avisaron que la guerra había terminado en 1945. Tras una difícil negociación, se rindió el 9 de marzo de 1974. Falleció el 16 de enero de 2014; tenía 91 años de edad. Lo habían declarado muerto en 1959. En 1972 se quedó solo por el deceso del segundo de los dos soldados que lo acompañaban; otro se había rendido en 1950. Por poco superó en eso de no aceptar la realidad al soldado japonés Teruo Nakamura, hallado en la isla indonesia de Morotai el 18 de diciembre de 1974.

Sociedad

Las nuevas guerras de secesión

Un fantasma recorre la espina dorsal del planeta cuando los Estados Unidos y Rusia se enzarzan por países en conflicto, como Ucrania y Siria. Es el fantasma de la Guerra Fría, muerta y sepultada tras el final de la Unión Soviética. En esta remozada versión, Washington y Moscú no intercambian golpes en forma directa como Rocky Balboa e Iván Drago sobre el ring. De hacerlo, no quedaría piedra sobre piedra. Riñen a través de terceros en discordia. Entablan una proxy war (guerra por delegación) cuya pelea de fondo dirimen, en apariencia, países que quieren pueblos prósperos y países que quieren Estados poderosos.

Política

La ruleta rusa

¿Qué ha llevado a Putin a violar el derecho internacional con el envío de tropas a la estratégica península de Crimea tras la caída del presidente de Ucrania? En siglo XIX, el zar Alejandro II entrevió el siglo XXI: “Rusia tiene dos aliados verdaderos: su armada y su ejército”. Los sigue teniendo. La toma de la estratégica península de Crimea, ordenada por Vladimir Putin en represalia por la caída del presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, recreó la imagen del imperio pretérito que no admite haber quedado resquebrajado tras el colapso de la Unión Soviética. No se trata de una renovada guerra fría, en la cual las dos superpotencias se amenazaban mutuamente con el arsenal nuclear del planeta repartido en partes iguales, sino de una suerte de reivindicación de aquello que Rusia cree propio y ya no lo es. En ruso, Ucrania significa tierra de frontera; en ucraniano, patria. Esa patria, enclavada en tierra de frontera, alcanzó la independencia en 1991, pero alberga las pasiones encontradas de un país dividido que convirtieron a la plaza Maidán, bautizada (leer más)

Política

Nunca es triste la verdad

El genocidio armenio, no reconocido por Turquía, ha sido, a los ojos del papa Francisco, de la ONU, del Parlamento Europeo y de 21 Estados nacionales, “el primero del siglo XX” A mediados del siglo XIX, el filósofo, político y economista británico John Stuart Mill dejó dicho que una opinión debía ser debatida a fondo, “frecuentemente y sin temor”, de modo de evitar que se marchitara como “un dogma muerto”. La verdad, concebida como la idea por Platón y como la forma por Aristóteles, descorre el velo de la apariencia. Poco ha variado ese concepto. La verdad, según Cicerón, se corrompe tanto con la mentira como con el silencio, pero siempre es lo que es. Es lo inmutable, aquello que no cambia más allá de la discusión y de la interpretación. ¿Puede cambiar la verdad sobre el holocausto judío, por ejemplo? Hitler halló su fuente de inspiración en el genocidio armenio por la rapidez con la que creyó que el mundo iba a olvidarlo. Reparó en ese capítulo oprobioso de la historia, llamado holocausto armenio (leer más)

Política

Víctima de sí mismo

No hay peor medicina que la violencia contra un descontento social que crece día tras día más allá de las presuntas conspiraciones que denuncia el presidente venezolano, Nicolás Maduro La palabra golpista admite en el léxico político venezolano dos acepciones encontradas: la frustrada proeza del difunto Hugo Chávez contra el gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez, por la cual estuvo dos años en prisión desde 1992, y la ignominia del dirigente opositor Leopoldo López contra el gobierno de Nicolás Maduro, también democrático, por la cual se entregó a la Guardia Nacional bajo la acusación de haber promovido actos de violencia. Con una diferencia de 22 años entre un hecho y el otro, la palabra golpista selló cual cruz el destino de ambos en un país sumido en la división y el descontento. En las protestas estudiantiles del 12 de febrero de 2014 para reclamar la liberación de estudiantes detenidos y el respeto a la libertad de expresión vislumbró Maduro un inminente conato de derrocamiento, tildado de fascista. Era el Día de la Juventud en Venezuela, (leer más)

