Sociedad

La deriva política de Haití

Cuando el primer ministro en funciones de Haití, Ariel Henry, regresó a Puerto Príncipe desde Buenos Aires, donde participó de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el panorama era aún más desolador que cuando había partido. Policías vestidos de civil atacaron su casa como correlato de una protesta por la muerte de varios de los suyos a manos de las pandillas, dueñas y señoras de un país que perdió la última institución elegida democráticamente: el Senado. Diez senadores concluyeron sus mandatos en enero. Como no hay elecciones desde octubre de 2019, el interinato de Henry se convirtió en una suerte de dictadura de facto sin un solo senador ni un solo diputado y sin certeza sobre la posibilidad de que los haitianos concurran a las urnas. Desde el crimen en julio de 2021 del presidente Jovenel Moïse, que gobernaba a golpes de decretos, Henry tomó las riendas del país. Había sido designado por Moïse, asesinado dos días después. Al no haber legisladores, el Congreso no pudo confirmarlo constitucionalmente. La última (leer más)