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La democracia domestica al capitalismo

Dos preguntas básicas: ¿quién soy yo? y ¿quiénes somos nosotros? Disparadores, en realidad, del libro Identidades y la crisis de las democracias, de Bernardo Sorj. Y premisas también del malestar individual que invade el espacio público, dominado por resentimientos alimentados en las redes sociales contra políticos, periodistas, científicos e instituciones que componen las elites, como señala en el programa Cuarto de Hora, de CADAL TV, conducido por Jorge Elías. “La democracia domestica al capitalismo”, concluye. Avanzan mientras tanto las agendas autoritarias. La coyuntura desplaza retos fundamentales de las democracias, como la destrucción del ambiente y la transformación de las bases de la convivencia social que tirar a la basura de la historia conceptos como libertad, libre albedrío o privacidad. “El capitalismo democrático es la única respuesta existente para una sociedad que busca una convivencia dentro del conflicto”, explica. Sorj, nacido en Uruguay, brasileño por elección, es consejero académico de CADAL. Formado en historia y sociología en la Universidad de Haifa y doctorado en sociología en la Universidad de Manchester, fue profesor de sociología de la (leer más)

Política

Cómo destruir un país

Si la ceguera ideológica es peor que la biológica, la última camada de autócratas no debe esforzarse mucho para crear un rebaño de fanáticos. Lo demuestran Donald Trump, Jair Bolsonaro y Viktor Orbán, de lado derecho del mostrador, y Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Andrés Manuel López Obrador, del izquierdo. No son necesariamente figuras carismáticas capaces de provocar un fenomenal cambio social, como postulaba Max Weber con aquello que denominó “rutina del carisma”, sino líderes capaces de convencer o de comprar a buena parte del electorado con discursos contra las elites, aunque pertenezcan a ellas. Ece Temelkuran, periodista turca exiliada en Croacia, describe en su libro Cómo perder un país, la estrategia del presidente de su país, Recep Tayip Erdogan, para convertir el intento de golpe de Estado del 15 de julio de 2016 en su mayor capital político. Seis años después, Erdogan propicia el diálogo entre Rusia y Ucrania, negocia con la anuencia de la ONU la salida de barcos cargados de granos por el minado Mar Negro y subordina el ingreso en la (leer más)