Sociedad

El Gran Hermano te vigila

¿Es Snowden un héroe por haber revelado prácticas que atentan contra la privacidad de las personas o un traidor por haber puesto en peligro la seguridad de su país? Los escándalos de espionaje masivo en los Estados Unidos han hecho disparar las ventas del libro “1984”, de George Orwell. Su crítica al totalitarismo soviético, plasmada a mediados del siglo XX, pasó a ser una denuncia global contra la capacidad del Estado de controlar a los ciudadanos. Por la llamada ley patriota de George W. Bush, los servicios secretos de su país están exentos de la vigilancia gubernamental. La granada estalló en 2013 en las manos de Obama. Coincidió con la guerra fría que libra contra su par de Rusia, Vladimir Putin, protector de Edward Snowden, fugitivo de la justicia norteamericana. Snowden, ex administrador de sistemas de la compañía privada de inteligencia Booz Allen Hamilton, del Centro de Operaciones de Amenazas de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) en Hawaii, de la CIA y de la compañía de informática Dell, confió documentos secretos a los periódicos (leer más)

Política

El dueño de la pelota

Un grupo de muchachos palestinos recurrió al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para recuperar una pelota de fútbol que el ejército israelí se niega a devolverles Durante un partido de fútbol de barrio en la localidad palestina de Kafer Sur, distrito de Tulkarem, Amir descargó su ira con un cañonazo. Le dio a la pelota con tanta vehemencia que logró que traspusiera el muro que separa a la Ribera Occidental (Cisjordania) de Israel. Del otro lado, los soldados israelíes ignoraron los reclamos de los muchachos palestinos. No les devolvieron la pelota ni les permitieron que fueran por ella. El partido quedó en suspenso. Al menos hasta que se expida el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, al cual los dueños de la pelota le pidieron que mediara para recuperarla. La pelota está del otro lado del muro de 700 kilómetros de longitud que Israel comenzó a construir en 2002 sobre los territorios palestinos ocupados después de la guerra de 1967. Lo declaró ilegal el Tribunal Internacional de (leer más)

Sociedad

Todos contra uno

Con un contexto desfavorable por la alarmante brecha entre ricos y pobres, Obama anunció un aumento del salario mínimo para acercarse a la clase media Sancho Panza observaba en el siglo XV que en el mundo había dos linajes, “el tener y el no tener”. Seis siglos después, 85 personas tienen tanto dinero como 3.570 millones, poco más de la mitad de la humanidad. Ese uno por ciento, como supo redondearlo el movimiento de indignados norteamericanos Occupy Wall Street, supone una amenaza para el sistema político y el económico. Sólo en los Estados Unidos, ese segmento ha concentrado desde 2008, cuando estalló la crisis, el 95 por ciento del crecimiento. El problema persiste: es la desigualdad, más allá de la preocupación que provoca la pobreza. Del contexto no escapa ningún país. Menos aún los Estados Unidos, aunque hayan procurado alejarse de la responsabilidad mundial que asumieron después del derrumbe de la Unión Soviética. En ello radica la importancia de cada discurso sobre el Estado de la Unión, balance y perspectivas anuales de los presidentes norteamericanos (leer más)

