Cultura

En defensa de la identidad croata

Desde tiempos remotos, Croacia pasó a ser un mural del cristianismo, como la llamó el papa León X en 1519, pero alberga numerosas órdenes religiosas a las cuales pertenen científicos, artistas y profesores que conformaron, entre infinitas dificultades, la identidad del pueblo croata entre episodios valerosos y vergonzosos que hilvanaron reyes y dinastías en tiempos de paz y de guerra. En esa gesta tuvieron gran protagonismo las mujeres, no siempre reconocidas. Si bien Croacia parece ser un país joven por su reciente independencia de Serbia en 1991 y los trámites posteriores para el ingreso en la ONU, la Unión Europea y la OTAN, la historia de su pueblo se remonta a tiempos inmemoriales. Los croatas fueron los primeros eslavos en adoptar la religión cristiana hace 14 siglos, como le gustaba recordar al papa Juan Pablo II y como lo cuenta Carmen Verlichak Vrljicak, periodista, licenciada en letras y miembro de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación, en el primer tomo de la saga Croacia. Desde el Principio, publicado por la Editorial (leer más)

Política

Documento irracional de identidad

“Identidad es una palabra peligrosa”, dispara el historiador británico Tony Judt en el ensayo revisionista y premonitorio Edge People. Tan peligrosa es la palabra identidad que, una década después de la muerte de Judt, siembra de nuevo la semilla de aquello que cosechó las peores catástrofes del siglo XX: el nacionalismo. La división no terminó al final de la Segunda Guerra Mundial. Continuó durante la Guerra Fría. Cayó el Muro de Berlín, en 1989, y dos mundos parecieron integrarse. Era una ilusión óptica. La identidad, esa palabra peligrosa, volvió a enarbolarse. Esta vez, dentro de los países, más allá de las rivalidades internacionales. Le ocurría a Judt: “Crecí en Inglaterra y el inglés es el idioma en el que pienso y escribo. Londres, mi lugar de nacimiento, sigue siendo familiar para mí por los muchos cambios que ha visto a lo largo de las décadas. Conozco bien el país; comparto algunos de sus prejuicios y predilecciones. Pero cuando pienso o hablo inglés instintivamente uso la tercera persona: no me identifico con ellos”. ¿Acaso se identifica (leer más)