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El GPS de Armenia avisa: recalculando

En un mundo en blanco y negro, el GPS de Armenia trina: recalculando. Está más cerca de la Unión Europea y de la OTAN que de Rusia. Lo dejó entrever con suma prudencia el canciller de ese país, Ararat Mirzoyan, durante una breve visita a Buenos Aires. La aproximación a Occidente, se apresuró a aclarar, no guarda relación con la de Ucrania, envuelta en una guerra sin fin contra Rusia, sino con la reivindicación de un territorio avasallado, Nagorno Karabaj, a expensas de Azerbaiyán. Miles de residentes de etnia armenia debieron huir mientras una misión de paz rusa miraba al costado. Eso ocurrió en septiembre de 2023 en un enclave del Cáucaso Sur en disputa tras la desintegración de la Unión Soviética. En los papeles, la República de Artsaj, como la llaman los armenios, forma parte de Azerbaiyán, pero se trata de un Estado independiente de facto. Más de 100.000 personas debieron refugiarse en Armenia después de la guerra. Quedan 10 o 15. “En Nagorno Karabaj hubo una limpieza étnica”, concluyó Mirzoyan. Una pieza del (leer más)

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Juegos a dos bandas

En vísperas del encuentro entre Vladimir Putin y Xi Jinping en Samarcanda, capital del antiguo sultanato de Uzbekistán y corazón de Asia, estalló otra guerra. La de Azerbaiyán y Armenia por Nagorno Karabaj. Un desafío para Rusia, garante del cese el fuego acordado después de seis semanas de combates y de 6.500 muertos en 2020. Si bien ninguno de los dos se atribuyó el primer tiro, el presidente azerí, Ilham Aliyev, con el apoyo de su par turco, Recep Tayip Erdogan, aprovechó la ocasión para marcar el terreno y desnudar la debilidad del primer ministro armenio, Nikol Pashinian, asediado en casa por su plan de ceder el territorio en disputa. El precio para Armenia significaría renunciar a un enclave cuyos habitantes consideran propio desde siempre. En especial, desde que terminó la guerra separatista en 1994, más allá de que en los papeles pertenezca a Azerbaiyán. La tregua precaria, tras dos días y más de 200 muertos, no supuso el final de una causa delicada que ambos asocian con la reivindicación de sus derechos. El conflicto (leer más)

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Reparación histórica

Comienza una nueva era en Estados Unidos. La de la restauración de la imagen, dañada por la política aislacionista de Donald Trump. Al filo de sus primeros 100 días de gobierno, Joe Biden refrendó aquello que aprobaron ambas cámaras del Capitolio en 2019: el reconocimiento del genocidio armenio. Histórico, mal que les pese a sus pares de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y de Azerbaiyán, Ilham Alíev, aliados en 2020 en una guerra fuera de foco por la recuperación azerí de la Nagorno Karabaj, la República de Artsaj, cuya población vive al cobijo de Armenia. Biden resultó ser el primer presidente norteamericano de la historia en admitir que aquello que empezó durante el Imperio Otomano, en 1915, con el arresto y la ejecución de líderes comunitarios e intelectuales armenios, y continuó con la masacre de 1,5 millón de personas y la confiscación de sus propiedades hasta 1923, cuando nació la Turquía moderna con Mustafá Kemal (Atatürk) como su primer presidente, fue un genocidio en toda regla. Letra por letra. A tono con el diccionario, el “exterminio (leer más)

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Una guerra fuera de foco

Si toda guerra representa un fracaso de la diplomacia, como dejó dicho el parlamentario británico Tony Benn sobre las del Canal de Suez, Malvinas, Libia e Irak, la de Nagorno Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán refuerza su teoría. Era una guerra acallada hasta que espabiló de buenas a primeras, en julio de 2020, los fantasmas de los 25.000 muertos y de los casi 700.000 desplazados entre 1991 y 1994. En 1988, poco antes de la desintegración de la Unión Soviética, a la cual pertenecían ambas naciones, Azerbaiyán reclamó como propio el territorio, llamado a sí mismo República de Artsaj, cuya población vive al cobijo de Armenia. Fue el comienzo. La guerra entre un país de mayoría cristiana (Armenia) y otro de mayoría musulmana (Azerbaiyán) ahonda aún más las diferencias Ambos bandos, separados por la llamada Línea de Control, se acusan mutuamente de haber efectuado ahora el primer disparo. La culpa, como en toda guerra, es del otro. El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, y el presidente azerbaiyano, Ilham Alíev, alertan a los suyos sobre la (leer más)

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El muro que no cayó

STEPANAKERT, Nagorno Karabaj – En la Línea de Control, la última frontera, la guerra continúa. No pasa un día sin una denuncia de violación del alto el fuego, dicen por separado en latitudes diferentes un militar armenio y un diplomático azerí. De las ruinas de los bombardeos entre ambos bandos de 1991 a 1994 brota musgo y desolación. Un cuarto de siglo después, 14 familias de agricultores se animan a retirar los escombros para aprovechar la tierra. Tierra de Armenia, la República de Artsaj, no reconocida por la comunidad internacional, y tierra de Azerbaiyán, que denuncia su usurpación. Rémora irresuelta de la desintegración de la Unión Soviética tras la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989. La peor catástrofe geopolítica del siglo XX, como llama Vladimir Putin al final de la era soviética, derivó en más de 30.000 muertos y casi 700.000 desplazados durante los tres años de combates en Nagorno Karabaj y los siete distritos adyacentes que reclama Azerbaiyán. Los armenios de esta región montañosa, con el apoyo del ejército (leer más)

