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Política

Los unos y nosotros

La misma crisis que los ricos dan por concluida es la que estrangula a la clase media En abril, la justicia francesa decide investigar a France Télécom por una extraña racha de suicidios de sus empleados. La acusa la Fiscalía de París de “acoso moral y poner en peligro la vida de terceros”. Es una situación inédita e infame. ¿Qué lleva a casi medio centenar de personas a quitarse la vida por razones laborales desde 2008? La compañía, privatizada en forma parcial, pretende suprimir 22.000 de sus 102.000 puestos de trabajo y reasignar labores a 10.000 empleados en beneficio de la productividad. El promedio de suicidios supera cinco veces el índice nacional. Ni el presidente Nicolas Sarkozy obtiene respuesta al preguntarse qué está ocurriendo. “Me suicido por mi trabajo”, deja escrito uno de los empleados. No hay trabajo que merezca la vida de nadie. ¿Es un fenómeno puntual o el indicio de algo peor? En Europa, una de cada seis personas tiene dificultades para pagar las cuentas, según la última versión de la encuesta Eurobarómetro, (leer más)

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Ni pan ni circo

España no puede valerse ni del seleccionado de fútbol para recuperar el buen humor Desde el imperio romano son diversas las estrategias ensayadas por el poder de turno para contentar al pueblo en tiempos difíciles. En un Mundial de fútbol, único acontecimiento global capaz de concentrar la atención del planeta cada cuatro años, gobiernos no necesariamente autocráticos ni populistas especulan con la posibilidad de aprovechar el momento de distracción para tomarle el pulso al electorado, como en Brasil a cuatro meses de las presidenciales, o para atenuar el impacto de medidas controvertidas, como en España la presentación del polémico plan de reforma laboral en coincidencia con el debut del seleccionado. En España, observa The New York Times, “el ascenso de la roja [por el seleccionado] a la categoría de gran potencia futbolística” bendice el controvertido matrimonio entre el deporte y la política. Es casi de rutina: la dictadura franquista convierte “al Real Madrid en el equipo oficial del régimen, beneficiándose de su éxito tanto a nivel doméstico como internacional durante el largo período de aislamiento (leer más)

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Las aguas bajan turbias

El derrame de petróleo en el Golfo de México amenaza con dejar secuelas pavorosas Lejos de dejarse llevar por un arranque de cólera, Barack Obama va en serio con eso de identificar a quién patearle el trasero por el vertido de petróleo en el Golfo de México. ¿Es el Katrina de su gobierno? Lo acusan de actuar tarde y mal como George W. Bush tras el huracán que arrasa en 2005 los Estados de Louisiana y Mississippi. La emblemática ciudad de Nueva Orleáns, capital del jazz, queda entonces bajo a las aguas. Miles de sobrevivientes intentan conseguir comida, medicinas y otros elementos en medio del caos y los saqueos. Escenas similares arrecian después de los sismos en Haití y Chile. La angustia no tiene nacionalidad ni respeta modales. El destemplado brote de Obama agita ahora las aguas, contaminadas desde el 20 de abril, y pone en un aprieto al nuevo primer ministro británico, David Cameron, conminado a salir en defensa de British Petroleum (BP). Es una compañía insignia que da empleo a 10.000 personas y (leer más)

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La primera baja es la verdad

Tan reprobable como la agresión de Israel es el tráfico de mentiras en Medio Oriente Decir la verdad donde reina la mentira es un acto revolucionario, según George Orwell. Israelíes y palestinos reanudan por separado la madre de todas las batallas cada vez que, por decisión de unos u otros, dinamitan su enmarañado proceso de paz. En la guerra de la verdad, una versión nunca coincide con la otra. Es usual en cualquier conflicto; es patológico en Medio Oriente. Más que ventilar la verdad, cada uno procura inculcar su verdad; en ocasiones, con una prepotencia rayana en la negación del otro. En esa guerra no gana el más fuerte, sino el más convincente. Y el más convincente no es el que dice la verdad; es el que cree que tiene razón. ¿Dice la verdad el diario israelí Haaretz cuando afirma que “Israel no busca seriamente la paz porque la vida del ciudadano es bastante buena sin ella”? Dice parte de la verdad si uno cree, como el periodista israelí Gideon Levy, que el país “tiene (leer más)

