Política

Los años y los daños

Antes de la victoria de Javier Milei en las presidenciales de Argentina, muchos se preguntaban en broma en las redes sociales: ¿qué país le vamos a dejar a Mirtha Legrand? La frase, acuñada hace unos años por el productor teatral Carlos Rottemberg sobre la diva de la televisión, de la cual fue su productor ejecutivo y con la cual mantiene una gran amistad, cobró relieve frente a la vacilación del electorado. La señora, como la llaman en el ambiente artístico, cumplirá 97 años el 23 de febrero. Sigue en actividad. Idéntica inquietud podría ser la de los norteamericanos: ¿qué país le van a dejar a Clint Eastwood, de 94 años desde el 31 de mayo? Si bien la edad da votos, como dejó dicho Ronald Reagan a los 70 antes de ser reelegido en 1984, los despistes y los olvidos de Joe Biden, el presidente más viejo de la historia, preocupan en Estados Unidos. El rival demócrata de Reagan, Walter Mondale, tenía 50. Biden, de 82 desde el 20 de noviembre, podría volver a vérselas (leer más)

Política

Macron, segunda temporada

La victoria de Emmanuel Macron sobre Marine Le Pen tiene varias aristas y un solo significado: la preservación de la democracia y del europeísmo. Francia es el único país nuclear de la Unión Europea, ocupa una banca permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y, a diferencia de Alemania, dispone de independencia energética. Esas tres características le permiten a Macron plantarse de igual a igual frente a Vladimir Putin, más allá del fracaso en impedir la invasión rusa a Ucrania. Desde la Revolución Francesa de 1789, el país de Macron marca tendencias que no siempre impactan en sus vecinos, pero, en caso de haber ganado Le Pen, podrían haber paralizado el proceso de integración de la Unión Europea. En un quinquenio signado por las revueltas de los chalecos amarillos, cual síntoma de disconformidad con su gestión, Macron recibió un testigo. El de la excanciller alemana Angela Merkel para tomar las riendas de la Unión Europea. El resultado de la segunda vuelta de las presidenciales contra Le Pen pudo ser más exiguo que en (leer más)

Política

Macron descuida la retaguardia

Cuando Emmanuel Macron arribó al Elíseo, en mayo de 2017, su promesa de limpiar la política y de moralizar la vida pública de Francia no necesitaba más custodio que su palabra. La palabra empeñada se ve ahora empañada por la salvajada de un custodio suyo, Alexandre Benalla. El principal, en realidad. En un video, Benalla aporrea en forma despiadada a dos personas durante el operativo que montó la policía por las protestas del 1 de mayo en París. Participaba como observador, con casco antidisturbios y un brazalete de policía, pero aprovechó para la ocasión para descargar su ira a diestra y siniestra. Macron quiso bajarle decibeles al escándalo, tildándolo de “tormenta en un vaso de agua”. La tardanza en admitirlo influyó en su imagen y puso en riesgo sus planes de gobierno. Benalla, encargado de su seguridad, se había pasado de la raya. Tenía una hoja de ruta impecable. Veintiséis años, diplomado en derecho, pasión por el rugby. La suya era un carrera meteórica y ascendente después de haber empezado a los 19 en el servicio (leer más)

Política

Voto consuelo: ganó Europa

Voto consuelo: ganó Emmanuel Macron o, en realidad, perdió Marine Le Pen. Francia respira aliviada. Europa también. Estaba en juego su futuro. La acechaban la salida del Reino Unido vía Brexit; el euroescepticismo alentado por los partidos de extrema derecha e izquierda, y los influjos de un intruso, Donald Trump. La acechaban sus fantasmas, capaces de corroer la permanencia en la zona euro de uno de sus fundadores. Y la acechaba en Francia, también, el dilema de inclinarse por la prolongación de un modelo en duda, pero aparentemente seguro, y la amenaza de hacerlo volar por los aires bajándole la persiana a la integración. La victoria de Macron contra Le Pen en el ballotage dejó todo como estaba. Por ahora. Le paró los pies a la ola populista de Europa, en parte atenuada por la derrota en marzo del líder holandés de extrema derecha Geert Wilders. Los franceses no libraron un cheque en blanco al ex banquero sin más experiencia política que haber sido ministro de Economía del gobierno socialista de François Hollande. Tampoco sepultaron (leer más)

Política

Arde París

Los atentados en Francia responden al mandato terrorista de propagar la guerra santa contra aquellos que se burlen de Mahoma, pero también reflejan las diferencias entre Al-Qaeda y el grupo Estado Islámico Hasta el 11 de septiembre de 2001 nadie imaginaba que aviones comerciales, secuestrados y tripulados por terroristas suicidas, iban a estrellarse contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Hasta el 11 de marzo de 2004 nadie imaginaba que trenes repletos de gente iban a ser blanco de atentados cerca de Madrid. Hasta el 7 de julio de 2005 nadie imaginaba que el metro de Londres iba a convertirse en una trampa mortal para sus pasajeros. Hasta el 7 de enero de 2015 nadie imaginaba que París y sus suburbios iban a vivir tres días en vilo por la masacre en la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo y la toma de rehenes en una tienda de comida judía. El grupo sunita Estado Islámico (EI), tristemente célebre por decapitar periodistas, cooperantes y ciudadanos occidentales, se apresuró a tildar de “héroes” a los hermanos Chérif (leer más)