Cultura

Un poco de amor francés

La revelación del romance del presidente François Hollande con la actriz Julie Gayet casi coincide con un nuevo aniversario del escándalo de Bill Clinton con Monica Lewinsky Enero era fatal para Bill Clinton. También lo es para el presidente de Francia, François Hollande. Eso parece, al menos. El 23 de enero de 1992, el semanario sensacionalista Star publicó las confesiones de Gennifer Flowers, cantante de clubes nocturnos de Arkansas, sobre el supuesto romance que mantenía con Clinton. Era el comienzo del fin de la carrera de un gobernador vitalicio, a pesar de sus tempranos 45 años de edad, a quien se le había cruzado la loca idea de ocupar la Casa Blanca después de cometer un pecado carnal, engañar a su esposa Hillary, y otro patriótico, negarse a ir con las tropas a Vietnam. Uno peor que el otro. Seis años después, en 1998, casi en la misma fecha en que estalló el escándalo en 1992, el 21 de enero, Clinton se desayunó con un sobresalto: –No vas creer esto, Hillary, pero… –meneó la cabeza (leer más)

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Política

Clubes de presidentes

Todos los presidentes vivos de los Estados Unidos asistieron a la inauguración de la biblioteca de George W. Bush en Dallas, Texas. La impactante imagen de los Bush, republicanos, con Barack Obama, Bill Clinton y Jimmy Carter, demócratas, a la misma hora y en el mismo sitio, es inusual en otras latitudes, acaso como el virtual epígrafe: la presidencia está más allá de las diferencias políticas. En América latina, Evo Morales reunió a la mayoría de los presidentes bolivianos pretéritos con el fin de reclamar a Chile la salida al mar; el de Uruguay, José Mujica, estuvo con sus predecesores al cumplirse 25 años del retorno de la democracia en la sede del opositor Partido Colorado, y no mucho más. Ese trato frío y despectivo hacia los presidentes anteriores, causantes de casi todos los males contemporáneos y algunos más, se vio reflejado en la jura de los nuevos senadores argentinos en 2005. El entonces presidente, Néstor Kirchner, evitó saludar a uno de ellos, el ex presidente Carlos Menem, enrolado en el mismo partido aunque militaran (leer más)

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Política

Que no se vayan todos

El movimiento ultraconservador Tea Party saca partido del mal humor de la gente En 1862, Abraham Lincoln no pudo mantener la mayoría de número republicana en la Cámara de Representantes. Desde entonces, casi todos los presidentes de los Estados Unidos han besado el polvo en ese ámbito en las primeras elecciones de medio término de sus mandatos. Hubo pocas excepciones: Theodore Roosevelt en 1902, Franklin Roosevelt en 1934, Bill Clinton en 1998 y George W. Bush en 2002. Los otros derraparon, incluido Clinton en 1994. Dieciséis años después, con Barack Obama en la Casa Blanca, los demócratas perdieron el control de la Cámara baja y parte de la supremacía en el Senado. La disconformidad popular se ensañó, esta vez, con el promotor del cambio. Obama acusó recibo y se acusó a sí mismo: “Esta paliza me deja claro lo importante que es para un presidente salir de la burbuja de la Casa Blanca”. De la paliza pudo ufanarse Sarah Palin, puntal del ultraconservador Tea Party, encolerizada con “un presidente que, tal vez por primera vez (leer más)