Sociedad

Las curas milagrosas

El miedo no es zonzo. La gente tampoco. No toda, en realidad. Un hombre de Arizona, de sesenta años y monedas, murió el 23 de marzo de 2020 después de seguir al pie de la letra un consejo del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La cura milagrosa del coronavirus, interpretó el hombre, consistía en ingerir un limpiador de peceras que contenía la supuesta sustancia mágica: la cloroquina, aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos para tratar la malaria, el lupus y la artritis reumatoide. El “cambio de juego”, en palabras de Trump, llevó al hombre a la tumba y a su mujer a ser internada de urgencia. Desde ese momento clave, mientras el mundo comenzaba a familiarizarse con los confinamientos y los cierres de fronteras, tanto Trump como otros líderes lanzaron campañas de desinformación que la Organización Mundial de la Salud (OMS) resume en una sola palabra: infodemia. Politizaron la pandemia con drogas y brebajes no probados por la ciencia. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, promovía la hidroxicloroquina, pariente de la (leer más)

Otras voces

Cómo la pandemia ha unido a todas las culturas

Primum non nocere. Este aforismo latino perteneciente al ámbito de las ciencias de la salud y de autoría desconocida (aunque atribuido a muchos padres intelectuales) viene a decir algo de gran importancia y de magnífico sentido común, sobre todo si hablamos de bienestar: “Lo primero es no hacer daño”. Conviene tener esta idea en la cabeza en estos momentos de preocupación mundial. No hace falta decir que vivimos tiempos de incertidumbre en todos nuestros parámetros conocidos: en la salud, en la economía y hasta en el amor. Quien tenga dudas, simplemente tiene que salir a la calle y observar durante un breve periodo de tiempo la entrada a un negocio local, una tienda de barrio a la que solía ir desde antes de febrero de 2020. Si el negocio sigue abierto, entonces es probable que haya una fila de personas con un espacio entre cada individuo de aproximadamente dos metros. Ahora pensemos en esa cola de seres humanos en otros lugares, primero de nuestra ciudad, después de nuestro país, de nuestro continente y, para finalizar, (leer más)

Política

¿Naciones Unidas?

En secreto, como si estuviera en falta, el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, asumió su sexto mandato. Juró «servir al pueblo de la República de Bielorrusia, respetar y proteger los derechos y libertades de las personas y los ciudadanos». Una ironía, casi, después de 26 años en el cargo y de la brutal represión de las protestas tras las elecciones del 9 de agosto. Quizá como el primer golpe de Estado durante la pandemia. El de Mali, apoyado por la población tras dos meses de concentraciones multitudinarias contra el régimen de Ibrahim Bouabakar Keita, alias IBK. ¿Naciones Unidas? Naciones Unidas expresó su “gran preocupación por las denuncias de tortura y otros tratos crueles e inhumanos a las personas detenidas” en Bielorrusia, cuyo gobierno no ha sido reconocido por la Unión Europea, y abogar por la paz en Mali, África. ¿Qué más podía hacer frente al atropello del régimen de Lukashenko después de renovar su mandato en elecciones no supervisadas por ningún organismo internacional bajo el padrinazgo de Rusia, miembro permanente del Consejo de Seguridad con (leer más)

Sociedad

Lejos de estar cerca

Devi Sridhar, directora de sanidad pública global en la Universidad de Edimburgo, no anda con rodeos: “El mundo ha cambiado radicalmente en los últimos nueve meses. Desde los primeros informes de un pequeño brote de neumonía en la ciudad china de Wuhan, la versión normal de la realidad ya no existe en ningún lugar, por mucho que políticos y pseudocientíficos estafadores traten de convencerles de lo contrario. Si están preguntándose cómo lidiar con esto, sepan que la única certeza para el próximo año es que vienen tiempos de incertidumbre”. Tanta incertidumbre como la provocada por una lotería recurrente. La de la nueva normalidad. ¿Qué es la nueva normalidad? Un analgésico contra la imposibilidad de prever el futuro mientras transitamos un presente aleatorio. La mayoría de los gobiernos procura controlar la pandemia con el menor daño social y económico posible. Sin más resultados que brotes y rebrotes, incluso en países que parecían haberla superado. La solución no depende del Estado, sino de la responsabilidad individual y colectiva de los ciudadanos, dejó dicho el presidente de Uruguay, Luis (leer más)

