Catalejo

Las manos de Milei

Cada vez que me toca entrevistar a mandatarios y exmandatarios me reservo una pregunta final: “Seré curioso, ¿qué lleva en los bolsillos?”. No me importa. Solo quiero saber cuán conectados están con los suyos. Lo expongo en el libro El Poder en el Bolsillo: intimidades y manías de los que gobiernan. Son más de 50 testimonios en primera persona y de primera mano. ¿Dinero? Nunca pagan. ¿Tarjetas bancarias? No necesitan ¿Documentos de identidad? Nadie osaría pedírselos. ¿Llaves? Las puertas se abren mágicamente frente a sus narices. ¿Gafas? Siempre habrá alguien dispuesto a alcanzárselas, así como un pañuelo o una pastilla de menta. ¿Licencia de conducir? Asunto del chofer. La mayoría no lleva nada. Presidentes, primeros ministros y otros pocos son los únicos seres del planeta que, como reyes y mendigos, pueden ir por la vida con los bolsillos y los bolsos vacíos. O casi. En ello reside el poder: en cargar cada vez menos cosas o simplemente nada sin temor a no tener a mano aquello que precisen en cualquier momento y lugar. Con el (leer más)

Economía

Las propinas de Trump

Los presidentes, primeros ministros y otros gobernantes son los únicos seres que, como los reyes y los mendigos, pueden ir por el mundo con los bolsillos vacíos. No suelen llevar dinero ni tarjetas de crédito o de débito ni, en algunos casos, las gafas de lectura. La tienen fácil. Les basta hacer un gesto para disponer de aquello que necesitan. Donald Trump subía al Air Force One el 17 de septiembre de 2019. Del bolsillo trasero de su pantalón se asomó un billete de 20 dólares. Lo captó el fotógrafo Tom Brenner, de la agencia de noticias Reuters. La duda surgió de inmediato: ¿qué paga si todos los gastos corren por cuenta de la Casa Blanca? Le gusta dejar propinas. Una faceta desconocida y, a la vez, reveladora de su intimidad. “¡Sí, llevo dinero! –confesó Trump a los periodistas, intrigados por la rareza, durante el viaje de vuelta de California a Washington, y sacó un fajo de billetes del mismo bolsillo–. No uso billetera porque no he tenido una tarjeta de crédito en mucho tiempo, (leer más)

Política

Al mundo le sobran bolsillos

Un sastre paraguayo, harto de los escándalos de corrupción, decidió confeccionar un traje exclusivo para presidentes, legisladores y funcionarios públicos Mao Tsé-tung intuyó que Nikita Khruschev intentaba engañarlo. “Aquí no se sienta uno a la gran mesa de la negociación internacional si no lleva la bomba atómica en el bolsillo”, le avisó. Mucho antes, Lenin había definido al escritor ruso Boris Savinkov, responsable de asesinatos de funcionarios imperiales entre 1904 y 1905, como “ese burgués con una bomba en el bolsillo”. Más de un siglo después, el tenor español José Carreras, independentista catalán, lleva en el bolsillo “un trozo de bandera” de Cataluña. “¡Visca Catalunya Lliure (Viva Cataluña libre)!”, grita para sus adentros antes de cantar. Eso de llevar efectos personales en los bolsillos, empezando por el dinero, se remonta a los tiempos en que el hogar era una cueva o la sombra del árbol más cercano. En 2009, un equipo de psicólogos de Edimburgo, Escocia, concluyó que hay más posibilidades de que sea devuelta una billetera perdida si tiene una foto o dos, preferentemente (leer más)