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Cómo desarmar una bomba

El plan de Brasil y Turquía para Irán es el que suscribiría Obama de no ser presidente Tres de cada 10 sanciones económicas y embargos comerciales dictados contra países hallados en off-side desde el final de la Primera Guerra Mundial han resultado parcialmente exitosos. Un minucioso análisis de más de 200 condenas de ese tipo, realizado por el Peterson Institute for International Economics, de Nueva York, señala que las medidas disciplinarias contra gobiernos sospechosos de ejecutar programas nucleares con fines bélicos, como Irán, Corea del Norte e Irak, o culpables de expropiaciones de propiedades y compañías extranjeras, como Cuba, no son tan eficaces como sus promotores desean. En la mayoría de los casos, nada cambia y, en ocasiones, hasta se fortalece el virtual amonestado. Las sanciones contra Irán que impulsa Barack Obama en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es el mejor regalo que puede recibir su presidente, Mahmoud Ahmadinejad, para acentuar la retórica contra los Estados Unidos y, en la emergencia, sepultar en el olvido el fraude y la represión al ser (leer más)

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Alfa, beta, crisis

Grecia deberá terminar con el clientelismo político si no quiere desentonar con la UE Desde el siglo XIX, Grecia se caracteriza por su exagerada burocracia. Es una de las más robustas de Europa. Supera en la proporción entre empleados públicos y habitantes a Bélgica, Francia, Alemania y el Reino Unido, entre otros. Esa tendencia, lejos de cambiar, se afianza. De ser el Estado parte de la solución, Grecia estaría en la gloria. En 2008, a raíz del colapso del sistema hipotecario de los Estados Unidos, el Estado parece ser parte de la solución. Dos años después, por la escasa confianza en la palabra empeñada por el gobierno griego, el Estado vuelve a ser parte del problema. Por derrame, el Estado es el culpable del déficit fiscal de los países de la eurozona y algunos más. En este trance, los gobiernos más perjudicados, como el español y el portugués, se aprestan a rebajar salarios, congelar pensiones, recortar gastos y suspender obras. ¿Desvisten a un santo para vestir a otro? En Grecia, antes de la crisis, la (leer más)

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Dime qué lees y te diré quién eres

Obama propone a los suyos que permitan que la oposición les haga hervir la sangre En una democracia, según  Barack Obama, “se puede discrepar sin necesidad de demonizar a la persona con la que se discrepa y se pueden poner en duda sus juicios sin necesidad de poner en duda sus motivos o su patriotismo”. La tendencia a ningunear y descalificar al otro sólo por disentir con uno aumenta la tensión y la polarización. ¿Cómo evitarla? Les propone a los suyos: “Si sólo leen los editoriales de The New York Times [progresista], traten de leer de vez en cuando los de The Wall Street Journal [conservador]. Les pueden hacer hervir la sangre, pero no van a cambiar su forma de pensar”. Mal no vendría un consejo parecido en la Argentina. Desde Maquiavelo, “todos ven lo que aparentas; pocos advierten lo que eres”. En esa disyuntiva se encuentra Obama. Le preocupa que su gobierno sea percibido como “una amenaza”. Quienes piensan de ese modo, infiere, “ignoran que, en una democracia, todos somos el gobierno’’. No todos, (leer más)

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El opio de los pueblos

Un arma nuclear en manos de un grupo terrorista podría provocar la peor catástrofe Hasta el último fraude electoral, Hamid Karzai, presidente de Afganistán, es el “hombre más chic” del planeta, según coinciden en señalar varios diseñadores de modas encantados con sus sombreros de astracán (piel de cordero de lana muy rizada), trajes italianos y capas bordadas de colores deslumbrantes. En los Estados Unidos empieza a hacerse conocer un mes después de la voladura de las Torres Gemelas. Desde octubre de 2001, la alianza atlántica (OTAN) libra en su territorio dos guerras en forma simultánea: una contra el régimen talibán, semillero de Al-Qaeda, y otra contra los traficantes de opio. Bien no va una ni la otra. En un país familiarizado con la corrupción, Karzai resulta reelegido en noviembre de 2009 gracias a la renuncia a la segunda vuelta de su rival, el ex canciller Abdulá Abdulá, por falta de garantías para el recuento de los votos. El fraude, denunciado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea, no afecta la (leer más)