Cultura

Un poco de amor francés

La revelación del romance del presidente François Hollande con la actriz Julie Gayet casi coincide con un nuevo aniversario del escándalo de Bill Clinton con Monica Lewinsky Enero era fatal para Bill Clinton. También lo es para el presidente de Francia, François Hollande. Eso parece, al menos. El 23 de enero de 1992, el semanario sensacionalista Star publicó las confesiones de Gennifer Flowers, cantante de clubes nocturnos de Arkansas, sobre el supuesto romance que mantenía con Clinton. Era el comienzo del fin de la carrera de un gobernador vitalicio, a pesar de sus tempranos 45 años de edad, a quien se le había cruzado la loca idea de ocupar la Casa Blanca después de cometer un pecado carnal, engañar a su esposa Hillary, y otro patriótico, negarse a ir con las tropas a Vietnam. Uno peor que el otro. Seis años después, en 1998, casi en la misma fecha en que estalló el escándalo en 1992, el 21 de enero, Clinton se desayunó con un sobresalto: –No vas creer esto, Hillary, pero… –meneó la cabeza (leer más)

Sociedad

Extranjeros, go home

Los gobiernos europeos se replantean sus políticas migratorias como si aquellos que provienen de otras latitudes fueran los culpables del fracaso y compitieran con los nativos Las crisis siempre hacen de las suyas, aunque sean ajenas. Es lo que siente Suiza, isla de prosperidad que adhiere, no pertenece, a la afligida Unión Europa. Suiza tiene apenas un tres por ciento de desempleo. El crecimiento anual, del 1,2 por ciento, es superior al de muchos de sus vecinos. Turbados por el arribo de extranjeros en busca de empleo, los suizos convocaron a un referéndum, algo usual en ellos cuando deben tomar decisiones. Esta vez, quisieron auscultar su generosa ley de asilo y asistencia social. Ocho de cada diez optaron por restringir los permisos de trabajo de larga duración. Eso levantó ampollas en la Comisión Europea. En momentos de incertidumbre, los países que aún conservan determinados privilegios suelen replegarse o, en este caso, entornar sus fronteras. El miedo al otro, caballito de batalla de los partidos xenófobos de Europa, se convierte en la incomodidad con el otro, (leer más)

Política

Dos vidas en un instante

Cómo pudo haber sido el último minuto de Ariel Sharon, figura clave y controvertida de la historia de Israel que divide las aguas en todo el mundo En el último instante, dicen, los recuerdos se alborotan en un torbellino. Todo pasa y nada queda, excepto la esperanza de ser el resumen de los recuerdos en un solo recuerdo. Vivimos con la esperanza de ser un recuerdo. Bueno o malo, un recuerdo al fin. De ser cierto, en el último instante de sus 85 años de edad, Ariel Sharon habrá evocado los balbuceos del hijo de emigrantes rusos de apellido Sheinerman, que arribaron en 1922 a Palestina y que, por el nombre hebreo del valle en el cual se establecieron al nordeste de Tel Aviv, adoptaron una nueva identidad. De ser cierto, Sharon habrá evocado la estampa robusta del primer ministro elegido en 2001 y reelegido en 2003 que se apartó a fines de 2005 de su partido, el Likud (Consolidación), para prevalecer desde otro partido, el Kadima (Adelante), ganador en sus primeras elecciones. También se (leer más)

Política

Siria esquina Irak

La Primavera Árabe, basada originalmente en ideales seculares, ha hecho resurgir en ambos países una guerra étnica y religiosa de raíces ancestrales capaz de fragmentarlos Lo llamó “perro” y, como un lanzador de las Grandes Ligas de Béisbol, probó puntería dos veces. No le arrojó pelotas, sino zapatos. George W. Bush, de rápidos reflejos, esquivó ambos tiros. Era su última visita a Bagdad, en diciembre de 2008. A su lado, el primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, apenas atinó a alzar el brazo derecho para detener el segundo disparo. Falló. El agresor, Muntadar al Zeidi, reportero del canal satelital Al Baghdadia, estuvo preso durante nueve meses por haber proferido los peores insultos árabes contra el presidente de los Estados Unidos: llamarlo “perro” y arrojarle sus zapatos. Zeidi le había perdido el miedo a la autoridad, algo inusual entre los suyos. Un par de años después, en diciembre de 2010, una actitud similar, aunque más drástica por tratarse de la inmolación de un muchacho tunecino, iba a encender la mecha de las revueltas árabes. El (leer más)