Política

Comparaciones odiosas y… peligrosas

En noviembre de 2015, Turquía derribó un jet ruso que sobrevolaba la frontera con Siria. El incidente originó una importante crisis bilateral. Tan importante que hasta hizo germinar una hipótesis de conflicto entre los gobiernos de Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan. La intervención en la guerra siria, de la cual Rusia y Turquía participaban con enfoques enfrentados, soldó la fisura. Días después de la reconquista de Alepo, la primera victoria militar del presidente sirio, Bashar al Assad, tras el estallido de la Primavera Árabe, el asesinato en Ankara del embajador ruso en Turquía, Andrei Karlov, puso en duda nuevamente la firmeza de la relación. La mirada al pasado, acaso en busca de un antecedente de esa magnitud, llevó a muchos a pensar que podía tratarse de un suceso similar al crimen del archiduque Francisco Fernando de Austria, desencadenante de la Primera Guerra Mundial. Nada que ver. El policía turco que mató al embajador ruso no obró bajo el ala de un movimiento secesionista como Joven Bosnia en 1914, empeñado en la emancipación de Bosnia (leer más)

Cultura

Ser supersticioso trae mala suerte

No pocos presidentes tocan madera, evitan que se cruce delante de ellos un gato negro o, en los peores casos, echan mano de la magia negra Mientras era presidente de Rumania, Traian Băsescu vestía cada jueves de púrpura para ahuyentar a los malos espíritus. Los sindicatos de brujas, astrólogos, embalsamadores y afines convocaban ese día a sus afiliados para echarle maldiciones al gobierno con excremento de gatos y de perros muertos por haber creado un impuesto que gravaba sus actividades y los obligaba a hacer aportes a los sistemas de jubilación y de salud. No existía pócima ni hechizo capaz de hacer recapacitar a los políticos, sus peores enemigos terrenales. La crisis no perdonaba ni respetaba  conjuros. En Colombia, mi casi tocayo Jorge Elías González, chamán y radioestesista, embolsó una millonada por impedir que lloviera en la ceremonia de clausura del Mundial de Fútbol Sub-20, en 2011. Usó, según su medulosa explicación, «un péndulo universal programado con siete péndulos sometidos a una misma fuerza y localizados estratégicamente con respecto a la posición del sol y (leer más)