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Devaluación y castigo

En clave electoral, más que económica, Donald Trump decidió extender su guerra comercial a América del Sur. Esta vez, Argentina y Brasil resultaron ser los perjudicados por la restitución de las tarifas a las importaciones de acero y aluminio por la devaluación de sus monedas. Eso, dijo Trump, “no es bueno para los granjeros”. Una medida controvertida, ajena a la transición entre Mauricio Macri y Alberto Fernández y al gobierno de Jair Bolsonaro, que guarda relación con su afán de cosechar votos para ser reelegido en 2020 en Estados sojeros y maiceros en los cuales se hizo sentir tanto la guerra comercial con China como su política sobre biocombustibles. El acero y el aluminio son utilizados en forma intensiva por la industria alimentaria para la fabricación de envases y para la protección de sus productos, así como por la industria automotriz para la fabricación de vehículos y de piezas o para la fabricación de maquinarias. Además En marzo o en abril habrá elecciones en Bolivia. Serán las primeras en 15 años sin Evo Morales como (leer más)

Economía

China muestra músculo

En el día a día de la guerra tecnológica y comercial entre Estados Unidos y China, todo parece fríamente calculado. Quizá Donald Trump no quiso admitir que Xi Jinping tenía un par de ases en la manga: la suspensión de la compra de productos agrícolas norteamericanos y la devaluación al mínimo en 11 años de su moneda, el yuan, cual contrapeso frente a la imposición de nuevos aranceles a sus productos. O quizá prefirió que ocurriera para denunciar la manipulación de divisas que desató una tormenta en el mercado financiero global y avanzar otro casillero en el tablero de la confrontación. El juego que mejor juega y que más le gusta. Trump hizo saltar por los aires la tregua alcanzada en la cumbre del G20 de Osaka, Japón. Estados Unidos había acusado a China de devaluar en forma artificial el yuan, pero no había formalizado la denuncia. Por primera vez en un cuarto de siglo, Estados Unidos recurrió al Fondo Monetario Internacional. La debilidad del yuan encareció los productos norteamericanos en el mercado chino. ¿Era (leer más)