Cultura

Catorce reinas y una prometida

Cada tres segundos, una niña es obligada a casarse en el mundo, algo común en Suazilandia, donde el rey Mswati III elige todos los años una nueva esposa Una niña es obligada a casarse en el mundo cada tres segundos, según la organización internacional de protección de los derechos de la infancia Plan Internacional, fundada en 1937 en España. Cada día se casan 41.000 menores de 18 años. De continuar esta tendencia, 140 millones de niñas habrán contraído matrimonio en 2020. En los países subdesarrollados como Suazilandia, un 14 por ciento de las niñas se casan antes de cumplir los 15 años. La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instó en noviembre a los Estados miembros a promulgar leyes contra las bodas forzadas. El rey Mswati III de Suazilandia no acusó recibo del pedido. El diminuto país, independizado en forma pacífica del Reino Unido en 1968, comparte fronteras con Mozambique y Sudáfrica. Tiene 17.360 kilómetros cuadrados. Es la última monarquía absolutista del África subsahariana. Cada año, entre agosto y septiembre, se (leer más)

Sociedad

Devuélvase al remitente

Querida Señora Presidenta: Le sorprenderá recibir esta carta (“sorry, e-mail”) en estas fechas. Lo habitual es que sea a la inversa, pero, como son sus últimas navidades en el Gobierno (¡jo, jo, jo!), tengo la dicha de agradecerle lo que ha hecho por su pueblo y también por mí, ¿sabe? En su país nadie me pide juguetes importados, inhallables, en realidad, sino “made in” Argentina, como aquella muñeca divina, idéntica a usted, “remember?”. Fue un desinteresado regalo de empresarios amigos, no gorilas ni cipayos ni golpistas ni destituyentes ni buitres como esos desagradecidos que no aprecian su labor. … Para seguir leyendo Devuélvase al remitente

Política

Tercera Guerra, primera parte

Cuando cayó el Muro de Berlín afloró una pregunta: “What’s left?”. Traducido: “¿Qué queda?”, “¿qué es izquierda?” o, fusionado, “¿qué queda de la izquierda?”. Veinticinco años después, aflora la misma pregunta para la Primavera árabe, iniciada en Túnez y diseminada en otros países en 2011: ¿qué queda de aquellas protestas laicas y políticas, no religiosas, que apuntaban al establecimiento de democracias, con alternancia en el poder e instituciones capaces de mediar entre el legado oprobioso de las dictaduras y las monarquías y los dictados radicales del Islam? En Túnez, Egipto y Libia cayeron los dictadores vitalicios, antes apañados por los gobiernos occidentales. En Siria estalló la guerra civil. En Irak, los milicianos del Estado Islámico (EI) garabatean ahora en las fachadas de las casas de los cristianos la decimocuarta letra del alfabeto árabe, nun (ن). Es la inicial de nasrani (nazareno). Los nazarenos, devotos de Jesús de Nazaret, son presas del pánico frente a la limpieza religiosa, pariente de la étnica, que ha emprendido el grupo sunita, separado de Al-Qaeda. Los moradores de las casas (leer más)

Política

Y, sin embargo, te quiero

Hillary Clinton, empresarios que sirvieron como funcionarios de distintos gobiernos norteamericanos y The New York Times parecieron dictarle a Obama la histórica decisión de descongelar la relación con Cuba En julio, los presidentes de China, Xi Jinping, y de Rusia, Vladimir Putin, viajaron a Cuba con miras a ampliar sus vínculos. Poco después, seis editoriales consecutivos de The New York Times sobre la necesidad de “darle un giro sustancial” a la política de los Estados Unidos respecto de la isla, raros en sí mismos, parecieron guiar la impactante decisión de Barack Obama de restablecer la relación bilateral. Uno de ellos, “Tiempo de acabar con el embargo”, publicado el 11 de octubre en inglés y castellano como los otros, enhebra los fundamentos para “que sea políticamente viable reanudar relaciones diplomáticas y acabar con un embargo insensato”. En su histórico discurso del 17 de diciembre, Obama siguió a pies juntillas sus lineamientos, aunque tuviera presente, como también expresa el Times, que “el régimen de los Castro ha usado el embargo para excusar sus fallas y mantener a (leer más)

