
Los indignados de América del Sur
En junio, “o gigante acordou” (el gigante despertó). Ese lema, difundido a la velocidad de la luz por las redes sociales, llevó a miles de personas a tapizar de pancartas las principales ciudades de Brasil en protesta contra una suba de 20 centavos en el costo del transporte público, finalmente abortada. “It’s not 20 cents” (no son 20 centavos), replicaron después en inglés. Y continuaron marchando, ahora contra la corrupción política con consignas similares a las lanzadas desde 2011 por los indignados españoles, griegos y norteamericanos en medio del fulgor de la primavera árabe. Habían sido estrenadas tres años antes en la remota y convulsionada Islandia. De haber sido sólo por los 20 centavos, los brasileños más pobres habrían ganado la calle. No fueron ellos, sino los ricos y la clase media, según un revelador sondeo del Instituto Datafolha, más allá de que haya habido destrozos, saqueos, trifulcas y detenidos. En Brasil, cuya desigualdad social se ha reducido en la última década, el 10 por ciento más rico acapara el 42 por ciento de la (leer más)