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Juicio de lesa humanidad

Por razones más políticas que jurídicas Baltasar Garzón deberá ocupar el banquillo En la carrera de Baltasar Garzón, juez de la Audiencia Nacional de España, cada 16 de octubre es más que un aniversario. Es un doble aniversario. En esa fecha, en 1998, logra el arresto de Pinochet en Londres por torturas y asesinatos de ciudadanos españoles cometidos durante el largo invierno de la dictadura militar chilena; en esa misma fecha, diez años después, se declara competente para investigar en su propio país la suerte de 114.000 personas desaparecidas o enterradas en fosas comunes durante otro largo invierno, la dictadura militar de Franco. Juzga, en ambos casos, crímenes de lesa humanidad. Lo son y, en principio, no prescriben. Pero en España rige la ley de amnistía promulgada en 1977, dos años después de la muerte de Franco. Por avanzar en la pesquisa solicitada por los parientes de los desaparecidos, Garzón es querellado por grupos de extrema derecha como Manos Limpias, la Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) y Libertad e identidad. Entiende (leer más)

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El mito del eterno retorno

Putin amenaza con sacar de las cloacas a los terroristas Si antes iba a aniquilar a los terroristas hasta “en el inodoro”, ahora promete “arrancarlos del fondo de las cloacas”. Con su renovado aviso, en un tono acaso más contundente que en 1999, Vladimir Putin confirma su convicción sobre la aparente necesidad de preservar con puño de hierro la seguridad en Rusia. Menos enfático y más prolijo, aunque no menos drástico, el presidente, Dimitri Medvedev, clama por reforzar las leyes tras los brutales atentados contra el metro de Moscú y el centro de la ciudad de Kizliar, en la república norcaucásica de Daguestán. Está claro que, desde mayo de 2008, el primer ministro conserva el poder y su protegido ejerce el gobierno. Está claro, también, quién manda. Es público y notorio que, por primera vez, las órdenes no salen de las entrañas del Kremlin. Putin, ex espía de la KGB, es primer ministro, después presidente, ahora primer ministro y, de seguir la secuencia, después presidente. Es de los que comen ajo: le gusta repetir. Y (leer más)

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Los sueños de mi madre

La histórica reforma sanitaria concretada por Obama no deja de dividir las aguas en EE.UU. De ser cierto que cada cual tiene la edad de sus emociones, Barack Obama ha rejuvenecido dos años en apenas dos meses. Entre la derrota de los demócratas en enero frente al senador republicano Scott Brown en Massachussets, dominio tradicional de los Kennedy, y la peliaguda sanción del plan de salud en la Cámara de Representantes, antes aprobado en el Senado, aparecen y desaparecen en su semblante un par de precoces arrugas. Son consecuencia de las tribulaciones por los dudosos dividendos del capital político invertido en reformar un sistema que nace torcido en los albores del siglo XX y que, durante gobiernos de distinto signo, se resiste a ser enderezado. En los Estados Unidos, los mayores de 65 años están cubiertos por el Medicare y las familias con ingresos modestos, así como los niños, las embarazadas y las personas con capacidades especiales, están cubiertas por el Medicaid. Entre un plan médico y el otro, gestionados en forma poco eficiente por (leer más)