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Ofensiva turca, dilema armenio

EVERÁN, Armenia – En el frente, las tropas rusas patrullan la zona invadida por las turcas, empeñadas en expulsar a los kurdos, fijar una zona de seguridad y repatriar a más de tres millones de refugiados sirios. En la retaguardia, a la sombra del genocidio armenio, no reconocido por Turquía, el viceministro de Asuntos Exteriores de Armenia, Grigor Hovhannissyan, busca un delicado equilibrio entre Siria y Rusia, “países amigos”, y la diáspora armenia en Siria, a merced de la renovada tensión. Desde el comienzo de la guerra, unos 30.000 armenios regresaron al país. La mitad se quedó en forma definitiva. El retiro de las tropas de Estados Unidos del norte de Siria estrenó un nuevo castillo de naipes en Medio Oriente. Lo aprovechó el presidente de Turquía, Recep Tayip Erdogan, para cercar a los kurdos, considerados terroristas por sus vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), y ajustar cuentas con la Unión Europea, madrina de la Federación Democrática del Norte de Siria, el Kurdistán sirio, donde viven cuatro millones de personas que (leer más)

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La guerra dentro de la guerra

EVERÁN, Armenia – La orden de Donald Trump de replegar a sus tropas del norte de Siria y la consecuente ofensiva militar de Turquía contra los kurdos, primera minoría étnica del país, supone otra cuota de inestabilidad en Medio Oriente. El presidente Recep Tayip Erdogan decidió adueñarse de esa franja con el apoyo de brigadas árabes, antes enemigas del dictador Bashar al Assad, ahora amalgamadas en el Ejército Nacional Sirio, para neutralizar las amenazas contra su territorio de los kurdos, aliados de Estados Unidos, y facilitar el retorno de los refugiados sirios. ¿En qué contexto estalla otra guerra dentro de la guerra? Arabia Saudita acusa de Irán de haber atacado sus instalaciones petroleras, pero no pasa a mayores. Israel ejecuta operaciones militares contra las filiales de Irán en Siria, Líbano, Gaza e Irak, pero también rehúye a una confrontación. Estados Unidos se aparta del acuerdo nuclear y aplica sanciones económicas contra el régimen de los ayatolás. Tampoco prevé ir más allá. En la guerra de Yemen, la coalición saudita procura repeler desde 2015 a los (leer más)

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Por su seguridad, un futbolista armenio no jugará en Azerbaiyán

(Agencia Prensa Armenia).- El futbolista armenio Henrikh Mkhitaryan, mediocampista estrella del Borussia Dortmund, no viajó a Azerbaiyán para jugar contra el Qäbälä azerí por la Europa League por «motivos de seguridad», según informó el club a ESPN. El partido por la fase de grupos se jugará el jueves 22 de octubre en el estadio Bakcell y el club alemán no podrá contar con un jugador clave. Mkhitaryan lleva 103 partidos jugados en los cuales convirtió 27 goles. «Si un jugador no está cómodo y tiene miedo, hay que tenerlo en cuenta», declaró Hans-Joachim Watze, CEO del Borussia Dortmund. «Estudiamos la situación y existe mucha tensión, por lo que tenemos que privilegiar los intereses del jugador en este caso. Bakú es un poco como un viaje a lo desconocido. Estuvimos en 2010 en Bakú. Tal vez no es una democracia modelo… La tomamos como es». No es la primera vez que el gobierno de Azerbaiyán no garantiza la seguridad de los deportistas de origen armenio en competencias internacionales. En los Juegos Europeos de Bakú 2015, los deportistas armenios sufrieron (leer más)

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Paraguay, Rh positivo

Por tercer año consecutivo, Paraguay encabeza el ranking de “emociones positivas” de América latina que elabora Gallup. Sí, Paraguay. No Costa Rica o Colombia, como uno supone después de haberse consagrado varias veces campeones y subcampeones del mundo en los índices anuales de felicidad. “A pesar de los conflictos y los trastornos que dominan gran parte de las noticias, la gente en todo el planeta experimenta muchas emociones positivas”, dicen los autores de la encuesta. Habrá que creerles. Consultaron a mil personas mayores de 15 años en 138 países. Más de la mitad afirmó que había aprendido o hecho algo interesante el día anterior. Eso ocurre en Paraguay y en los otros países de la región que figuran en los primeros lugares de la lista: Panamá, Guatemala, Nicaragua, Ecuador, Costa Rica, Colombia, Honduras, Venezuela y El Salvador. Sólo hay uno europeo, Dinamarca. En algunos de ellos, como es público y notorio, tanto la inseguridad ciudadana como la polarización política y los problemas económicos no parecen ser los mejores estímulos para amanecer con una sonrisa. “Que (leer más)