Política

La vacuna del nacionalismo

El nacionalismo, causante de las peores tragedias en el siglo XX, encontró un nuevo filón en la vacuna contra el coronavirus. La disputa, por más que se base sobre la cooperación científica entre laboratorios de varios países, no pone en riego la democracia, sino su calidad y, en cierto modo, las relaciones internacionales. Si Donald Trump se llevó el mundo por delante con el lema America First, ahora podría hacerlo con otro acaso más preocupante: Vaccine First. El afán de Estados Unidos en desmarcarse de la Organización Mundial de la Salud (OMC) prosigue con la compra de millones de dosis para superar el trance antes que ningún otro país. La disputa por ser el primero en disponer de la vacuna, una vez que se compruebe la eficacia de las que están en ensayos clínicos, se parece al comportamiento que debemos adoptar cuando se despresuriza la cabina del avión y caen sobre nuestras cabezas las máscaras de oxígeno: “Los pasajeros que viajen con niños deben colocarse primero las máscaras y después colocárselas a los niños”. Las (leer más)

Política

Brotes, rebrotes y rebotes

Los brotes de rabia en Hong Kong comenzaron el 9 de junio de 2019 por una provocación. Un proyecto de ley iba a permitir la extradición de sospechosos de delitos a China. La iniciativa, impulsada por la jefa ejecutiva, Carrie Lam, con el consentimiento del régimen de Xi Jinping, marchaba a contramano del estatus de la región administrativa especial desde que dejó de ser una colonia británica. “Un país, dos sistemas”, según la Ley Básica de 1997. Los brotes derivaron en rebrotes en otras latitudes en solidaridad con aquellos que, desde el primer minuto, no dejan de ganar las calles para exigir que se respeten sus derechos. Las protestas en Estados Unidos comenzaron casi un año después, el 25 de mayo de 2020, en medio de la crisis sanitaria global, por otra provocación. El brutal asesinato de un ciudadano negro, George Floyd, bajo la rodilla de un policía blanco, Derek Chauvin, enardeció a Black Lives Matter (Las vidas negras importan). El colectivo nació curiosamente en 2013, durante el gobierno del primer y único presidente norteamericano (leer más)

Política

El bumerán de la negación

La negación tiene un precio. El de exponerse a padecer aquello que uno no quiere o no puede admitir. En Brasil, el coronavirus mató a más de 65.000 personas. Su presidente, Jair Bolsonaro, desdeñó desde el comienzo el impacto devastador de la pandemia. Una gripezinha. Un resfriadinho. Algo peor que, en plan de no sembrar pánico y de promover el contagio controlado para lograr la llamada inmunidad del rebaño, llevó a “lidiar con un escenario” comparado con la muerte de Stalin al primer ministro británico, Boris Johnson, según sus propias palabras, o al confinamiento forzoso del presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, otro autócrata. El bumerán de la negación golpeó la quijada de Bolsonaro. Le dio positivo el test. Nada que temer, dejó entrever, gracias a la hidroxicloroquina. Un antipalúdico descartado después de varios ensayos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Donald Trump dejó de tomarlo. La receta de Bolsonaro, sin pruebas científicas, supuso la renuncia de dos ministros de Salud en menos de un mes, los médicos Henrique Mandetta y Nelson Teich, (leer más)

Política

Modelos en pugna

Modelos hay muchos. Certeza, ninguna. Lo dejó entrever el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, cuando avisó que el final del estado de emergencia, previsto para finales de mayo, no implicará volver a la normalidad, sino mantener “un nuevo estilo de vida”. En tanto no haya una vacuna contra el coronavirus más eficaz que la distancia social, la amenaza de una segunda ola de infecciones persistirá durante meses. En ese lapso, las personas deberán usar máscaras, mantenerse a dos metros entre sí, cambiarse la ropa cuando regresen a casa, trabajar en forma remota y evitar el transporte público en las horas pico. La pandemia arrasa especialmente en una franja. La de los adultos mayores. Japón, el país más longevo del planeta, tiene una expectativa de vida de 84 años. ¿Cómo pudo domarla a pesar de su cercanía con China? El modelo japonés dista del aplicado en otros países por una razón cultural: la costumbre de hacerse una reverencia en lugar de estrecharse las manos, el uso habitual de máscaras en caso de enfermedad y la (leer más)

