Sociedad

El miedo a la libertad

En varios países, las coaliciones de gobierno y de oposición se han deglutido a los partidos tradicionales. La ausencia del bipartidismo, animada en ocasiones por algún tercer partido en discordia, ha creado un vacío que las coaliciones de gobierno y de oposición insisten en llenar con periodistas y medios de comunicación por miedo. Por miedo a la libertad, como supo llamarlo Erich Fromm. Esa confusión de roles avivó la añeja obsesión de encasillarlos en la izquierda, la derecha o la conspiración, según sus intereses, sin reparar en que un gobierno sin periodistas que van contra la corriente, metáfora del afán totalitario, termina siendo pernicioso para la sociedad. Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos entre 1801 y 1809, prefería periódicos sin un gobierno antes que un gobierno sin periódicos. No defendía los mentados “intereses mediáticos”, sino un pilar de la democracia. Durante la dura campaña tras la cual ganó las elecciones, a comienzos del siglo XIX, los periódicos ventilaron sus enredos con una esclava mulata. Tuvo con ella un hijo que no reconoció. “Deploro el (leer más)

Actualidad

La coherencia de Argentina

No pudo elegir mejor fecha el gobierno de Argentina para retirarse del Grupo de Lima en discrepancia con el supuesto aislamiento de Venezuela. Lo hizo el 24 de marzo, aniversario del cruento golpe militar de 1976. Más coherencia, imposible. El régimen de Nicolás Maduro comete crímenes de lesa humanidad, como lo corroboró la expresidenta chilena Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, pero los Fernández, Alberto y Cristina o viceversa, pasan página con la excusa del vil intento de “aislar al gobierno de Venezuela y a sus representantes” con el reconocimiento como mandatario interino de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional”. Un día antes de esa decisión, Argentina y otros países apoyaron en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU una resolución que condena “el impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos” en Venezuela, Cuba y otros paraísos democráticos. Una suerte de defensa de la soberanía de sus gobiernos, más allá de la crisis humanitaria de sus pueblos, para evitar las sanciones (leer más)