Sociedad

La guerra contra las estatuas

El derribo de la estatua Edward Colston, en Bristol, Inglaterra, cobró relieve como parte de las protestas globales por el brutal asesinato de George Floyd en Estados Unidos. ¿Quién era Colston? Un traficante de esclavos que compró, vendió y transportó entre 1672 y 1689 a unos 80.000 africanos en un barco de su propiedad. ¿Merecía la estatua de bronce, erigida en 1895? Su fortuna, cuando murió, pasó a manos de organizaciones benéficas y, por eso, calles y monumentos de la ciudad aún llevan su nombre. No importó el origen del dinero, sino el fin. Lo recuerdan como un filántropo. La estatua de bronce de Colston fue arrancada de cuajo y arrojada al puerto. Idéntico riesgo corren 78 monumentos de personajes históricos considerados racistas en el Reino Unido. La lista, elaborada por el sitio Topple The Racists (Derribar a los racistas), tiene una consigna: parar a Donald Trump. En Estados Unidos, varias efigies de Cristóbal Colón también resultaron dañadas o decapitadas. Otras fueron retiradas, como ocurrió en Buenos Aires, detrás de la Casa de Gobierno, para (leer más)

Política

Esa cosa llamada mujer

Por Jorge Elías El discurso misógino de Donald Trump entraña un obstáculo insalvable: el rechazo que provocan sus bravuconadas entre las mujeres. De ser resueltas las presidenciales del 8 de noviembre sólo por ellas, el candidato republicano perdería por 15 puntos frente a Hillary Clinton, según el resumen de encuestas nacionales del portal FiveThirtyEight. De ser resueltas sólo por ellos, como ocurría hasta 1920, el desenlace sería el opuesto. Son elecciones indirectas. El ganador debe obtener por lo menos 270 votos del total de 538 en el Colegio Electoral. En el primer caso, Hillary alcanzaría 458 votos contra 80. En el segundo, sorpresa: Hillary, 188; Trump, 350. ¡Casi el doble! Eso se traslada a la intimidad. El presidente del Partido Republicano en Ohio, Matt Borges, se vio en figurillas cuando su esposa, Kate, le prohibió colgar un cartel de Trump en el jardín del frente de su casa, en los suburbios de Columbus, algo usual en las campañas de los Estados Unidos. Era el partido o el matrimonio en un estado industrial con una población (leer más)