Política

Los demócratas buscan un salvavidas

Joe Biden trastabilló como aquel que va con los cordones desatados. Subió la apuesta cuando propuso adelantar el primer debate para las presidenciales del 5 de noviembre. Fracasó contra un rival invencible: los achaques propios de sus 81 años. Donald Trump, apenas tres años menor, procuró mostrarse en forma y desafiante con su hándicap de golf cual espejo de su capacidad física y, sobre todo, mental. Como señaló su sobrina, Mary Trump, miembro del equipo de campaña demócrata, “durante toda mi vida he sido testigo del narcisismo y la crueldad de mi tío”. Ni el tío ni el presidente se dieron la mano antes del cruce y después de él en Atlanta. Algo inusual en una contienda electoral de Estados Unidos, más allá del rencor de Trump por haber perdido en 2020. En ese momento, sobre todo durante los inéditos pataleos de los muchachos trumpistas en el Capitolio para evitar el 6 de enero de 2021 la certificación de la victoria de Biden, Trump no movió un dedo en la Casa Blanca mientras veía o (leer más)

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La resurrección de Biden

Lo había dicho Bernie Sanders: “El candidato que gane en California tiene mucho hecho para ganar la nominación”. Ganó las primarias demócratas en ese Estado, crucial por sus 415 delegados sobre los 1.991 necesarios para asegurarse la candidatura presidencial, pero perdió frente a Joe Biden en nueve de los 14 en liza durante el supermartes. No estaba en los planes de Donald Trump, empeñado en ser reelegido en noviembre. ¿Su rival favorito? El “Loco Bernie”, como llama al senador por Vermont. “¡Felicitaciones, Bernie, y no dejes que te lo quiten!”, tuiteó tras su victoria en Nevada. Luego vino la remontada de Biden en Carolina del Sur. Recalculando, Trump prefiere debatir con Sanders, cuyo elogio del plan de alfabetización de Fidel Castro en Cuba y su izquierdismo confeso levantan ampollas entre los mismos demócratas, antes que con Biden, exvicepresidente de Barack Obama cuyas actividades en Ucrania fueron auscultadas en forma vidriosa por la Casa Blanca y derivaron en una torpeza. La de someterlo al tercer juicio político de la historia de Estados Unidos con la seguridad (leer más)

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La crisis del mojito italiano

Cuando Matteo Salvini dinamitó el gobierno italiano, el primer ministro Giuseppe Conte pidió pista en el Senado. Salvini, senador, vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro del Interior, presentó una moción de censura contra Conte con el fin de tumbarlo, forzar elecciones anticipadas y sepultar la coalición entre su partido, la Liga, de ultraderecha, y el Movimiento 5 Estrellas, definido a sí mismo como una asociación de ciudadanos. Logró neutralizar a Salvini su socio gubernamental Luigi Di Maio, diputado, con un cargo parejo en la cúpula gubernamental y ministro de Desarrollo Económico, Trabajo y Políticas Sociales. Conte renunció en medio de una crisis. La crisis del mojito, el trago favorito en las playas durante el tórrido agosto italiano. La mezcla cubana de ron blanco seco, jugo de lima, soda, azúcar, hojas de hierbabuena y hielo picado no atenuó su impacto. El del final de un maridaje forzado entre dos vertientes disímiles que se habían propuesto “devolver Italia a los italianos” y “cambiar las cosas de los partidos de siempre”. Si el cóctel batido desde el (leer más)