Política

Matan a pobres corazones

El horror sacudió esta vez a Pakistán, donde los talibanes ingresaron en una escuela a la que concurren hijos de militares y mataron a más de un centenar de personas, en su mayoría estudiantes En la película Charlie Wilson’s War (La guerra de Charlie Wilson), distribuida con el título Juego de poder, el representante demócrata Charlie Wilson (Tom Hanks), alentado por una millonaria texana ultraconservadora y católica, Joanne Herring (Julia Roberts), y secundado por un agente secreto desencantado con la CIA, Gust Avrakotos (Philip Seymour Hoffman), acuerda repeler a las tropas soviéticas de Afganistán, regado de campos de refugiados, con el dictador paquistaní Mohamed Zia ul-Haq (Om Puri). Se trata de una historia real, basada en la biografía de Wilson escrita por George Crile. La condición del convenio era que las armas cedidas por Israel no tuvieran estrellas de David. Wilson empeñó su palabra. Era un rústico representante (diputado), de botas puntiagudas, de un distrito perdido de Texas. Se ufanaba de su anticomunismo y de su debilidad por el alcohol, las drogas, las juergas y (leer más)

Política

Al mundo le sobran bolsillos

Un sastre paraguayo, harto de los escándalos de corrupción, decidió confeccionar un traje exclusivo para presidentes, legisladores y funcionarios públicos Mao Tsé-tung intuyó que Nikita Khruschev intentaba engañarlo. “Aquí no se sienta uno a la gran mesa de la negociación internacional si no lleva la bomba atómica en el bolsillo”, le avisó. Mucho antes, Lenin había definido al escritor ruso Boris Savinkov, responsable de asesinatos de funcionarios imperiales entre 1904 y 1905, como “ese burgués con una bomba en el bolsillo”. Más de un siglo después, el tenor español José Carreras, independentista catalán, lleva en el bolsillo “un trozo de bandera” de Cataluña. “¡Visca Catalunya Lliure (Viva Cataluña libre)!”, grita para sus adentros antes de cantar. Eso de llevar efectos personales en los bolsillos, empezando por el dinero, se remonta a los tiempos en que el hogar era una cueva o la sombra del árbol más cercano. En 2009, un equipo de psicólogos de Edimburgo, Escocia, concluyó que hay más posibilidades de que sea devuelta una billetera perdida si tiene una foto o dos, preferentemente (leer más)

Sociedad

Nombres impropios

En 1958, Robert Lane, vecino de un modesto complejo de viviendas de Harlem, Nueva York, pensó que su sexto hijo, recién nacido, iba darle suerte. Le puso Winner (ganador). Tres años después, aquella apuesta no había resultado. Le puso Loser (perdedor) a su siguiente y último hijo. Curiosamente, Winner tuvo un profuso prontuario por delitos comunes y Loser, alias Lou, llegó a ser sargento de la policía tras haber ganado una beca y graduarse en la Universidad Lafayette, de Pennsylvania, cuenta Steven D. Levitt en su libro Freakonomics. Es anécdota. Por poco tino o mucha ignorancia hay gente cuyos padres no tuvieron mejor idea que inscribirlos con nombres que despiertan reminiscencias horrorosas, como Hitler o Stalin. En los Estados Unidos hay personas con nombres de marcas, como Lexus, Arman, Bacardi y Timberland; de universidades, como Harvard, Yale y Princeton, y de profesiones y cargos públicos, como Lawyer (abogado), Judge (juez) y President (presidente). En el Reino Unido estalló ahora la polémica por la súbita notoriedad del nombre Muhammad (Mahoma en castellano) entre los bebés inscriptos (leer más)