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Crisis de Lasso en el Ecuador de su mandato

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, disolvió la Asamblea Nacional y puso fin al juicio político que buscaba destituirlo dos años después de haber asumido el cargo y dos años antes de concluirlo. En el ecuador de su mandato, Lasso gobierna por decreto con el control de la Corte Constitucional. Los ganadores de los comicios presidenciales y legislativos, que se realizarán el 20 de agosto, completarán los actuales mandatos, que terminan en mayo de 2025. “Creo que dimos por sentado la democracia y eso es un error gravísimo. Pensábamos que la única forma de romper la democracia en nuestros países era a través de la presencia de gobiernos militares y no nos encargamos particularmente de construir conocimiento, principios y valores democráticos, de innovar la democracia, de ajustarla a las realidades actuales”. La reflexión de Mauricio Alarcón-Salvador, director ejecutivo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo y contacto nacional de Transparencia Internacional en Ecuador, en el programa Cuarto de Hora, de CADAL TV, no refleja solo la crisis de su país, sino la de gran parte de (leer más)

Política

La muerte cruzada como método de supervivencia

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, decidió disolver la Asamblea Nacional antes de vérselas con un juicio político. Quizás haya serenado por un rato los ánimos, pero no resolvió el problema de fondo de las democracias latinoamericanas y caribeñas. Lasso, acusado de haber malversado fondos en un contrato entre la empresa pública de transporte de petróleo, Flota Petrolera Ecuatoriana (Flopec), y la compañía Amazonas Tanker, que le costó al Estado al menos seis millones de dólares, dio un paso al costado. Apeló a un recurso constitucional de nombre apocalíptico, la muerte cruzada. Nunca había sido aplicado. Nada que ver con el autogolpe fallido de su excolega peruano Pedro Castillo, destituido y detenido después de haber intentado disolver el Congreso al estilo Alberto Fujimori. Una crisis sin fin la del Perú. La de Ecuador o la de Lasso después del gobierno de Lenín Moreno, expresidente de Rafael Correa desligado de su liderazgo, exhibe el desmadre de una región signada por la polarización y el desencanto. Lasso gobierna por decreto hasta que se celebren elecciones, algo que (leer más)

Actualidad

Los precipicios andinos

El coronavirus no sabe de derechas o izquierdas ni respeta clases sociales. Pega por igual donde quiera que sea en el costado más sensible de las sociedades, sazonado por el hartazgo. La fatiga pandémica, prima hermana de la fatiga democrática, tiene efectos colaterales: el voto inesperado, como la victoria del banquero Guillermo Lasso en las presidenciales de Ecuador, y el voto no menos sorpresivo por un maestro rural que desafía el statu quo del Perú, Pedro Castillo, con ideario bolivariano, militancia sindical y, al final de su modesta campaña a caballo, la sombra de Sendero Luminoso a sus espaldas. Dos países limítrofes, al filo de los precipicios andinos, que estuvieron brevemente guerra en 1995, Ecuador y el Perú, emprendieron caminos opuestos 26 años después. Lasso ganó la segunda vuelta de Ecuador contra todos los pronósticos después de haber perdido la primera por amplio margen frente al delfín del expresidente Rafael Correa, Andrés Arauz. Castillo, desconocido en Lima, casi no figuraba en la lotería de 18 candidatos tras el quinquenio tortuoso de presidentes depuestos que estrenó (leer más)