
Extranjeros, go home
Los gobiernos europeos se replantean sus políticas migratorias como si aquellos que provienen de otras latitudes fueran los culpables del fracaso y compitieran con los nativos Las crisis siempre hacen de las suyas, aunque sean ajenas. Es lo que siente Suiza, isla de prosperidad que adhiere, no pertenece, a la afligida Unión Europa. Suiza tiene apenas un tres por ciento de desempleo. El crecimiento anual, del 1,2 por ciento, es superior al de muchos de sus vecinos. Turbados por el arribo de extranjeros en busca de empleo, los suizos convocaron a un referéndum, algo usual en ellos cuando deben tomar decisiones. Esta vez, quisieron auscultar su generosa ley de asilo y asistencia social. Ocho de cada diez optaron por restringir los permisos de trabajo de larga duración. Eso levantó ampollas en la Comisión Europea. En momentos de incertidumbre, los países que aún conservan determinados privilegios suelen replegarse o, en este caso, entornar sus fronteras. El miedo al otro, caballito de batalla de los partidos xenófobos de Europa, se convierte en la incomodidad con el otro, (leer más)