Política

Aplausos y cacerolazos

Las treguas duran poco. En ambientes polarizados, el cabreo previo persiste. Solapado. Llamado a silencio. En clave política, para evitar que caiga la democracia en cuarentena, de modo de no tensar demasiado la cuerda y recrear el nacionalismo que provocó las dos grandes guerras del siglo XX. Algunos gobiernos se envalentonaron con los aplausos para los imprescindibles, que no son ellos, pero también se sorprendieron con los cacerolazos por su mala o morosa gestión de la crisis. Brotaron reacciones encontradas con media humanidad enclaustrada. Amores y resentimientos, como si nada hubiera cambiado. El mentado equilibrio entre la economía y la salud, versión Donald Trump, Jair Bolsonaro o Andrés Manuel López Obrador, dio de bruces con la realidad de sus países, acuciados por la pandemia, y con el declive de las instituciones; las discrepancias dentro de los gobiernos y entre los gobiernos, como entre los de la Unión Europea o entre Estados Unidos y Canadá; los reclamos de los opositores, y los planteos de los indignados que pusieron patas arriba al planeta en 2019. El ministro (leer más)

Sociedad

Dos por tres deja de ser seis

Dos por tres era seis antes de la pandemia. Ese resultado pasó a ser tan impreciso como la cuarentena, que no dura 40 días. Cada gobierno mide el impacto del COVID-19 según su propia tabla de multiplicar. La falta de pruebas de detección lleva a muchos a dudar de las cifras oficiales. ¿De qué hablamos cuando nos referimos a los fallecidos? Duda recurrente. ¿De personas que murieron por coronavirus o con coronavirus? Si España no registra las bajas en geriátricos y en hogares; Francia sólo incluye las de los hospitales, y el Reino Unido descarta en sus estadísticas las infecciones respiratorias, dos por tres lejos está de ser seis como en 2020 A.C. (antes del Coronavirus). En Estados Unidos, el número de muertos por coronavirus o con coronavirus supera a las 2.977 víctimas de los atentados contra las Torres Gemelas. La duda, apunta el Financial Times, radica en la proporción de muertes respecto de los que efectivamente contrajeron la enfermedad. El 4,7 por ciento, tasa superior a la de la gripe y la neumonía, “no (leer más)

Actualidad

Al gran pueblo argentino, ¡salud!

Vivimos más años. La expectativa de vida creció en todo el mundo. Sin embargo, cómo vivimos esos años que hemos ganado y cómo podemos lograr que más personas lleguen a la vejez es un debate que se libra en cada país. Las condiciones socioeconómicas de cada nación determinan en gran parte cómo vive, cuándo y cómo muere su población. Argentina tiene un sistema de salud público gratuito y universal. Sin embargo, es el sistema que usan quienes no pueden acceder a otro (obras sociales o prepagas). Por otro lado, la brecha entre jurisdicciones es alta: los habitantes de las provincias más ricas viven más y mejor que quienes viven en las provincias más pobres. La salud es un derecho humano. Garantizar la salud es un “imperativo ético y moral” del Estado, dice Adolfo Rubinstein, secretario de Salud de la Nación. La salud es el principal requisito para el desarrollo de una nación, dice el neurocientífico Facundo Manes. Todas las fuentes consultadas coinciden en la importancia de asegurar la salud de los argentinos. Pero las estadísticas (leer más)

Sociedad

El avión es más seguro que el hospital

En 2018 murieron 556 personas en el mundo como consecuencia de 15 accidentes aéreos, según la Aviation Safety Network (ASN), especializada en el monitoreo de catástrofes. Las cifras sorprenden en virtud del récord de 2017, considerado el año más seguro de la historia de la aviación. Indican, en contraste, que hubo un accidente aéreo mortal cada 2,54 millones de los 37,8 millones de vuelos realizados en 2018. Se trató, así y todo, del tercer año más seguro desde 1946 y del noveno en cantidad de víctimas. En realidad, cada año mueren más personas por errores médicos e infecciones en el hospital. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha concluido que es más arriesgado y peligroso estar internado que viajar en un avión. El ingresado en un hospital, abunda en detalles, tiene un 10 por ciento de probabilidades de contraer alguna enfermedad por fallas en su cuidado. Uno de cada 300 contagios puede llevarlo a la muerte. La perspectiva de perecer en un accidente aéreo es infinitamente menor: apenas una en 10 millones. Más gente (leer más)