Política

En el nombre del hijo

De Michelle Bachelet, afectada por el escándalo de corrupción llamado Nueragate, el ex diputado y candidato presidencial Enríquez-Ominami dice que los chilenos no esperaban una respuesta tardía y minimalista No ha de haber peor situación para un padre o una madre que verse obligado admitir la codicia de un hijo y, cual valor agregado, de su familia política. Le tocó en 2011 al rey Juan Carlos de España con Iñaki Urdangarin, esposo de su primogénita, la infanta Cristina de Borbón, imputado por malversación y fraude con fondos públicos a través del Instituto Noós (sin fines de lucro, en apariencia). Le toca en 2015 a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, salpicada por los negocios turbios de su hijo, Sebastián Dávalos, en beneficio de su mujer, Natalia Compagnon, abusando de una posición privilegiada como director sociocultural de La Moneda. “No dudo un milímetro de la honestidad de la presidenta Bachelet, pero su respuesta fue tardía y, a mi juicio, insuficiente –me dice el ex diputado socialista chileno Marco Enríquez-Ominami, líder del Partido Progresista–. Los chilenos no pueden (leer más)