Política

Fraude, golpe y viceversa

Floja de papeles, con apenas un tercio de aprobación legislativa, la senadora opositora Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta de Bolivia tras la renuncia de Evo Morales y de su plana mayor. En tiempos de convulsión global, con Chile en llamas, Ecuador en suspenso, Panamá en vilo y Haití en caos, entre otros desbordes, el apuro por llenar el vacío de poder llevó a Áñez, vicepresidenta segunda del Senado, a asumir en forma interina el gobierno con una legitimidad dudosa. Acaso como la de la vicepresidenta de Perú, Mercedes Aráoz, tras la decisión del Congreso de suspender al presidente, Martín Vizcarra, resuelto a disolverlo. Aráoz duró menos de 24 horas en el cargo. En el caso de Bolivia, como en el de Venezuela cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente encargado, el gobierno de Estados Unidos, al igual que el de Brasil y pocos más, se apresuró a reconocer a Áñez como presidenta. Morales, asilado en México tras las irregularidades con tono de fraude en las elecciones del 20 de octubre denunciadas por la Organización de los (leer más)