La guerra de un hombre solo
Europa, concentrada en repeler el terrorismo islámico, ha ignorado la realidad En varios países europeos han dejado de ser políticamente incorrectas las alabanzas al nacionalismo, antes vituperado por haber sido una de las causas de los conflictos del siglo XX. Ahora, como si nada, el partido de los auténticos finlandeses, los populares de Dinamarca y los demócratas de Suecia, entre otros, despotrican contra el libre tránsito de las personas que consagra el Acuerdo de Schengen. Son capaces de hacer palidecer a Marine Le Pen, cuyo Frente Nacional ha tomado distancia del racismo y la islamofobia abonados durante décadas por su padre en Francia. Cual dolorosa moraleja, un desquiciado de ultraderecha ha matado a 76 personas en la remota Noruega con el perverso fin de alertar al gobierno laborista del primer ministro Jens Stoltenberg sobre el implacable avance del Islam, “la principal ideología genocida”, y del “marxismo cultural”. El autor de la masacre, Anders Behring Breivik, de 32 años, había militado en el opositor Partido del Progreso. La vehemente Siv Jensen, su líder, se ha visto (leer más)