Política

Te digo que no

La mayoría de los bolivianos ha rechazado la pretensión de su presidente, Evo Morales, de ser candidato por cuarta vez consecutiva   Por primera vez en diez años el presidente de Bolivia, Evo Morales, tiene mandato a plazo fijo: su gobierno concluirá en enero de 2020. De haberse impuesto el sí en el referéndum para la reforma constitucional que iba a permitirle postularse para un cuarto período consecutivo, Morales podría haber gobernado hasta 2025. ¿Qué lleva a un presidente a intentar perpetuarse en el poder? «Cuando un político piensa que es imprescindible, nace un dictadorzinho», se excusó en su momento de impulsar una reforma con ese fin el ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, bendecido por la popularidad en el final de su gestión. Del mismo modo concluyeron sus mandatos otros presidentes latinoamericanos, como Michelle Bachelet, de Chile, y Tabaré Vázquez, de Uruguay, reincidentes tras el período de espera que establecen sus respectivas constituciones. El afán de la reelección indefinida, reverso de ambos, no responde a una ideología en particular. En 1994, el (leer más)

Otras voces

Elecciones presidenciales en Perú: entre el drama y la esperanza

De América Economía, Chile A cuatro meses de las elecciones, son Keiko Fujimori y PPK los candidatos con equipos de campaña mejor definidos y organizados. Sin embargo, aún nada está dicho Pedro Tenorio Si Leonidas tuvo trescientos guerreros para defender Esparta, Keiko Fujimori cuenta con ochenta técnicos para organizar un plan de gobierno y una campaña en la que la renovación del fujimorismo será su consigna. Muchos levantan las cejas, incrédulos, ante la posibilidad de que tamaña transformación sea posible. Sin embargo, y por paradójico que parezca, con 35% de intención de voto nacional a su favor, su principal adversario comparte su mismo ADN: Alberto Fujimori. Como se confirmó semanas atrás, el expresidente organiza en paralelo una plataforma de apoyo al fujimorismo desde su celda en la Diroes. Hace tiempo que sus designios políticos perdieron predicamento sobre Keiko, de ahí que este insista en recibir a potenciales ‘aportantes’ y socios políticos, pese a que su hija ha optado por otro camino y otros consejeros. Incluso no es común ver hoy en su búnker de la calle (leer más)

Otras voces

Drogas: el riesgo de la militarización

De Clarín, Argentina Con más de 100 firmas se presentó un documento de convergencia plural denominado “Drogas: Una Iniciativa para el Debate” Juan Gabriel Tokatlian Con más de 100 firmas se presentó un documento de convergencia plural denominado “Drogas: Una Iniciativa para el Debate”. En una campaña presidencial escasamente propositiva, las drogas han sido objeto de referencia de los principales candidatos. En ese marco, las alternativas no pueden ser el no hacer nada frente al tema o militarizar el tratamiento del narcotráfico. Lo primero es ingenuo y desacertado; lo segundo es funesto y peligroso. Pero, ¿qué significa la militarización del fenómeno de los narcóticos? El término remite a distintas prácticas. En primer lugar, se la ha entendido como una imposición exógena. Domésticamente, la ley de Posse Comitatus de 1878 en EE.UU., prohíbe a las fuerzas armadas ejercer atribuciones propias de los cuerpos de seguridad en materia de orden público como la policía. Sin embargo, en la periferia Washington ha estimulado la participación de los militares en la lucha contra los narcóticos. Para ello, ha brindado una (leer más)

Sociedad

Nombres impropios

En 1958, Robert Lane, vecino de un modesto complejo de viviendas de Harlem, Nueva York, pensó que su sexto hijo, recién nacido, iba darle suerte. Le puso Winner (ganador). Tres años después, aquella apuesta no había resultado. Le puso Loser (perdedor) a su siguiente y último hijo. Curiosamente, Winner tuvo un profuso prontuario por delitos comunes y Loser, alias Lou, llegó a ser sargento de la policía tras haber ganado una beca y graduarse en la Universidad Lafayette, de Pennsylvania, cuenta Steven D. Levitt en su libro Freakonomics. Es anécdota. Por poco tino o mucha ignorancia hay gente cuyos padres no tuvieron mejor idea que inscribirlos con nombres que despiertan reminiscencias horrorosas, como Hitler o Stalin. En los Estados Unidos hay personas con nombres de marcas, como Lexus, Arman, Bacardi y Timberland; de universidades, como Harvard, Yale y Princeton, y de profesiones y cargos públicos, como Lawyer (abogado), Judge (juez) y President (presidente). En el Reino Unido estalló ahora la polémica por la súbita notoriedad del nombre Muhammad (Mahoma en castellano) entre los bebés inscriptos (leer más)

Economía

Cuentos chinos

Que una compañía sea de ese origen no significa que sus ejecutivos respeten la teoría marxista de la plusvalía ni el ideario de Mao, sobre todo fuera de sus fronteras Cuando los guerrilleros maoístas de Sendero Luminoso supieron que una compañía china iba a explotar una mina de hierro en San Juan de Marcona, Perú, creyeron que tocaban el cielo con las manos. No era para menos: gente del venerado país de Mao, envuelta en la aureola de la Revolución Cultural instaurada en 1949, iba a darle una lección de comunismo puro y duro al vil capitalismo de Occidente. Los ejecutivos de la Corporación Shougang fueron recibidos con honores. Pronto supieron los trabajadores de la mina, fundada en los años cincuenta por capitales norteamericanos, que aquello era una ilusión. Y se rebelaron contra sus jefes, supuestamente maoístas. Supuestamente, digo bien. Las protestas comenzaron en la década del noventa, cuando nacía Sendero Luminoso. Aún continúan. Son por los magros salarios, la contaminación ambiental, el trato poco amable a la población y las trabas de la compañía (leer más)

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Política

1 + 1 = 3

Con premeditación y alevosía, el bug (bicho) del milenio metió la cola en las computadoras del  Perú. E hizo estragos: alteró, acaso definitivamente, las matemáticas convencionales. Tanto que desde el lunes 27 de diciembre, fecha clave no sólo por haber sido la víspera del último Día de los Inocentes en los años que empezaban con 19, uno más uno ha dejado de ser dos. Es, ahora, tres. Ni la tecnología japonesa, a la cual recurre habitualmente Alberto Fujimori en honor a sus mayores, ha podido evitar el llamado efecto Y2K. Capaz de sumir a los peruanos, chip to chip, en el insondable túnel del tiempo. Y de tratar de convencerlos de que su presidente no transita por el segundo mandato de cinco años, tope que establece la Constitución cuya reforma impulsó él mismo en 1993, sino por el primero. Lógica menemista, convengamos. Es decir, 2000 menos 1990 no es diez, sino cinco. Lo cual confirma que Winston Smith, el sufrido protagonista de la novela 1984, de George Orwell, no era más que un ignorante por (leer más)