Economía

Ataques calibrados, daños limitados

En Medio Oriente, cada golpe recibe una respuesta a veces peor que el anterior y, después, la comunidad internacional tiende un manto diplomático para relajar las tensiones. Siempre acecha el temor a una escalada regional. Esta vez, el ataque directo de Irán contra Israel en represalia por la embestida aérea contra su consulado en Siria, en el cual murieron miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, cambió el paradigma en medio de la otra guerra encarada por Israel, la de la Franja de Gaza contra Hamas. Que comenzó el 7 de octubre con la brutal incursión de los terroristas en territorio israelí. Hechos sin precedente que, a su vez, dejan un saldo más político que bélico. La barbarie provocada por Hamas coincidió con la firma de los Acuerdos de Abraham, pactados por Israel con Arabia Saudita. Se trata del reconocimiento del Estado de Israel por ese país, archienemigo de Irán, como había ocurrido bajo los auspicios del gobierno de Donald Trump con Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos, Sudán y Jordania. Un cortafuegos en los (leer más)

Actualidad

La larga sombra de Irán

Cuenta Ruth Margalit, columnista de la revista The New Yorker, que sus dos hijos entraron en su habitación a eso de las siete de la mañana y se acurrucaron en la cama con los ojos llorosos. Sonaban las sirenas. “Nos metimos en las escaleras de nuestro edificio, nuestro espacio seguro a falta de cualquier otro en esta antigua zona de Tel Aviv, continúa. Algunos vecinos estaban allí, en pijama, “sonriendo torpemente”. Luego pispearon las pantallas de sus teléfonos y comprobaron que no había motivo para sonrisa alguna. Cincuenta años y un día después de la guerra de Yom Kipur, la milicia islamista Hamas había lanzado un ataque terrorista sin precedente por aire, por tierra y por mar contra Israel. Era Simjat Torá, uno de los días más alegres del calendario judío. Hamas justificó la operación como una defensa de la Mezquita de Al-Aqsa. Un lugar sagrado para musulmanes y judíos en Tierra Santa. Como dijo alguna vez David Ben Gurion, padre del Estado judío y del laborismo, Israel paga caro su “exceso de historia”. En (leer más)