El sincericidio de Trump
¿Qué hace al filo de las seis y media de la mañana de un lunes el presidente electo de los Estados Unidos en una semana durante la cual brindará su primera conferencia de prensa en casi medio año y, a su vez, varios miembros de su gabinete desfilarán por el Senado para ser confirmados? ¿Duerme? ¿Medita? ¿Proyecta su inminente gobierno? Frío. Despacha furibundos tuits contra la actriz Meryl Streep en respuesta a un discurso de la noche anterior, durante la ceremonia de los Globos de Oro, en el cual se sintió aludido sin ser mencionado. Le reprocha ser «una de las actrices más sobrevaloradas de Hollywood» y «una lacaya de Hillary, que perdió de manera aplastante». Donald Trump continúa en campaña y, con el mismo tono grosero con el cual trata a los periodistas escépticos o enrolados en medios de comunicación críticos, echa mano de su juego favorito, Twitter, acaso como el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, muestra músculo lanzando misiles a diestra y siniestra. Es la era de los mandatarios envalentonados, como (leer más)