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Té con masas

Obama, como Clinton, se topa con un firme rechazo a reformar el sistema de salud Ha escrito en la palma de su mano izquierda: “energía”, “impuestos” y “levantar el ánimo” de la gente; otra consigna, “recortes presupuestarios”, está tachada. Desde el atril, mientras agita los brazos y deja ver esos apuntes en tinta negra, Sarah Palin clausura la convención nacional del Tea Party. Está en Nashville, Tennessee, territorio del ex vicepresidente demócrata Al Gore, derrotado por George W. Bush en las mañosas presidenciales de 2000. La vitorea una multitud encantada con sus maldiciones contra esos liberals, o izquierdistas, capaces de lo peor. La ex candidata a vicepresidenta de los Estados Unidos y ex gobernadora de Alaska es, ante ellos, “alguien como nosotros, del mundo real”. Cobrará al final de la velada 100.000 dólares. Son sus módicos honorarios por intervenir en esa recreación del histórico motín del puerto de Boston. Entonces, el 16 de diciembre de 1773, es contra Gran Bretaña por gravar la importación de productos de primera necesidad como el té; colonos disfrazados de (leer más)

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La mejor de su clase

Los desastres naturales, como en Chile y Haití, causan más éxodos que las guerras Hacia finales de 2003, Michelle Bachelet es rara; algo esconde. Ni proyecto político tiene. En ese momento, las encuestas comienzan a iluminarla. Convoca entonces a los barones del Partido Socialista. Valora sus trayectorias, pero no confía de ellos. No confía en nadie. Después incorpora a independientes y liberales. Tampoco comulga con ellos. Son útiles para dilucidar las dudas del establishment y los inversores extranjeros. “Uno tiene que tratar de ponerse en los zapatos del otro para buscar la fórmula”, suelta, enigmática. Es la clave de la abrumadora imagen positiva de más del 80 por ciento con la cual ha terminado su gobierno. ¿Qué significa ponerse en los zapatos del otro? Eso, precisamente, y saber escucharlo. En el tiempo invertido en forjarse a sí misma y ejercer la presidencia, amargamente coronada con el terremoto, el tsunami, las réplicas, las víctimas y la primera derrota en dos décadas de la Concertación en elecciones generales, ha acumulado tanto capital político Bachelet como capital económico (leer más)

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Dios salva a la reina

Como siempre, a la Argentina la asiste el derecho en las Malvinas, no la simpatía de los isleños Puestos a hacer memoria, los británicos recuerdan con tanto recelo la Guerra de las Malvinas como “la mano de Dios”. La reacción de Margaret Thatcher ante los afanes bélicos de Leopoldo Fortunato Galtieri no tiene punto de comparación con el timo del primer gol de Maradona en la Copa del Mundo de 1986, en México, pero, en la memoria colectiva, ambas circunstancias reflejan la peor imagen de los argentinos. En esa imagen distorsionada, e interesada, no caben la belleza y la destreza desplegadas por Maradona en el segundo gol del mismo partido, injustamente opacadas por la viveza del primero. Son las dos caras de una misma moneda: cómo nos ven y cómo queremos que nos vean. En el Foreign Office, las Malvinas, así como la Argentina, están tan lejos de ser una prioridad. Cada año, el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas insta a ambas partes a debatir la soberanía de las islas. Gran Bretaña hace (leer más)

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Crónicas terrícolas

Es más fácil hablar con extraterrestres que acordar un plan para paliar el desempleo A Marte “llegaron porque tenían miedo o porque no lo tenían, porque eran felices o desdichados […] Cada uno de ellos tenía una razón diferente. Abandonaban mujeres odiosas, trabajos odiosos o ciudades odiosas; venían para encontrar algo, dejar algo o conseguir algo; para desenterrar algo, enterrar algo o alejarse de algo. Venían con sueños ridículos, con sueños nobles o sin sueños. El dedo del gobierno señalaba desde letreros a cuatro colores, en innumerables ciudades: «Hay trabajo para usted en el cielo. ¡Visite Marte!». Y los hombres se lanzaban al espacio”. En sus Crónicas marcianas, Ray Bradbury imagina en la década del cuarenta la colonización de Marte en un año todavía incierto y remoto: 1999. La humanidad, acechada por el desempleo y otras plagas, abandona la Tierra en sucesivas oleadas de cohetes plateados con el fin de establecerse en ese planeta. Son invasores, irrespetuosos de la cultura ajena. Terminan diezmando a la población nativa con un arma letal: el contagio de sus (leer más)